México, a la salida de los escándalos
Buenos Aires, Clarín
La Selección de México está viviendo rodeada de polémicas y dificultades: después de la detección de nueve casos de doping, ocho futbolistas fueron sancionados por hacer ingresar prostitutas a la concentración. Dentro de ese panorama, busca una alegría en la Copa América.
La anécdota sucedió esta semana. Un periodista de Azteca Radio llamó al diario Clarín. Quería hablar sobre la Copa América, sobre Lionel Messi, sobre los candidatos, sobre la organización. También quería conocer la impresión respecto del seleccionado de su país, México. Entonces preguntó, con naturalidad: "¿Qué opina usted de la selección de los escándalos?" No hizo falta que citara el nombre del país de origen, ni siquiera que mencionara el apodo del equipo nacional (El Tri). Había y hay cierta lógica: por estos días los escándalos y el seleccionado mexicano van de la mano, casi como sinónimos.
Prostitutas, dopaje, clembuterol, conspiraciones, expulsiones, quejas, desorden. En eso anda el seleccionado mexicano que llegó a la Argentina para afrontar una nueva Copa América en condición de invitado. Ni siquiera el éxito en la reciente Copa Oro de la Concacaf le permitió escaparle al centro de la esas incómodas escenas. Tampoco el hecho de que haya llegado a este certamen con un equipo Sub 22 apenas reforzado con cinco mayores. Todo parece caótico alrededor del Tri.
Primero fueron los casos de doping. El 9 de junio, la noticia la dio a conocer Decio de María, Secretario General de la Federación Mexicana de Fútbol: “Ayer por la noche recibimos los resultados antidoping que les hicimos a 14 jugadores de la Selección Nacional (Mayor)... estos análisis fueron ejecutados el pasado 21 de mayo y recibimos los resultados. Desafortunadamente de los 14, cinco salieron positivos: Francisco ‘Maza’ Rodríguez, Antonio Naelson ‘Sinha’, Edgar Dueñas, Christian ‘Hobbit’ Bermúdez y Guillermo Ochoa. Fue por Clembuterol, que es una sustancia que se utiliza para incrementar los músculos, que en algunos casos se utiliza para el asma, en la mayoría de los casos en el ganado porcino, vacuno y en pollos y gallinas”.
Luego, Jiri Dvorak, presidente del centro de evolución médica de la FIFA, confirmó que habían sido nueve y no cinco los involucrados. Los cuatro agregados a la lista resultaron: Gerardo Torrado, Angel Reyna, Ricardo Osorio y Jonathan Orozco. Pero aclaró que era una situación no habitual que nueve de 14 futbolistas hayan tenido clembuterol en la sangre y también explicó que en la FIFA confían en el comportamiento de la Federación Mexicana de Futbol. Y aportó un detalle clave: "Como jefe de medicina de la FIFA he sido informado por Decio de María cuatro días antes de los resultados adversos analizados". Sin embargo, el médico de la FIFA pidió la intervención del Gobierno de México y de la agencia anti-drogas. En tanto, sigue la investigación para determinar si los casos surgieron por ingerir carne contaminada o si los jugadores consumieron la droga voluntariamente. Pero el escándalo está lejos de haberse apagado.
Luego llegó un episodio privado que trascendió y se hizo escándalo público. Sucedió lo siguiente: tras el triunfo en el último encuentro preparatorio (1-0 a Ecuador, en Quito), un grupo de jugadores -según denunció el hotel en el que se hospedaban- autorizó el ingreso a sus cuartos de varias mujeres para celebrar. La historia no habría adquirido espacio público de no ser porque los futbolistas reclamaron el robo de pertenencias y responsabilizaron al hotel, que respondió con la difusión del video, obtenido de las cámaras de seguridad.
Tras este hecho, la Federación Mexicana anunció el reemplazo por indisciplina de ocho juveniles del plantel, además de una multa y de una sanción de seis meses fuera del equipo nacional. Los jugadores en cuestión fueron Israel Jimenez, Néstor Vidrio, Jonathan Dos Santos, Marco Fabián, Jorge Hernández, Javier Cortés, David Cabrera y Néstor Calderón.
Lo escribió el periodista José David López, en El Enganche: "Eterno invitado, empujado por una de las mayores masas sociales del planeta fútbol y presionado hasta la extenuación de manera histórica, el estado natural de México no entiende de tranquilidad. No ha sido capaz de evolucionar conforme a las pretensiones de su economía futbolística ni a la fortaleza que atesora en el continente americano (donde es el campeonato de mayor solidez financiera), jamás ha podido eliminar la imagen de ‘devorador’ de seleccionadores (nueve en el último siglo) y además, cada cierto tiempo sus ‘profesionales’ muestran enormes lagunas de inteligencia con escándalos impropios de quien pretende grandes heroicidades". Estos son los pasos que está dando el Tri, enroscado en sus propios escándalos. La consecuencia parece inevitable: una sucesión de tropiezos.
