La gente le cambió los planes a la selección argentina
Santa Fe, Clarin
La práctica en el estadio de Colón, que iba a ser a puertas cerradas, finalmente fue presenciada por miles de hinchas que se instalaron en las tribunas. El plantel trabajó liviano a las órdenes de Batista.
El furor que despertó la Selección en Santa Fe se puede ver claramente en cada paso que da el plantel desde que pisó el suelo de la provincia. Cientos de hinchas se acercaron primero al aeropuerto, luego al hotel y más tarde hasta lograron cambiar los planes en la práctica en el estadio de Colón.
Lo que iba a ser a puertas cerradas, finalmente se hizo a la vista del público en el Barrio Centenario. Los hinchas lograron que les abrieran las puertas del estadio y ocuparon las tribunas para seguir los pasos de los futbolistas en una práctica liviana, donde el Checho mostró nada de lo que quizás quería esconder.
Luego del ingreso de unos primeros 700 curiosos, las puertas se cerraron y parecía que ya no iban a entrar más. Pero tras la insistencia de unos miles que quedaron afuera, la orden llegó y las rejas se abrieron para que pudieran ingresar todos, que llegaron a ser más de cuatro mil. Esa multitud ovacionó a los jugadores, en una inyección anímica de cara al partido de mañana, y algunos afortunados hasta pudieron llevarse de regalo las pecheras de algunos jugadores, como fue el caso de Nicolás Pareja. Sin dudas, una práctica inolvidable para los santafesinos.
La práctica en el estadio de Colón, que iba a ser a puertas cerradas, finalmente fue presenciada por miles de hinchas que se instalaron en las tribunas. El plantel trabajó liviano a las órdenes de Batista.
El furor que despertó la Selección en Santa Fe se puede ver claramente en cada paso que da el plantel desde que pisó el suelo de la provincia. Cientos de hinchas se acercaron primero al aeropuerto, luego al hotel y más tarde hasta lograron cambiar los planes en la práctica en el estadio de Colón.
Lo que iba a ser a puertas cerradas, finalmente se hizo a la vista del público en el Barrio Centenario. Los hinchas lograron que les abrieran las puertas del estadio y ocuparon las tribunas para seguir los pasos de los futbolistas en una práctica liviana, donde el Checho mostró nada de lo que quizás quería esconder.
Luego del ingreso de unos primeros 700 curiosos, las puertas se cerraron y parecía que ya no iban a entrar más. Pero tras la insistencia de unos miles que quedaron afuera, la orden llegó y las rejas se abrieron para que pudieran ingresar todos, que llegaron a ser más de cuatro mil. Esa multitud ovacionó a los jugadores, en una inyección anímica de cara al partido de mañana, y algunos afortunados hasta pudieron llevarse de regalo las pecheras de algunos jugadores, como fue el caso de Nicolás Pareja. Sin dudas, una práctica inolvidable para los santafesinos.