Las Bolsas y los mercados de deuda recuperan la confianza en Europa
Los inversores examinarán hoy los resultados de la cumbre. -Las primas de riesgo bajan con fuerza en los países rescatados y en España e Italia. -El Ibex sube casi el 3% y recupera los 10.000 puntos
Madrid, El País
La historia reciente demuestra que la opacidad y los tira y afloja retóricos de los líderes políticos son los ingredientes básicos de una receta que suele generar graves, serios problemas. Los mercados amanecieron ayer con todos los componentes de ese suflé: los ecos de una reunión maratoniana entre Alemania y Francia de la que no se supo gran cosa y un estruendoso silencio tras varias horas de cumbre en Bruselas sin nada más que rumores y con los mercados vagando sin rumbo fijo. Pero el día acabó bien. Bastó que los inversores oyeran el grito de guerra - "Europa tiene un plan Marshall para Grecia", según un borrador de las conclusiones que empezó a circular a primera hora de la tarde- para que protagonizaran una de esas reacciones fulminantes y probablemente inexplicables. Las Bolsas cerraron el día con fuertes subidas, de hasta el 4% en Europa, y la deuda pública mejoró rápidamente, con las primas de riesgo española e italiana de nuevo claramente por debajo de los 300 puntos básicos.
Los caminos de los mercados son inescrutables. El presidente del Eurogrupo, el luxemburgués Jean-Claude Juncker, abrió fuego por la mañana al explicar que la eurozona no descartaba un impago selectivo para Grecia (una de las modalidades de lo que en román paladino se conoce como suspensión de pagos). En el mismo borrador que se citaba el plan Marshall se perfilaba la mejora de las condiciones del rescate para Grecia, pero también la posibilidad de que el Banco Central Europeo (BCE) diera su brazo a torcer y aceptara un impago temporal por parte de Atenas (otra de las modalidades de la citada suspensión de pagos).
Cualquier otro día, con esas dos alusiones a algo que se parezca mínimamente a un impago hubiera bastado para sembrar el pánico entre los inversores y para propinar un duro castigo a la banca. Sucedió exactamente lo contrario: las Bolsas y el euro, que superó los 1,44 dólares, reaccionaron al alza, y las primas de riesgo de Grecia, Irlanda y Portugal, además del de Italia y España (los dos vagones de cola del mercado de deuda de la zona euro) se relajaron aún con más fuerza si cabe.
España vivió una de las mejores jornadas de las últimas semanas en los temidos mercados. La Bolsa subió casi un 3% -prácticamente lo mismo que el día anterior- y en apenas 48 horas ha recuperado el terreno perdido en las últimas dos semanas. El debut bursátil de Banca Cívica salió tan bien -o tan mal- como el de Bankia: cerró en tablas con la inestimable ayuda de los bancos colocadores, en una sesión inaugural calcada a la del banco que preside Rodrigo Rato. Ambas operaciones constatan que la aventura de la recapitalización de las cajas (ya convertidas en bancos) será cualquier cosa menos sencilla.
Además, la subasta de deuda a 10 y 15 años del Tesoro consiguió casi el máximo de lo previsto, aunque a intereses más altos en 14 años. Prueba superada; tal vez no con nota, pero superada: la prima de riesgo (el sobrecoste respecto a los intereses que paga Alemania) bajó de forma contundente. El bono a 10 años vuelve a pagar menos del 6%. Siguen siendo cifras muy altas, pero ya lejos de los máximos alcanzados en los peores días de la crisis fiscal.
Lo curioso es que los mercados europeos cerraron mucho antes de que los líderes europeos dieran a conocer sus conclusiones. El verdadero examen de la que la víspera parecía una de las reuniones más importantes de la historia del euro llegará pronto: tan pronto como hoy. Aun así, el profesor Guillermo Calvo, de Columbia, calificó de "crucial" la cumbre: "Constata que la UE ha entrado en el reino de las profecías autocumplidas. Y que el tipo de políticas preventivas por las que ha optado, especialmente si acaban siendo exitosas, pueden acabar siendo el beso de la muerte para Angela Merkel, a la que sus conciudadanos acabarán pasándole factura". La paradoja es que las jornadas previas a la cumbre en los mercados, con una mayor tranquilidad, pueden haber sido contraproducentes: "Europa se ha especializado en la patada a seguir y las soluciones verdaderamente efectivas solo se alcanzan cuando el mercado crediticio se congela, algo que esta vez no ha sucedido", dijo Calvo.
Muy probablemente, la crisis fiscal no ha dicho su última palabra. En España, el cierre de la reforma financiera (en otoño) y las dudas sobre las autonomías marcarán la agenda, junto con el calendario de cumplimiento del plan de recorte del déficit. En el resto de países con problemas, la frágil recuperación (cuando no recaída en la recesión) alimenta el escepticismo de los mercados. Pero ayer era un día soleado a las dos riberas del Atlántico: a los pasos adelante en Bruselas se unieron los avances en EE UU para atajar su propia crisis de deuda. S&P dio un 50% de probabilidad a la pérdida de la máxima calificación de la deuda estadounidense: hay días en que ni siquiera las agencias consiguen aguar la fiesta. Eso sí: el examen de los mercados es diario, y los inversores son especialistas en pasar de la euforia al pesimismo (y viceversa) con apenas una excusa.
