Setenta muertos en un ataque talibán contra la policía paquistaní
Islamabad, Agencias
Al menos 70 personas han muerto en un una incursión armada desde Afganistán de dos centenares de talibanes contra un puesto policial del montañoso noroeste paquistaní, donde los grupos insurgentes intentan consolidar su dominio.
Una fuente oficial que pidió el anonimato confirmó la muerte de 25 miembros de las fuerzas de seguridad y de 45 insurgentes desde que ayer de madrugada se desataran los combates en el puesto de control, en el distrito de Alto Dir, fronterizo con Afganistán.
"Doscientos insurgentes, desde sus santuarios en Kunar (provincia afgana limítrofe), atacaron el puesto de control paquistaní en el poblado de Shaltalo, en el valle de Barawal", relató la fuente.
Un portavoz de la comisaría principal de Alto Dir precisó que tres mujeres perdieron la vida también en los enfrentamientos, aunque rebajó a 22 el número de agentes de seguridad fallecidos.
La Policía regular y otro cuerpo de seguridad, los 'Levies', vigilaban el puesto cuando se produjo el ataque.
En un principio se informó de un gran número de bajas entre las fuerzas paquistaníes y no de los fallecidos en el bando insurgente.
Fuentes policiales lo justificaron con el argumento de que era difícil obtener información inmediata sobre el suceso armado a causa de la precariedad de las redes de comunicación en la zona.
Las autoridades de Pakistán y Afganistán, que comparten una porosa frontera con una fuerte presencia de redes yihadistas y de facciones talibanes, acostumbran a acusar a activistas islámicos refugiados en la nación vecina de lanzar ataques transfronterizos.
En esas zonas montañosas, los cuerpos de seguridad de Pakistán, integrados por la población tribal, como en el caso del contingente atacado por los talibanes, están peor equipados que el Ejército.
En la provincia noroccidental de Khyber-Pakhtunkhwa (KPK), a la que pertenece la zona atacada, y en las adyacentes zonas tribales, las tropas regulares suelen desplegarse solo en número importante para grandes ofensivas antitalibanes.
La montañosa Dir limita al sur con el área tribal paquistaní de Bajaur, donde el pasado 28 de mayo cinco personas perdieron la vida en un ataque suicida registrado en un mercado.
Dir se halla cerca de la provincia afgana de Nuristán, donde la semana pasada los talibanes se hicieron con el control parcelas de territorio durante varias horas tras lanzar un asalto en el que participaron unos 500 insurgentes, según fuentes oficiales afganas.
Los atentados reivindicados por los talibanes y las represalias del Ejército de Pakistán en forma de ofensivas contra los insurgentes son habituales en el territorio paquistaní cercano a la frontera con Afganistán.
El nuevo ataque se enmarca, además, en la espiral de violencia que se registra en Pakistán desde la muerte de Osama bin Laden a manos de fuerzas de elite de EEUU hace hoy justo un mes en la ciudad norteña paquistaní de Abbottabad, cerca de Islamabad.
Tras la muerte del líder Al Qaeda se han producido varios ataques contra las fuerzas de orden paquistaníes.
El inspector general de la Policía de KPK, la provincia más afectada, confesó ayer que las fuerzas de seguridad lograron abortar 317 ataques en el último mes, pero no pudieron evitar otros 141, según el diario paquistaní 'The News'.
El movimiento talibán paquistaní (TTP, siglas en urdu), que prometió vengar la muerte de Bin Laden, reivindicó el doble ataque suicida contra una academia de la guardia de fronteras el día 13, que dejó un centenar de muertos en el distrito noroccidental de Charsada.
Los insurgentes también se responsabilizaron del asalto a una base militar de la ciudad sureña de Karachi el pasado 22 de mayo, que tuvo en jaque al Ejército durante 17 horas y que terminó con la vida de entre 14 y 19 personas.
El TTP considera a las autoridades paquistaníes alineadas con EEUU y, tras la muerte de Bin Laden, no solo instó en mensajes de prensa a combatir a los soldados; también hizo un llamamiento a la población para que no enviara a sus hijos al Ejército.
