El Chicharito que ríe...

Los Angeles, Agencias
Sigue riéndose, sigue riéndose de la vida, del fútbol y de todo lo que rodea...

El segundo año al máximo nivel futbolístico de Javier Chicharito Hernández no pudo comenzar formalmente esta noche en Nueva York con un choque entre las estrellas de la MLS y el Manchester United. La pagina del club inglés reportó que Javier Hernández tuvo que pasar una noche en el hospital tras una conmoción cerebral durante el entrenamiento. La primera lesión fuerte en la carrera del Chicharito llegó justo el día en que se aprestaba a abalanzarse contra ese segundo año de una carrera que hasta hoy en día ha sido apoyada por el destino y las circunstancias mismas de la vida.

"Aprender, trabajar, crecer día a día" le dice Javier Hernández al colega Andrés Agulla de ESPN. "Viví muy intensamente el título 19 de este club y eso me da mucha alegría. Quiero seguir saliendo a la cancha a divertirme".

Como ocurre casi siempre con su carrera, lo mejor de Javier Hernández sigue estando lejos de la cancha. Mas allá de lo que han dicho y recalcado figuras emblemáticas del futbol (Ferguson, Beckham, Henry) sobre las condiciones técnicas y físicas que tiene el jugador mexicano, el Chicharito sigue ubicado en el mismo sitio, sin ningún derroche que provoque dudas sobre su capacidad mental para asimilar todo lo que le rodea en este momento.

De la noche a la mañana, Javier Hernández se ha convertido en un modelo a seguir, en la figura mediática, en el chico que cualquier niño mexicano conoce y quiere seguir, en un hombre que vende por igual a aquellos que les gusta y les apasiona el fútbol como a otros que el juego les pasa de forma inadvertida. Comerciales, camisetas, contratos, presentaciones, fama, tentaciones. Asimilar todo ello con apenas 23 años encima no supone ser sencillo. "Mi vida no ha cambiado. Sigo prefiriendo la casa, la familia, el hogar como mi sitio predilecto cuando no estoy en una cancha de futbol", explica Chicharito.

Las comparaciones, las aseveraciones, los parangones y las metas llegaran pronto. El nivel de juego, la productividad, se interpondrán por encima de cualquier aspecto, más cuando se trata de un goleador, al que siempre se le exigen goles, producción, resultados, festejos, triunfos.

Mire usted cómo sufre el delantero español Fernando el Niño Torres, con una carrera ya cimentada en Inglaterra, está hoy sumido en un mar de dudas con el Chelsea porque anda metido, desde hace varios meses, en una racha que no incluye anotaciones. Para un delantero centro no hacer goles es como dejar de respirar. Y eso lo sabe bien Javier Hernández, pero en lugar de presionarlo, en lugar de arrinconarlo, lo motiva, lo empuja, lo hace persistir en el sueño de que el segundo año será solo trampolín rumbo a la consagración definitiva.

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