BOLIVIA. La justicia, ¿la justicia llegará algún día?
Por Max Murillo Mendoza
Estos días, y tendremos hasta octubre, levantan vuelo los debates candentes sobre el tema de la justicia boliviana. Aquella ausente en la vida de los ciudadanos de a pie. En realidad lo que se debería debatir es como mejorar, o sea iniciar, la calidad de los servicios de la justicia. Ya que sinónimo de abogado en Bolivia es gánster, en jerga popular: aboganster. Ese personaje entrenado para engañar, robar, asaltar y esquilmar al ciudadano en nombre de la ley, en nombre de las leyes de este estado colonial y republicano. De hecho esa es la experiencia cotidiana que tenemos todos los ciudadanos comunes y corrientes. Los tinterillos altoperuanos (abogados) simplemente están entrenados para meter miedo y luego actuar en consecuencia, en nombre de las sacrosantas normas y estamentos jurídicos de este estado. Por ahora esa lógica corrupta y anti ciudadana no ha cambiado.
La calidad de los servicios del sistema jurídico siempre fue una utopía. Los gobiernos coloniales y señoriales anteriores, precisamente se aprovecharon de estos sistemas construidos a medida de esas colonias, para asaltar las riquezas nacionales. Muchas fortunas en Bolivia nacen gracias a este sistema absolutamente corrupto y depredador, concentrado en una minoría colonial. Las migajas de este disfrute resbalaban hacia las clases medias. Todos somos testigos cada día, todos los días, del funcionamiento de este sistema: de la coima, de la lentitud hasta las calendas griegas (mi padre está 10 años en unos juicios por sus pequeños terrenos contra la corrupción generalizada del FONVIS). Las firmas, los sellos y las ventanillas son parte del sistema corrupto, donde en cada lugar hay que dejar una coima para avanzar a la otra ventanilla. La burocracia es el mejor sistema de corrupción de este estado. Y se podría resolver con los mecanismos tecnológicos actuales; pero eso no conviene a las actuales estructuras políticas: no habría pega para tantos “militantes conscientes”. Lo otro sería relocalizar a los 300.000 burócratas del estado, como medida revolucionaria, pero tampoco está en los planes de los pensadores de este estado.
Este estado de cosas los tenemos también en nuestras universidades, donde la burocracia y las leyes son enormes monstruos que se devoran toda la economía que debería ir a la ciencia o a la investigación. Ese sistema legal aparente que jode cotidianamente al ciudadano común hasta su resignación. No es exagerado comparar, son investigaciones externas, entre la velocidad de un país como Suiza o Chile, sin ir lejos, donde para montar un negocio se tarda en los trámites sólo 3 días a una semana. En Bolivia por ese mismo negocio hay que tardar un año, si es que sale ese trámite algún día. Y así sucesivamente. Es decir, los servicios de calidad ausentes en el sistema jurídico deberían ocupar los debates actuales. Lo penoso es que este tema tan importante, se lo lleve a aguas políticas. Donde el reino de todo lo posible y del engaño generalizado ocupa el espectro de las discusiones. Y como empezamos a ver aparecen los salvadores de siempre, los que tienen la receta ideal y la revolución ideal.
Pues así es. Los ausentes servicios de calidad en el sistema jurídico, como en el sistema de salud, de educación, etc, seguirán siendo nuestras tragedias cotidianas, mientras no se tomen medidas realmente revolucionarias al respecto, como el despedir a las burocracias innecesarias e ineficientes de este estado, que gastan el dinero de nuestros impuestos en sus sueldos, farras y viáticos, y que además ni siquiera nos agradecen por ello ofreciéndonos servicios de calidad. Cuál es el problema de no despedir burócratas? Los colonialistas despidieron 30.000 mineros el año 1.985, durante el gobierno del MNR. Además de 40.000 obreros fabriles en las ciudades. Entonces porque no se despide a burócratas que no generan riqueza, si se despidió a productores de riqueza?
