Alberto II y Charlene se casan en boda religiosa en Mónaco
Mónaco, Agencias
Un día después de la boda civil que la convirtió en la princesa de Mónaco, la ex nadadora olímpica Charlene Wittstock y el príncipe Alberto II se casaron en una ceremonia religiosa a la que asistieron numerosas celebridades.
La pareja intercambió anillos de Cartier de una aleación blanca de oro-platino de 18 kilates. Alberto guiñó un ojo al deslizar la joya en un dedo de Charlene y ésta mostró una sonrisa amplia cuando hizo lo mismo al príncipe.
La sudafricana parecía tener lágrimas debajo de su velo en el momento en que ocupó su lugar en el altar dentro del palacio principesco donde se efectuó la ceremonia católica. Charlene lució un traje de novia con hombros descubiertos creado por el diseñador italiano Giorgio Armani y un velo largo.
Los invitados importantes incluyeron al diseñador de Chanel, Karl Lagerfeld, el ex actor de James Bond, Roger Moore, y la ex primera dama francesa Bernadette Chirac, además de integrantes de las realezas europeas, jefes de estado, supermodelos y deportistas de clase mundial.
Los invitados ingresaron por la alfombra roja en el palacio.
Los fotógrafos pidieron a gritos que posara un momento la supermodelo checa Karolina Kurkova, que vestía un traje sobrio azul marino con falda.
Miles de ciudadanos del principado aclamaban a la pareja real mientras observaban la ceremonia en pantallas gigantes instaladas afuera del palacio. La música de la boda estuvo a cargo del compositor francés Jean Michelle Jarre.
Entre otras personalidades que convergerían en el palacio principesco figuraban el presidente francés Nicolas Sarzoky, la gimnasta rumana Nadia Comaneci y la soprano estadounidense Renee Fleming.
El lugar es un castillo de la época del renacimiento italiano donde ha residido durante siglos la dinastía Grimaldi que gobierna Mónaco.
El famoso chef francés Alain Ducasse preparó la comida de varios platos para 450 invitados.
Ducasse, que al igual que varios de su categoría han adoptado la ciudadanía monegasca, es el primer chef galardonado con tres estrellas Michelin en tres ciudades distintas, que incluyen tres por su restaurante Luis XV en Mónaco.
Había informado que el menú incluiría pescado de reciente captura y verduras cultivadas en la granja de Alberto, y también está preparado un espectáculo de fuegos artificiales. A la ceremonia nupcial seguirá un espectáculo de fuegos artificiales.
Las hermanas de Alberto, las princesas Carolina y Estefanía, estuvieron entre las decenas de invitados en la ceremonia del viernes, escenificada en el salón del trono. Es un lugar suntuoso del palacio, donde el padre del príncipe, el finado Rainiero III, se casó en 1956 con la leyenda de Hollywood, Grace Kelly.
Kelly, una belleza rubia, murió en una colisión automovilística hace casi 30 años y desde entonces este pequeño principado en la Riviera francesa se quedó sin princesa.
Alberto, de 53 años, había eludido por mucho tiempo el matrimonio, tanto que muchos monegascos estaban resignados a que tendrían un príncipe solterón para siempre.
La Constitución incluso había sido modificada para garantizar la continuidad del linaje Grimaldi, una de las dinastías más antiguas de Europa, en caso de que Alberto jamas tuviera un heredero.
El príncipe reconoce que tuvo dos hijos fuera del matrimonio pero sólo su vástago legítimo podrá sucederlo.
En los últimos días habían surgido rumores nuevos sobre un tercer hijo ilegítimo, ante lo cual supuestamente Charlene intentó cancelar la boda y regresar a su natal Sudáfrica días antes de las festividades.
El palacio desechó esas versiones y las describió como "rumores horribles" motivados por el despecho y los celos.
Charlene, de 33 años, ha dicho a sus entrevistadores que le encantaría tener hijos.
Sólo se autorizó el acceso a los poco menos de 8.000 ciudadanos y acompañantes al Rocher, el promontorio rocoso sobre el cual está ubicado el palacio, para que vieran la boda religiosa en dos pantallas gigantes.
Miles de residentes salieron a las calles con motivo del casamiento civil de Alberto y Charlene el día anterior. Muchos hombres lucieron trajes deportivos negros y las mujeres vestidos de noche y tacones altos a pesar de la temperatura abrasadora.
Una de las que asistieron, Marie Malghreli, de 72 años, exhibía su dicha de haber tenido un contacto rápido con la realeza.
"Mi esposo tomó anoche la mano del príncipe y después la princesa tomó la mano de mi esposo —tocó a mi esposo— y yo estaba a lado de él y sentí celos", dijo Malghreli. "Ella es muy bonita, exquisita".
Para el desayuno del domingo que concluirá las festividades nupciales, la princesa, según previsiones, utilizará ropa del rival de Chanel, Christian Dior.
