Un conflicto sindical impide a las parejas darse el "sí, quiero" en Uruguay
Montevideo, Agencias
Si usted vive en Montevideo, quiere casarse y aún no se ha registrado para hacerlo va a tener todavía tiempo de reflexionar con su pareja antes de dar el gran paso debido a un conflicto sindical que dura ya 58 días y mantiene en vilo a decenas de novios ansiosos de darse el "sí, quiero".
No es la primera vez que los funcionarios del registro civil uruguayo se declaran en huelga pero seguramente será la que más recordarán los hombres y mujeres que se han acercado sin éxito estos días a sus oficinas en la capital para solicitar lugar, fecha y hora para su matrimonio.
El conflicto estalló hace un mes cuando el sindicato dejó de admitir solicitudes de bodas y suspendió la entrega de partidas de nacimiento y de defunción -salvo en casos excepcionales- en protesta por el supuesto incumplimiento de un convenio suscrito con el Estado hace dos años.
El acuerdo consistió en incluir dentro del salario de los funcionarios unos vales canjeables por alimentos que antes recibían físicamente como complemento de su paga.
"Estamos reclamando un dinero, firmamos por una plata líquida y no nos la pagan porque nos sacan los impuestos", dijo a Efe el líder sindical del sector Wilson Barreiro.
La manzana de la discordia son 1.800 pesos uruguayos (unos 100 dólares) por empleado y mes, la cantidad de dinero que los afectados dicen perder con la aplicación de tributos en la nueva fórmula.
"El impacto más importante que se está generando en todo es para las parejas que no están siendo inscritas", confiesa por su parte Adolfo Orellano, director del Registro de Estado Civil, que prefiere no dar detalles sobre los entresijos de la negociación.
Orellano carece de datos sobre las solicitudes de matrimonio que están en el aire, pero revela que cada día se celebran 25 bodas en los nueve establecimientos oficiales de la órbita de Montevideo, donde vive más de la mitad de los 3,3 millones de uruguayos.
A estos hay que sumar los módulos que funcionan en seis hospitales públicos capitalinos para casos especiales, como cuando una pareja de solteros tiene un hijo y quiere agilizar las gestiones para legalizar su unión, por lo que es probable que la cifra de perjudicados sea bastante elevada.
Al ser consultados sobre las consecuencias del conflicto para la población, tanto Barreiro como Orellano, se defienden.
"Sabemos que al usuario lo perjudicamos pero nosotros si no hacemos esto tampoco solucionamos el tema", dice el primero.
"La responsabilidad la estamos asumiendo claramente desde el momento que estamos llevando adelante una negociación", agrega el segundo.
Y, mientras, es imposible saber cuando terminará una confrontación "que nadie quiere", dice Orellano, contrario a pronunciarse sobre plazos para la resolución del problema.
"Si yo le digo ahora un tiempo estoy haciendo política barata. Prefiero contestarle que se está haciendo el mayor esfuerzo", responde.
Como hacen cuatro veces por semana desde que todo empezó, los huelguistas se manifestaron el viernes en la turística Ciudad Vieja de la urbe uruguaya.
A pocos metros del lugar se encuentra una de las oficinas del registro civil en la que todavía se siguen celebrando bodas inscritas antes de la huelga.
Ajenos a la disputa, Magdalena Vergara y Juan Peñagaricano se declararon esta semana amor eterno ante la oficial de Estado Civil Ivone Techera.
Rodeados de familiares y amigos, los jóvenes apenas reparan en la escasez de funcionarios y en los carteles de protesta que cuelgan por todas partes.
Techera cumple diligentemente con su función y luego justifica en una entrevista con Efe el proceder de los sindicalistas por un reclamo que considera "justo".
También confiesa que los huelguistas no siempre cumplen con sus amenazas y que bajo algunas circunstancias particulares han levantado temporalmente la medida gremial.
"Alguien que tiene una urgencia, como nos pasó ayer con una pareja que se iba a España por trabajo, el gremio, la mesa directiva permite que se anoten y los casamos", detalla Techera, orgullosa de un trabajo que adora y que logró a través de un concurso público.
"A uno le gusta la tarea que desempeña, como ahora que tienes la gratificación de la gente cuando haces o cumples la tarea bien", agrega la funcionaria, que sueña con que el problema "se arregle y que todos puedan disfrutar de su día".
