Perú: el enigma del nuevo presidente Humala

Lima, Agencias
Ollanta Humala asume como presidente de Perú para el periodo 2011-2016. El nuevo Jefe de Estado arrastra tras de sí más preguntas que respuestas: ¿es sincera y duradera su conversión al lulismo? ¿Es estable su alianza con Alejandro Toledo? ¿Se verá acosado por las demandas sociales si no percibe la sociedad cambios de forma inmediata? ¿qué papel jugará en las relaciones internacionales y en la región?.

Ollanta, entre Lula y Chávez

El primer gran interrogante es si la conversión de Ollanta Humala al lulismo es sincera o una mera estrategia electoral. Si durará o caerá en el radicalismo -social, económico y nacionalista antichileno- si las cosas empiezan a ir mal. En general, la prensa internacional le considera ya como un seguidor de Lula da Silva que ha abandonado el desacreditado modelo chavista.

Todos recuerdan aquellas afirmaciones suyas del pasado abril cuando mostró su cara más lulista: “Brasil es un gobierno exitoso donde se ha combinado el crecimiento económico con la inclusión social y el respeto al manejo a la economía. Creo que eso es fundamental y en eso estamos nosotros también comprometidos”.

Así, Miguel Ángel Bastenier en el diario El País asegura que “el Ollanta Humala que ganó las elecciones parece, sin embargo, otra persona. Sus dos grandes asesores de campaña, Luis Favre y Valdemir Garreta, sirvieron al presidente Lula, el inventor de la derecha de la izquierda, y fueron quienes lo indujeron a mudar de polo rojo a traje y corbata, y aquí sí que el hábito seguramente hace al monje, en medio tan icónico como América Latina. Llama también la atención que se haya revelado como “católico comprometido”, al igual que el presidente ecuatoriano Rafael Correa y el propio líder bolivariano Hugo Chávez, lo que ya es moda en este siglo XXI. Y los dos primeros nombramientos económicos, Luis Castilla, viceministro de Hacienda con Alan García, y Julio Velarde, ratificado como presidente del Banco Central, son un bálsamo para todos los que hicieron caer la Bolsa el día de su triunfo electoral”.

“Humala ha tratado de adoptar una estrategia similar a la que adoptó Lula en su primer gobierno dando señales fuertes de que en el manejo económico va a seguir con una política proinversión y proestabilidad macroeconómica con el economista liberal Miguel Castilla en Economía”, dijo a la AFP el analista David Sulmont, de la Universidad Católica.

The Economist opina, en esa misma línea, que el triunfo de Humala no hace sino mostrar el triunfo del lulismo sobre el chavismo en la región.

El analista político chileno Patricio Navia comentó a Infolatam que si bien “Ollanta Humala es un admirador del dictador populista de los años 70 Velasco Alvarado, no caerá en el chavismo por las camisas de fuerza que existen en Perú: las instituciones y el propio crecimiento económico que experimenta el país, que actúan como obstáculos para evitar esas derivas”.

Expectativas sociales

El triunfo de Ollanta Humala respondió a una serie de frustraciones sociales y demandas que esperan ser atendidas. Esas demandas se van a poner en activo desde el momento que asuma la presidencia y no atenderlas, o hacerlo de forma diferente a como esos sectores sociales quieren, pueden desembocar en disturbios, algo que se ha vivido a lo largo de las presidenciales de Alejandro Toledo y Alan García.

En esa línea van las palabras de Aída García Naranjo, designada ministra de la Mujer, quien ha reclamado más inversión social a los titulares del Ministerio de Economía y Finanzas, Miguel Castilla, y del Banco Central de Reserva (BCR), Julio Velarde, “Economía tiene que tener claro que el programa de gobierno es un programa de inclusión. Es importante darle estabilidad económica, dar garantías monetarias, que el BCR tenga la tranquilidad de que está la persona que se ha pedido, de que el viceministro pase a ser ministro y se dé un buen mensaje para los mercados….Estas dos personas tienen que tener conciencia de que ha ganado un programa de inclusión…Estamos ante un mensaje presidencial que tiene las riendas del país y marcará una hoja de ruta y que con eso nos tienen que garantizar la inclusión. Eso implicará que le tendremos que romper el codo”.

