La Celeste volvió a casa y tuvo una segunda vuelta olímpica


Montevideo, Clarín
Tras el festejo en el Monumental, el plantel campeón de América partió rumbo a Montevideo, a donde llegó cerca de la medianoche. A las tres de la mañana ingresó al Centenario, donde lo esperaban 40 mil uruguayos felices.

Finalmente la selección uruguaya y sus hinchas tuvieron su fiesta de 15 (como muchos se empeñaron en llamar a esta celebración, en alusión a la obtención de la decimoquinta Copa América), cuyo punto más alto fue cerca de las tres de la mañana, cuando los jugadores ingresaron al estadio Centenario y dieron la vuelta Olímpica ante 40 mil personas que por varias horas bancaron a pie firme el intenso frío.

En el vuelo 190 de Pluna, poco después de las 23, la delegación celeste en pleno arribó a la Base Aérea N° 1 en Carrasco, donde fueron recibidos por el presidente José Mujica y su esposa, la senadora Lucía Topolansky, entre otras autoridades.

Tras unos 25 minutos, y luego de atender las breves requisitorias de los medios que se apostaron en el lugar y a las solicitudes de fotos y autógrafos de los pocos hinchas que pudieron acceder al predio militar, jugadores y cuerpo técnico abordaron el ómnibus rumbo al Centenario.

Desde las 21.30, en el mítico estadio, 60 mil personas seguían en directo, por la pantalla gigante, el arribo a Uruguay de sus ídolos.

Sin la posibilidad de tomar un café, un refresco o comer alguna hamburguesa, porque en el estadio no había puestos de venta ni de comida ni de bebida, sacándose el frío a puro salto y canto, los hinchas esperaron a que se hicieran las 0.30 o la 1, hora a priori estimada para que llegaran al Centenario.

En el coloso de cemento del Parque Batlle, se destacaron unas cartulinas celestes que entregó la empresa de cervezas Pilsen, para que las personas dieran rienda suelta a la creatividad y el ingenio. Los distintos canales se focalizaron en esos mensajes con apoyos generales a los jugadores “Gracias muchachos”, “Leones, gracias”; en particular a cada uno, y con humoradas que no faltaron como uno que decía: “Zaira, vení a festejar las 15”, u otro que sostenía un joven veinteañero que rezaba: “Ruso, sos un dulce”, jugando con un conocido comercial de una bebida diet, en el que se veía al volante “raspando” en varias jugadas y al locutor pidiéndole al final que “cortara con tanta dulzura”.

Pero la caravana se hizo mucho más lenta de lo esperado, el ómnibus que transportaba a los jugadores avanzó por Avenida las Américas y Avenida Italia, muchas veces, a paso de hombre. Indistintamente a los jugadores, que en la mayor parte del recorrido, se los pudo ver mostrando la copa, agitando banderas y cantando al ritmo de la gente que tapizó de celeste el recorrido de más de 15 kilómetros.

No faltaron las situaciones graciosas, como un tweet que durante el trayecto envió Forlán y que enseguida difundieron los canales de TV: “La banda está con hambre: a todas las pizzerías, aceptamos comida”, escribió. Al rato, varios repartidores de locales gastronómicos, esperaban con cajas de pizzas calientes el paso de los jugadores para ofrecérselas.

En tanto, en el estadio, la gente comenzó a irse, ya que no se sabía a ciencia cierta a que hora llegarían los celestes campeones. En general, el clima fue tranquilo, con muchas familias y niños, aunque en algún momento, seguramente con la impaciencia como aliada, se registraron algunos incidentes que no pasaron a mayores.


Pero la espera valió la pena, porque las 40 mil personas que se quedaron pudieron ver la segunda vuelta olímpica, esta vez en suelo uruguayo.

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