Si usted vive en Montevideo, quiere casarse y aún no se ha registrado para hacerlo va a tener todavía tiempo de reflexionar con su pareja antes de dar el gran paso debido a un conflicto sindical que dura ya 58 días y mantiene en vilo a decenas de novios ansiosos de darse el "sí, quiero".
No es la primera vez que los funcionarios del registro civil uruguayo se declaran en huelga pero seguramente será la que más recordarán los hombres y mujeres que se han acercado sin éxito estos días a sus oficinas en la capital para solicitar lugar, fecha y hora para su matrimonio.
El conflicto estalló hace un mes cuando el sindicato dejó de admitir solicitudes de bodas y suspendió la entrega de partidas de nacimiento y de defunción -salvo en casos excepcionales- en protesta por el supuesto incumplimiento de un convenio suscrito con el Estado hace dos años.
El acuerdo consistió en incluir dentro del salario de los funcionarios unos vales canjeables por alimentos que antes recibían físicamente como complemento de su paga.
"Estamos reclamando un dinero, firmamos por una plata líquida y no nos la pagan porque nos sacan los impuestos", dijo a Efe el líder sindical del sector Wilson Barreiro.
La manzana de la discordia son 1.800 pesos uruguayos (unos 100 dólares) por empleado y mes, la cantidad de dinero que los afectados dicen perder con la aplicación de tributos en la nueva fórmula.
"El impacto más importante que se está generando en todo es para las parejas que no están siendo inscritas", confiesa por su parte Adolfo Orellano, director del Registro de Estado Civil, que prefiere no dar detalles sobre los entresijos de la negociación.
Orellano carece de datos sobre las solicitudes de matrimonio que están en el aire, pero revela que cada día se celebran 25 bodas en los nueve establecimientos oficiales de la órbita de Montevideo, donde vive más de la mitad de los 3,3 millones de uruguayos.
A estos hay que sumar los módulos que funcionan en seis hospitales públicos capitalinos para casos especiales, como cuando una pareja de solteros tiene un hijo y quiere agilizar las gestiones para legalizar su unión, por lo que es probable que la cifra de perjudicados sea bastante elevada.
Al ser consultados sobre las consecuencias del conflicto para la población, tanto Barreiro como Orellano, se defienden.
"Sabemos que al usuario lo perjudicamos pero nosotros si no hacemos esto tampoco solucionamos el tema", dice el primero.
"La responsabilidad la estamos asumiendo claramente desde el momento que estamos llevando adelante una negociación", agrega el segundo.
Y, mientras, es imposible saber cuando terminará una confrontación "que nadie quiere", dice Orellano, contrario a pronunciarse sobre plazos para la resolución del problema.
"Si yo le digo ahora un tiempo estoy haciendo política barata. Prefiero contestarle que se está haciendo el mayor esfuerzo", responde.
Como hacen cuatro veces por semana desde que todo empezó, los huelguistas se manifestaron el viernes en la turística Ciudad Vieja de la urbe uruguaya.
A pocos metros del lugar se encuentra una de las oficinas del registro civil en la que todavía se siguen celebrando bodas inscritas antes de la huelga.
Ajenos a la disputa, Magdalena Vergara y Juan Peñagaricano se declararon esta semana amor eterno ante la oficial de Estado Civil Ivone Techera.
Rodeados de familiares y amigos, los jóvenes apenas reparan en la escasez de funcionarios y en los carteles de protesta que cuelgan por todas partes.
Techera cumple diligentemente con su función y luego justifica en una entrevista con Efe el proceder de los sindicalistas por un reclamo que considera "justo".
También confiesa que los huelguistas no siempre cumplen con sus amenazas y que bajo algunas circunstancias particulares han levantado temporalmente la medida gremial.
"Alguien que tiene una urgencia, como nos pasó ayer con una pareja que se iba a España por trabajo, el gremio, la mesa directiva permite que se anoten y los casamos", detalla Techera, orgullosa de un trabajo que adora y que logró a través de un concurso público.
"A uno le gusta la tarea que desempeña, como ahora que tienes la gratificación de la gente cuando haces o cumples la tarea bien", agrega la funcionaria, que sueña con que el problema "se arregle y que todos puedan disfrutar de su día".