Perú tiene más de 200 conflictos sociales en activo en estos momentos, según el último informe difundido por la Defensoría del Pueblo. Del total de conflictos, 142 se encuentran activos (63%) y 85 en estado latente (37%), según explicó el funcionario, agregando que de los que están activos 92 se encuentran en proceso de diálogo.Actualmente se registran 227 conflictos sociales en todo el país, la mayoría vinculados a casos medioambientales relacionados con la minería, señaló Rolando Luque, defensor adjunto en conflictividad social.

Ángel Soto, analista político latinoamericano, comentó a Infolatam que el “gran reto de Humala es conseguir que el auge económico que vive Lima salga de la capital y se sienta en el resto del país, algo que no ha sucedido con Toledo ni con Alan García”.

Por eso, la pugna entre ortodoxos y los que apuestan por mayor inversión social para atender las demandas sociales es uno de los escenarios donde se va a mover el gobierno de Humala.

La estabilidad de la coalición

La coalición que han formado Ollanta Humala y Alejandro Toledo , dos viejos rivales sino enemigos políticos, se muestra endeble. Los toledistas Daniel Mora (Defensa), René Cornejo (Vivienda) Rudecindo Vega (Trabajo) y Kurt Burneo (Producción) han entrado en el gobierno.

Pero el propio Toledo tiene problemas para imponer orden en su partido, Perú Posible. Al distanciamiento de Carlos Bruce luego de la derrota electoral se sumó la renuncia de Javier Reátegui a la secretaría general.

Como señala Augusto Álvarez Rodrich “La crisis de PP tiene consecuencias políticas relevantes. Primero, es la tercera minoría en el Congreso, lo cual ahondará la fragmentación de la política peruana. Segundo, implica que Gana Perú no tendrá en PP –por sus líos internos– un buen socio, lo cual será fuente de inestabilidad adicional durante el lustro que viene”.

Además, a medio plazo, Alejandro Toledo empezará a mirar más hacia las presidenciales de 2016 que a la gestión del gobierno. Buscará no verse atrapado en los problemas que afecten a Humala y cuidar sus opciones presidenciales. Por eso es una alianza con fecha de caducidad cuando el humalismo busque un sucesor (Nadine Herrera, quizá), Alan García vaya resurgiendo y Toledo deba apretar el acelerador para no verse superado.

Patricio Navia añade a Infolatam que el “gran problema para Humala es que no cuenta con un sistema de partidos en el que apoyarse para dar gobernabilidad pues Perú carece de él desde hace dos décadas. Si gobierna con moderación contará con el respaldo de la derecha”.

Política internacional humalista

¿Apelará Ollanta Humala al nacionalismo antichileno en caso de tener serias dificultades en política interior? Esa es la gran incógnita. Por raíces familiares (el etnocacerismo), por ideología (su partido es el Nacionalista) y por muchas de sus declaraciones es un claro exponente del nacionalismo antichileno.

Sin embargo, últimamente ha moderado su antichilenismo, ha tenido un buen acercamiento a Sebastián Piñera y ha nombrado un ministro de exteriores, Rafael Roncagliolo, muy bien visto por Chile.

El canciller chileno, Alfredo Moreno, destacó las cualidades del próximo ministro de Relaciones Exteriores de Perú: “Es una gran noticia, es un hombre que sabe mucho de relaciones internacionales y de integración en el continente”.

Humala dijo en una entrevista con el diario El Mercurio, que quiere “cerrar las heridas del pasado” con Chile: ”Vamos a mejorar las relaciones con Chile. Queremos dar un paso adelante en lo que se refiere a dar señales de confianza para empezar a cerrar heridas del pasado, que hasta ahora enturbian las relaciones entre ambos países…Queremos una relación de paridad con Chile. Hay una gran colonia peruana en el hermano país del sur, y, como hemos dicho durante la campaña, vamos a velar por sus derechos y su estatus de migrante”.

Sin embargo, subsisten fuertes enclaves ultranacionalistas, tanto en el humalismo como en el toledismo, como desmuestran las palabras del general Daniel Mora, elegido para ser ministro de Defensa por Humala: ”Chile debe estar enterada de nuestra capacidad de respuesta para garantizar el cumplimiento de una decisión en La Haya. Las naciones pocas veces cumplen fallos de la ONU, por lo que el país no puede jugar al azar su futuro sin tomar previsiones”.

Patricio Navia aseguró a Infolatam que “Humala es antichileno de corazón pero finalmente no se concretará más allá de impulsar una compañía aérea de bandera peruana, lo que dañaría los intereses de LAN o proponer medidas de control a las empresas chilenas en Perú”.

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