Al menos 70 personas han muerto en un una incursión armada desde Afganistán de dos centenares de talibanes contra un puesto policial del montañoso noroeste paquistaní, donde los grupos insurgentes intentan consolidar su dominio.
Una fuente oficial que pidió el anonimato confirmó la muerte de 25 miembros de las fuerzas de seguridad y de 45 insurgentes desde que ayer de madrugada se desataran los combates en el puesto de control, en el distrito de Alto Dir, fronterizo con Afganistán.
"Doscientos insurgentes, desde sus santuarios en Kunar (provincia afgana limítrofe), atacaron el puesto de control paquistaní en el poblado de Shaltalo, en el valle de Barawal", relató la fuente.
Un portavoz de la comisaría principal de Alto Dir precisó que tres mujeres perdieron la vida también en los enfrentamientos, aunque rebajó a 22 el número de agentes de seguridad fallecidos.
La Policía regular y otro cuerpo de seguridad, los 'Levies', vigilaban el puesto cuando se produjo el ataque.
En un principio se informó de un gran número de bajas entre las fuerzas paquistaníes y no de los fallecidos en el bando insurgente.
Fuentes policiales lo justificaron con el argumento de que era difícil obtener información inmediata sobre el suceso armado a causa de la precariedad de las redes de comunicación en la zona.
Las autoridades de Pakistán y Afganistán, que comparten una porosa frontera con una fuerte presencia de redes yihadistas y de facciones talibanes, acostumbran a acusar a activistas islámicos refugiados en la nación vecina de lanzar ataques transfronterizos.
En esas zonas montañosas, los cuerpos de seguridad de Pakistán, integrados por la población tribal, como en el caso del contingente atacado por los talibanes, están peor equipados que el Ejército.
En la provincia noroccidental de Khyber-Pakhtunkhwa (KPK), a la que pertenece la zona atacada, y en las adyacentes zonas tribales, las tropas regulares suelen desplegarse solo en número importante para grandes ofensivas antitalibanes.
La montañosa Dir limita al sur con el área tribal paquistaní de Bajaur, donde el pasado 28 de mayo cinco personas perdieron la vida en un ataque suicida registrado en un mercado.
Dir se halla cerca de la provincia afgana de Nuristán, donde la semana pasada los talibanes se hicieron con el control parcelas de territorio durante varias horas tras lanzar un asalto en el que participaron unos 500 insurgentes, según fuentes oficiales afganas.
Los atentados reivindicados por los talibanes y las represalias del Ejército de Pakistán en forma de ofensivas contra los insurgentes son habituales en el territorio paquistaní cercano a la frontera con Afganistán.
El nuevo ataque se enmarca, además, en la espiral de violencia que se registra en Pakistán desde la muerte de Osama bin Laden a manos de fuerzas de elite de EEUU hace hoy justo un mes en la ciudad norteña paquistaní de Abbottabad, cerca de Islamabad.
Tras la muerte del líder Al Qaeda se han producido varios ataques contra las fuerzas de orden paquistaníes.
El inspector general de la Policía de KPK, la provincia más afectada, confesó ayer que las fuerzas de seguridad lograron abortar 317 ataques en el último mes, pero no pudieron evitar otros 141, según el diario paquistaní 'The News'.
El movimiento talibán paquistaní (TTP, siglas en urdu), que prometió vengar la muerte de Bin Laden, reivindicó el doble ataque suicida contra una academia de la guardia de fronteras el día 13, que dejó un centenar de muertos en el distrito noroccidental de Charsada.
Los insurgentes también se responsabilizaron del asalto a una base militar de la ciudad sureña de Karachi el pasado 22 de mayo, que tuvo en jaque al Ejército durante 17 horas y que terminó con la vida de entre 14 y 19 personas.
El TTP considera a las autoridades paquistaníes alineadas con EEUU y, tras la muerte de Bin Laden, no solo instó en mensajes de prensa a combatir a los soldados; también hizo un llamamiento a la población para que no enviara a sus hijos al Ejército.