La Selección de México está viviendo rodeada de polémicas y dificultades: después de la detección de nueve casos de doping, ocho futbolistas fueron sancionados por hacer ingresar prostitutas a la concentración. Dentro de ese panorama, busca una alegría en la Copa América.
La anécdota sucedió esta semana. Un periodista de Azteca Radio llamó al diario Clarín. Quería hablar sobre la Copa América, sobre Lionel Messi, sobre los candidatos, sobre la organización. También quería conocer la impresión respecto del seleccionado de su país, México. Entonces preguntó, con naturalidad: "¿Qué opina usted de la selección de los escándalos?" No hizo falta que citara el nombre del país de origen, ni siquiera que mencionara el apodo del equipo nacional (El Tri). Había y hay cierta lógica: por estos días los escándalos y el seleccionado mexicano van de la mano, casi como sinónimos.
Prostitutas, dopaje, clembuterol, conspiraciones, expulsiones, quejas, desorden. En eso anda el seleccionado mexicano que llegó a la Argentina para afrontar una nueva Copa América en condición de invitado. Ni siquiera el éxito en la reciente Copa Oro de la Concacaf le permitió escaparle al centro de la esas incómodas escenas. Tampoco el hecho de que haya llegado a este certamen con un equipo Sub 22 apenas reforzado con cinco mayores. Todo parece caótico alrededor del Tri.
Primero fueron los casos de doping. El 9 de junio, la noticia la dio a conocer Decio de María, Secretario General de la Federación Mexicana de Fútbol: “Ayer por la noche recibimos los resultados antidoping que les hicimos a 14 jugadores de la Selección Nacional (Mayor)... estos análisis fueron ejecutados el pasado 21 de mayo y recibimos los resultados. Desafortunadamente de los 14, cinco salieron positivos: Francisco ‘Maza’ Rodríguez, Antonio Naelson ‘Sinha’, Edgar Dueñas, Christian ‘Hobbit’ Bermúdez y Guillermo Ochoa. Fue por Clembuterol, que es una sustancia que se utiliza para incrementar los músculos, que en algunos casos se utiliza para el asma, en la mayoría de los casos en el ganado porcino, vacuno y en pollos y gallinas”.
Luego, Jiri Dvorak, presidente del centro de evolución médica de la FIFA, confirmó que habían sido nueve y no cinco los involucrados. Los cuatro agregados a la lista resultaron: Gerardo Torrado, Angel Reyna, Ricardo Osorio y Jonathan Orozco. Pero aclaró que era una situación no habitual que nueve de 14 futbolistas hayan tenido clembuterol en la sangre y también explicó que en la FIFA confían en el comportamiento de la Federación Mexicana de Futbol. Y aportó un detalle clave: "Como jefe de medicina de la FIFA he sido informado por Decio de María cuatro días antes de los resultados adversos analizados". Sin embargo, el médico de la FIFA pidió la intervención del Gobierno de México y de la agencia anti-drogas. En tanto, sigue la investigación para determinar si los casos surgieron por ingerir carne contaminada o si los jugadores consumieron la droga voluntariamente. Pero el escándalo está lejos de haberse apagado.
Luego llegó un episodio privado que trascendió y se hizo escándalo público. Sucedió lo siguiente: tras el triunfo en el último encuentro preparatorio (1-0 a Ecuador, en Quito), un grupo de jugadores -según denunció el hotel en el que se hospedaban- autorizó el ingreso a sus cuartos de varias mujeres para celebrar. La historia no habría adquirido espacio público de no ser porque los futbolistas reclamaron el robo de pertenencias y responsabilizaron al hotel, que respondió con la difusión del video, obtenido de las cámaras de seguridad.
Tras este hecho, la Federación Mexicana anunció el reemplazo por indisciplina de ocho juveniles del plantel, además de una multa y de una sanción de seis meses fuera del equipo nacional. Los jugadores en cuestión fueron Israel Jimenez, Néstor Vidrio, Jonathan Dos Santos, Marco Fabián, Jorge Hernández, Javier Cortés, David Cabrera y Néstor Calderón.
Lo escribió el periodista José David López, en El Enganche: "Eterno invitado, empujado por una de las mayores masas sociales del planeta fútbol y presionado hasta la extenuación de manera histórica, el estado natural de México no entiende de tranquilidad. No ha sido capaz de evolucionar conforme a las pretensiones de su economía futbolística ni a la fortaleza que atesora en el continente americano (donde es el campeonato de mayor solidez financiera), jamás ha podido eliminar la imagen de ‘devorador’ de seleccionadores (nueve en el último siglo) y además, cada cierto tiempo sus ‘profesionales’ muestran enormes lagunas de inteligencia con escándalos impropios de quien pretende grandes heroicidades". Estos son los pasos que está dando el Tri, enroscado en sus propios escándalos. La consecuencia parece inevitable: una sucesión de tropiezos.