Obama constata las divergencias con los republicanos por la deuda de EEUU

Washington, Agencias
El presidente Barack Obama reconoció este jueves que persisten los desacuerdos con los republicanos sobre el presupuesto y la deuda, después de una reunión con los líderes del Congreso para buscar un acuerdo que permita evitar una suspensión de pagos en EEUU.

"Las posiciones de las partes están todavía muy alejadas sobre un cierto número de temas" para luchar contra el déficit, declaró Obama a los periodistas, estimando sin embargo que se trató de una "reunión muy constructiva". El mandatario invitó a los congresistas a volver el domingo a la Casa Blanca, para evaluar los avances que se logren mientras tanto.

Según Obama, los participantes en la reunión "reconocieron que (las negociaciones) serán políticamente dolorosas para todo el mundo", "pero nuestra obligación más importante es hacer lo que es justo para los estadounidenses", estimó.

Las negociaciones se desarrollan en el marco de la cuenta regresiva hacia el 2 de agosto, fecha en la cual -según el Tesoro- la primera economía mundial ya no estará en condiciones de reembolsar sus deudas si el Congreso no aprueba un incremento del límite de endeudamiento federal. Obama advirtió el miércoles que tal eventualidad podría "crear una nueva espiral hacia una segunda recesión, o peor".

Los republicanos, que controlan la Cámara de Representantes, rehúsan dar su voto a menos que el Ejecutivo acepte drásticos recortes en los gastos presupuestarios. Obama está de acuerdo en cortar gastos y fijó en abril el objetivo de 4 billones de dólares de recortes en un período de 12 años. Pero el quiere también que los contribuyentes más ricos paguen más impuestos, lo que los republicanos rechazan hasta ahora.

La deuda bruta del Estado Federal, de unos 14,3 billones de dólares, alcanzó a mediados de mayo el techo autorizado por el Congreso y el déficit presupuestario debe llegar a 1,6 billones este año. Las instituciones financieras internacionales advirtieron sobre las consecuencias globales de un eventual cese de pagos de Estados Unidos.

Sin embargo, las posiciones tradicionales de demócratas y republicanos parecen evolucionar en los últimos días y Obama se declaró decidido a hacer aprobar un ambicioso plan para sanear durablemente las finanzas del país. Por su parte, algunos republicanos parecen abrirse a la eliminación de nichos fiscales o a aumentar ingresos a través de privatizaciones, por ejemplo.

El diario The New York Times afirmaba este jueves que la Casa Blanca ya no excluye apelar a los "gastos obligatorios" como los programas sociales para obtener recursos, mientras que el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, estaría abierto a la idea de captar hasta un billón de dólares "en el marco de una actualización del código fiscal".

Pero el jueves, Boehner, antes de ir a la Casa Blanca, insistió en su negativa a "aumentar los impuestos a gente de la cual esperamos que reinviertan (sus capitales) en nuestra economía para ayudar a crear empleos". Insistió también en que los congresistas "no elevarán el techo de la deuda sin recortes drásticos en los gastos y cambios en la forma en que gastamos el dinero de los estadounidenses".

Candidato a la reelección en noviembre de 2012, Obama se mueve dentro de márgenes estrechos, entre la necesidad de entenderse con los republicanos y no alejarse de los demócratas mayoritarios en el Senado, en el marco de una economía que continúa en convalescencia y tasas de desempleo todavía elevadas.

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