Un día después de la boda civil que la convirtió en la princesa de Mónaco, la ex nadadora olímpica Charlene Wittstock y el príncipe Alberto II se casaron en una ceremonia religiosa a la que asistieron numerosas celebridades.
La pareja intercambió anillos de Cartier de una aleación blanca de oro-platino de 18 kilates. Alberto guiñó un ojo al deslizar la joya en un dedo de Charlene y ésta mostró una sonrisa amplia cuando hizo lo mismo al príncipe.
La sudafricana parecía tener lágrimas debajo de su velo en el momento en que ocupó su lugar en el altar dentro del palacio principesco donde se efectuó la ceremonia católica. Charlene lució un traje de novia con hombros descubiertos creado por el diseñador italiano Giorgio Armani y un velo largo.
Los invitados importantes incluyeron al diseñador de Chanel, Karl Lagerfeld, el ex actor de James Bond, Roger Moore, y la ex primera dama francesa Bernadette Chirac, además de integrantes de las realezas europeas, jefes de estado, supermodelos y deportistas de clase mundial.
Los invitados ingresaron por la alfombra roja en el palacio.
Los fotógrafos pidieron a gritos que posara un momento la supermodelo checa Karolina Kurkova, que vestía un traje sobrio azul marino con falda.
Miles de ciudadanos del principado aclamaban a la pareja real mientras observaban la ceremonia en pantallas gigantes instaladas afuera del palacio. La música de la boda estuvo a cargo del compositor francés Jean Michelle Jarre.
Entre otras personalidades que convergerían en el palacio principesco figuraban el presidente francés Nicolas Sarzoky, la gimnasta rumana Nadia Comaneci y la soprano estadounidense Renee Fleming.
El lugar es un castillo de la época del renacimiento italiano donde ha residido durante siglos la dinastía Grimaldi que gobierna Mónaco.
El famoso chef francés Alain Ducasse preparó la comida de varios platos para 450 invitados.
Ducasse, que al igual que varios de su categoría han adoptado la ciudadanía monegasca, es el primer chef galardonado con tres estrellas Michelin en tres ciudades distintas, que incluyen tres por su restaurante Luis XV en Mónaco.
Había informado que el menú incluiría pescado de reciente captura y verduras cultivadas en la granja de Alberto, y también está preparado un espectáculo de fuegos artificiales. A la ceremonia nupcial seguirá un espectáculo de fuegos artificiales.
Las hermanas de Alberto, las princesas Carolina y Estefanía, estuvieron entre las decenas de invitados en la ceremonia del viernes, escenificada en el salón del trono. Es un lugar suntuoso del palacio, donde el padre del príncipe, el finado Rainiero III, se casó en 1956 con la leyenda de Hollywood, Grace Kelly.
Kelly, una belleza rubia, murió en una colisión automovilística hace casi 30 años y desde entonces este pequeño principado en la Riviera francesa se quedó sin princesa.
Alberto, de 53 años, había eludido por mucho tiempo el matrimonio, tanto que muchos monegascos estaban resignados a que tendrían un príncipe solterón para siempre.
La Constitución incluso había sido modificada para garantizar la continuidad del linaje Grimaldi, una de las dinastías más antiguas de Europa, en caso de que Alberto jamas tuviera un heredero.
El príncipe reconoce que tuvo dos hijos fuera del matrimonio pero sólo su vástago legítimo podrá sucederlo.
En los últimos días habían surgido rumores nuevos sobre un tercer hijo ilegítimo, ante lo cual supuestamente Charlene intentó cancelar la boda y regresar a su natal Sudáfrica días antes de las festividades.
El palacio desechó esas versiones y las describió como "rumores horribles" motivados por el despecho y los celos.
Charlene, de 33 años, ha dicho a sus entrevistadores que le encantaría tener hijos.
Sólo se autorizó el acceso a los poco menos de 8.000 ciudadanos y acompañantes al Rocher, el promontorio rocoso sobre el cual está ubicado el palacio, para que vieran la boda religiosa en dos pantallas gigantes.
Miles de residentes salieron a las calles con motivo del casamiento civil de Alberto y Charlene el día anterior. Muchos hombres lucieron trajes deportivos negros y las mujeres vestidos de noche y tacones altos a pesar de la temperatura abrasadora.
Una de las que asistieron, Marie Malghreli, de 72 años, exhibía su dicha de haber tenido un contacto rápido con la realeza.
"Mi esposo tomó anoche la mano del príncipe y después la princesa tomó la mano de mi esposo —tocó a mi esposo— y yo estaba a lado de él y sentí celos", dijo Malghreli. "Ella es muy bonita, exquisita".
Para el desayuno del domingo que concluirá las festividades nupciales, la princesa, según previsiones, utilizará ropa del rival de Chanel, Christian Dior.