Neymar, una joya salvaje con aristas por pulir
Río de Janeiro, Agencias
Neymar, el último niño prodigio de Brasil, es hoy una pieza imprescindible para el Santos y la selección por su rapidez y su fina técnica, unas habilidades que solo se ven difuminadas por los pecados de su inmadurez.
Este delantero de 19 años tiene una arrancada explosiva y es preciso en el remate, pero son sus regates endiablados lo que le convierten en un jugador desequilibrante, extremadamente peligroso y capaz de desvencijar casi cualquier defensa.
Su gusto un tanto barroco por las filigranas es su mayor enemigo en el campo, puesto que a veces intenta lucirse en exceso y pierde la oportunidad de acortar el camino al gol.
Hasta el momento los aficionados del Santos no tienen queja, puesto que a la vez que ha recuperado el "juego bonito" que evoca a las generaciones de Pelé y Robinho, Neymar ha vuelto a colocar al equipo en una final de la Copa Libertadores.
Sus habilidades llamaron la atención muy temprano a los ojeadores del Santos, que lo ficharon con 12 años y lo han cuidado con mimo desde entonces para evitar que precipite su salto al fútbol europeo.
Neymar comenzó a destacarse el año pasado, cuando anotó 42 goles en la temporada e hizo a su equipo campeón de la Copa de Brasil y del Paulista, una victoria que se ha repetido en 2011.
Este año ha sido el máximo goleador del Campeonato Sudamericano Sub'20 con nueve goles y, en los últimos meses, se ha afianzado como una de las estrellas de la selección absoluta, con la que jugará el mes que viene la Copa América.
En lo futbolístico Neymar está evolucionando. Ahora juega más en equipo y a veces prefiere dar una asistencia antes que decantarse por una jugada individual, aunque todavía le queda por recorrer un largo camino de maduración.
La mayor amenaza al despegue de este talento prometedor es la insolencia de su juventud y sus problemas para asimilar la fama repentina, que el año pasado se plasmaron en airadas riñas con sus compañeros y técnico en actos de indisciplina que escandalizaron al fútbol brasileño y le granjearon una sanción por parte de su club.
En los últimos tiempos parece que Neymar ha entrado en cintura y ha desterrado los ademanes displicentes y las respuestas insolentes, aunque sigue generando polémicas fuera del campo.
El mes pasado se vio obligado a reconocer que ha dejado embarazada a una joven de 17 años, que le dará su primer hijo, un varón.
Al margen de polémicas, en Brasil se ha convertido en todo un ídolo de la afición y una referencia para los niños, que imitan hasta su corte de pelo, una vistosa cresta que, según él, sigue el estilo de los indios mohicanos.
Neymar, el último niño prodigio de Brasil, es hoy una pieza imprescindible para el Santos y la selección por su rapidez y su fina técnica, unas habilidades que solo se ven difuminadas por los pecados de su inmadurez.
Este delantero de 19 años tiene una arrancada explosiva y es preciso en el remate, pero son sus regates endiablados lo que le convierten en un jugador desequilibrante, extremadamente peligroso y capaz de desvencijar casi cualquier defensa.
Su gusto un tanto barroco por las filigranas es su mayor enemigo en el campo, puesto que a veces intenta lucirse en exceso y pierde la oportunidad de acortar el camino al gol.
Hasta el momento los aficionados del Santos no tienen queja, puesto que a la vez que ha recuperado el "juego bonito" que evoca a las generaciones de Pelé y Robinho, Neymar ha vuelto a colocar al equipo en una final de la Copa Libertadores.
Sus habilidades llamaron la atención muy temprano a los ojeadores del Santos, que lo ficharon con 12 años y lo han cuidado con mimo desde entonces para evitar que precipite su salto al fútbol europeo.
Neymar comenzó a destacarse el año pasado, cuando anotó 42 goles en la temporada e hizo a su equipo campeón de la Copa de Brasil y del Paulista, una victoria que se ha repetido en 2011.
Este año ha sido el máximo goleador del Campeonato Sudamericano Sub'20 con nueve goles y, en los últimos meses, se ha afianzado como una de las estrellas de la selección absoluta, con la que jugará el mes que viene la Copa América.
En lo futbolístico Neymar está evolucionando. Ahora juega más en equipo y a veces prefiere dar una asistencia antes que decantarse por una jugada individual, aunque todavía le queda por recorrer un largo camino de maduración.
La mayor amenaza al despegue de este talento prometedor es la insolencia de su juventud y sus problemas para asimilar la fama repentina, que el año pasado se plasmaron en airadas riñas con sus compañeros y técnico en actos de indisciplina que escandalizaron al fútbol brasileño y le granjearon una sanción por parte de su club.
En los últimos tiempos parece que Neymar ha entrado en cintura y ha desterrado los ademanes displicentes y las respuestas insolentes, aunque sigue generando polémicas fuera del campo.
El mes pasado se vio obligado a reconocer que ha dejado embarazada a una joven de 17 años, que le dará su primer hijo, un varón.
Al margen de polémicas, en Brasil se ha convertido en todo un ídolo de la afición y una referencia para los niños, que imitan hasta su corte de pelo, una vistosa cresta que, según él, sigue el estilo de los indios mohicanos.