Grondona, el hombre que no tiene culpa de nada y que no se pone colorado
Buenos Aires, Clarín
La dirigencia de la AFA parece dispuesta a batir su propio récord de mamarrachos: el mamarracho que viene siempre es peor, o más triste, o más patético, o más inverosímil que el anterior. Ahora, los dirigentes que sólo oficiaban de obedientes “levantamanos” ante los dictados unilaterales de Julio Grondona se acordaron de cacarear. Y se dieron cuenta de que Sergio Batista -a quien le firmaron contrato hace menos de un mes- no sirve. ¿Antes servía? ¿O no se animaron, como no se animan casi nunca, a ubicarse en la vereda opuesta a la del patrón de Viamonte 1366? Adosarle el término impresentable a la movida es ser, cuanto menos, benévolo.
Lo cierto es que Batista no sirve para cumplir con la misión de conductor de la Selección, de acuerdo a la perspicaz visión de los hombres que rigen los destinos del fútbol argentino (¡pobre fútbol argentino si ellos rigen sus destinos!).
¿Y Carlos Bilardo sirve para desarrollar su función -inexplicable hasta hoy- de director de Selecciones Nacionales? Porque si lo suyo fuese ad honórem, vaya y pase... El problema es que no es gratis. Si los técnicos (Diego Maradona antes; Batista, ahora) no lo escuchan, no le hacen caso, tratan de tenerlo lo más lejos posible, no le entienden sus divagues, lo ningunean... Si los jugadores ni lo quieren escuchar, si algunos ni lo registran... Si ni siquiera influye en los equipos juveniles que siguen regalando prestigio... Si pasa todo eso, ¿cómo es el tema? ¿Cómo puede ser que en la AFA casi nadie se pregunte para qué está y hasta cuándo estará? Grondona se lo puso a Maradona primero -el propio Diego denunció esa maniobra- y a Batista luego para prever cualquier contingencia desfavorable. Y vaya si hubo contingencias desfavorables... ¿Y? ¿Qué solucionó Bilardo? Nada de nada. Al contrario: lo único que busca es quedar siempre bien parado, indemne, como si fuese el mayor de los desconocidos. No tiene culpa alguna. Tiene, eso sí, habilidad para cubrirse bajo el paraguas protector de Grondona -a quien no hace tanto odiaba- y tiene dardos para disparar cuando el entrenador de turno cae (preguntarle a Maradona).
En estas últimas horas, Bilardo hasta llegó a postularse para dirigir a la Selección de acá en adelante. Antes había dicho que -por supuesto- iba a dar su opinión sobre quién debe ser el reemplazante de Batista, si es que a Batista lo echan... Y antes aún, tras la eliminación frente a Uruguay, que había llegado el momento de hablar más de fútbol con Batista. Todo sin ponerse colorado. ¡Socorro!
La dirigencia de la AFA parece dispuesta a batir su propio récord de mamarrachos: el mamarracho que viene siempre es peor, o más triste, o más patético, o más inverosímil que el anterior. Ahora, los dirigentes que sólo oficiaban de obedientes “levantamanos” ante los dictados unilaterales de Julio Grondona se acordaron de cacarear. Y se dieron cuenta de que Sergio Batista -a quien le firmaron contrato hace menos de un mes- no sirve. ¿Antes servía? ¿O no se animaron, como no se animan casi nunca, a ubicarse en la vereda opuesta a la del patrón de Viamonte 1366? Adosarle el término impresentable a la movida es ser, cuanto menos, benévolo.
Lo cierto es que Batista no sirve para cumplir con la misión de conductor de la Selección, de acuerdo a la perspicaz visión de los hombres que rigen los destinos del fútbol argentino (¡pobre fútbol argentino si ellos rigen sus destinos!).
¿Y Carlos Bilardo sirve para desarrollar su función -inexplicable hasta hoy- de director de Selecciones Nacionales? Porque si lo suyo fuese ad honórem, vaya y pase... El problema es que no es gratis. Si los técnicos (Diego Maradona antes; Batista, ahora) no lo escuchan, no le hacen caso, tratan de tenerlo lo más lejos posible, no le entienden sus divagues, lo ningunean... Si los jugadores ni lo quieren escuchar, si algunos ni lo registran... Si ni siquiera influye en los equipos juveniles que siguen regalando prestigio... Si pasa todo eso, ¿cómo es el tema? ¿Cómo puede ser que en la AFA casi nadie se pregunte para qué está y hasta cuándo estará? Grondona se lo puso a Maradona primero -el propio Diego denunció esa maniobra- y a Batista luego para prever cualquier contingencia desfavorable. Y vaya si hubo contingencias desfavorables... ¿Y? ¿Qué solucionó Bilardo? Nada de nada. Al contrario: lo único que busca es quedar siempre bien parado, indemne, como si fuese el mayor de los desconocidos. No tiene culpa alguna. Tiene, eso sí, habilidad para cubrirse bajo el paraguas protector de Grondona -a quien no hace tanto odiaba- y tiene dardos para disparar cuando el entrenador de turno cae (preguntarle a Maradona).
En estas últimas horas, Bilardo hasta llegó a postularse para dirigir a la Selección de acá en adelante. Antes había dicho que -por supuesto- iba a dar su opinión sobre quién debe ser el reemplazante de Batista, si es que a Batista lo echan... Y antes aún, tras la eliminación frente a Uruguay, que había llegado el momento de hablar más de fútbol con Batista. Todo sin ponerse colorado. ¡Socorro!