Madrid, El País
La historia reciente demuestra que la opacidad y los tira y afloja retóricos de los líderes políticos son los ingredientes básicos de una receta que suele generar graves, serios problemas. Los mercados amanecieron ayer con todos los componentes de ese suflé: los ecos de una reunión maratoniana entre Alemania y Francia de la que no se supo gran cosa y un estruendoso silencio tras varias horas de cumbre en Bruselas sin nada más que rumores y con los mercados vagando sin rumbo fijo. Pero el día acabó bien. Bastó que los inversores oyeran el grito de guerra - "Europa tiene un plan Marshall para Grecia", según un borrador de las conclusiones que empezó a circular a primera hora de la tarde- para que protagonizaran una de esas reacciones fulminantes y probablemente inexplicables. Las Bolsas cerraron el día con fuertes subidas, de hasta el 4% en Europa, y la deuda pública mejoró rápidamente, con las primas de riesgo española e italiana de nuevo claramente por debajo de los 300 puntos básicos.
Los caminos de los mercados son inescrutables. El presidente del Eurogrupo, el luxemburgués Jean-Claude Juncker, abrió fuego por la mañana al explicar que la eurozona no descartaba un impago selectivo para Grecia (una de las modalidades de lo que en román paladino se conoce como suspensión de pagos). En el mismo borrador que se citaba el plan Marshall se perfilaba la mejora de las condiciones del rescate para Grecia, pero también la posibilidad de que el Banco Central Europeo (BCE) diera su brazo a torcer y aceptara un impago temporal por parte de Atenas (otra de las modalidades de la citada suspensión de pagos).
Cualquier otro día, con esas dos alusiones a algo que se parezca mínimamente a un impago hubiera bastado para sembrar el pánico entre los inversores y para propinar un duro castigo a la banca. Sucedió exactamente lo contrario: las Bolsas y el euro, que superó los 1,44 dólares, reaccionaron al alza, y las primas de riesgo de Grecia, Irlanda y Portugal, además del de Italia y España (los dos vagones de cola del mercado de deuda de la zona euro) se relajaron aún con más fuerza si cabe.
España vivió una de las mejores jornadas de las últimas semanas en los temidos mercados. La Bolsa subió casi un 3% -prácticamente lo mismo que el día anterior- y en apenas 48 horas ha recuperado el terreno perdido en las últimas dos semanas. El debut bursátil de Banca Cívica salió tan bien -o tan mal- como el de Bankia: cerró en tablas con la inestimable ayuda de los bancos colocadores, en una sesión inaugural calcada a la del banco que preside Rodrigo Rato. Ambas operaciones constatan que la aventura de la recapitalización de las cajas (ya convertidas en bancos) será cualquier cosa menos sencilla.
Además, la subasta de deuda a 10 y 15 años del Tesoro consiguió casi el máximo de lo previsto, aunque a intereses más altos en 14 años. Prueba superada; tal vez no con nota, pero superada: la prima de riesgo (el sobrecoste respecto a los intereses que paga Alemania) bajó de forma contundente. El bono a 10 años vuelve a pagar menos del 6%. Siguen siendo cifras muy altas, pero ya lejos de los máximos alcanzados en los peores días de la crisis fiscal.
Lo curioso es que los mercados europeos cerraron mucho antes de que los líderes europeos dieran a conocer sus conclusiones. El verdadero examen de la que la víspera parecía una de las reuniones más importantes de la historia del euro llegará pronto: tan pronto como hoy. Aun así, el profesor Guillermo Calvo, de Columbia, calificó de "crucial" la cumbre: "Constata que la UE ha entrado en el reino de las profecías autocumplidas. Y que el tipo de políticas preventivas por las que ha optado, especialmente si acaban siendo exitosas, pueden acabar siendo el beso de la muerte para Angela Merkel, a la que sus conciudadanos acabarán pasándole factura". La paradoja es que las jornadas previas a la cumbre en los mercados, con una mayor tranquilidad, pueden haber sido contraproducentes: "Europa se ha especializado en la patada a seguir y las soluciones verdaderamente efectivas solo se alcanzan cuando el mercado crediticio se congela, algo que esta vez no ha sucedido", dijo Calvo.
Muy probablemente, la crisis fiscal no ha dicho su última palabra. En España, el cierre de la reforma financiera (en otoño) y las dudas sobre las autonomías marcarán la agenda, junto con el calendario de cumplimiento del plan de recorte del déficit. En el resto de países con problemas, la frágil recuperación (cuando no recaída en la recesión) alimenta el escepticismo de los mercados. Pero ayer era un día soleado a las dos riberas del Atlántico: a los pasos adelante en Bruselas se unieron los avances en EE UU para atajar su propia crisis de deuda. S&P dio un 50% de probabilidad a la pérdida de la máxima calificación de la deuda estadounidense: hay días en que ni siquiera las agencias consiguen aguar la fiesta. Eso sí: el examen de los mercados es diario, y los inversores son especialistas en pasar de la euforia al pesimismo (y viceversa) con apenas una excusa.