Estos días, y tendremos hasta octubre, levantan vuelo los debates candentes sobre el tema de la justicia boliviana. Aquella ausente en la vida de los ciudadanos de a pie. En realidad lo que se debería debatir es como mejorar, o sea iniciar, la calidad de los servicios de la justicia. Ya que sinónimo de abogado en Bolivia es gánster, en jerga popular: aboganster. Ese personaje entrenado para engañar, robar, asaltar y esquilmar al ciudadano en nombre de la ley, en nombre de las leyes de este estado colonial y republicano. De hecho esa es la experiencia cotidiana que tenemos todos los ciudadanos comunes y corrientes. Los tinterillos altoperuanos (abogados) simplemente están entrenados para meter miedo y luego actuar en consecuencia, en nombre de las sacrosantas normas y estamentos jurídicos de este estado. Por ahora esa lógica corrupta y anti ciudadana no ha cambiado.
La calidad de los servicios del sistema jurídico siempre fue una utopía. Los gobiernos coloniales y señoriales anteriores, precisamente se aprovecharon de estos sistemas construidos a medida de esas colonias, para asaltar las riquezas nacionales. Muchas fortunas en Bolivia nacen gracias a este sistema absolutamente corrupto y depredador, concentrado en una minoría colonial. Las migajas de este disfrute resbalaban hacia las clases medias. Todos somos testigos cada día, todos los días, del funcionamiento de este sistema: de la coima, de la lentitud hasta las calendas griegas (mi padre está 10 años en unos juicios por sus pequeños terrenos contra la corrupción generalizada del FONVIS). Las firmas, los sellos y las ventanillas son parte del sistema corrupto, donde en cada lugar hay que dejar una coima para avanzar a la otra ventanilla. La burocracia es el mejor sistema de corrupción de este estado. Y se podría resolver con los mecanismos tecnológicos actuales; pero eso no conviene a las actuales estructuras políticas: no habría pega para tantos “militantes conscientes”. Lo otro sería relocalizar a los 300.000 burócratas del estado, como medida revolucionaria, pero tampoco está en los planes de los pensadores de este estado.
Este estado de cosas los tenemos también en nuestras universidades, donde la burocracia y las leyes son enormes monstruos que se devoran toda la economía que debería ir a la ciencia o a la investigación. Ese sistema legal aparente que jode cotidianamente al ciudadano común hasta su resignación. No es exagerado comparar, son investigaciones externas, entre la velocidad de un país como Suiza o Chile, sin ir lejos, donde para montar un negocio se tarda en los trámites sólo 3 días a una semana. En Bolivia por ese mismo negocio hay que tardar un año, si es que sale ese trámite algún día. Y así sucesivamente. Es decir, los servicios de calidad ausentes en el sistema jurídico deberían ocupar los debates actuales. Lo penoso es que este tema tan importante, se lo lleve a aguas políticas. Donde el reino de todo lo posible y del engaño generalizado ocupa el espectro de las discusiones. Y como empezamos a ver aparecen los salvadores de siempre, los que tienen la receta ideal y la revolución ideal.
Pues así es. Los ausentes servicios de calidad en el sistema jurídico, como en el sistema de salud, de educación, etc, seguirán siendo nuestras tragedias cotidianas, mientras no se tomen medidas realmente revolucionarias al respecto, como el despedir a las burocracias innecesarias e ineficientes de este estado, que gastan el dinero de nuestros impuestos en sus sueldos, farras y viáticos, y que además ni siquiera nos agradecen por ello ofreciéndonos servicios de calidad. Cuál es el problema de no despedir burócratas? Los colonialistas despidieron 30.000 mineros el año 1.985, durante el gobierno del MNR. Además de 40.000 obreros fabriles en las ciudades. Entonces porque no se despide a burócratas que no generan riqueza, si se despidió a productores de riqueza?