Gran Bretaña afronta la mayor huelga en décadas

LONDRES, Agencias
Miles de profesores y empleados públicos británicos de los distintos poderes del Estado protagonizaron hoy la mayor movilización de varias décadas por el centro de Londres, montaron piquetes y tomaron oficinas del Gobierno, en protesta por un proyecto de reforma en el régimen de jubilaciones y pensiones, iniciando lo que sería un largo período de tensiones laborales.

El paro fue cumplido por la gran mayoría de los 750.000 estatales, según los cálculos de los cuatro sindicatos convocantes. La marcha se hizo eco de las protestas realizadas en el resto de Europa contra las medidas de austeridad de los Gobiernos para reducir las deudas y los déficits públicos. De prosperar el proyecto oficial, los trabajadores deberán pagar mayores contribuciones, prolongar su vida laboral (deberán trabajar seis años más que ahora) y recibir menos retribuciones que las actuales una vez retirados, en un momento de congelación de salarios y fuerte inseguridad laboral.

"Este país está siendo liderado por personas que tienen privilegios y que ganan mucho dinero. La brecha entre ricos y pobres se está agrandando, y no debemos ser nosotros quienes suframos por eso", afirmó Martin Pitcher, un maestro de 35 años. Por su parte, Simon Korner reivindicó la resistencia al recorte en las jubilaciones y advirtió: "lo que vaya a cobrar, no me alcanzará para vivir". "Detengan el robo de las pensiones", se leía en las banderas.

Las protestas involucraron a uno de cada ocho empleados públicos, pero otros sindicatos están preparando paros para este año si fracasan las conversaciones. Alrededor del 45% de las escuelas estuvo sin actividad y otro 40% de los establecimientos cerró parcialmente. Entre otros problemas generados por la protesta figuraron las demoras en los trámites de inmigración en los aeropuertos, puertos navales y estaciones de trenes; la paralización de los tribunales; el cierre de museos y el ausentismo del 90% de los trabajadores administrativos de la Policía Metropolitana londinense.

Sin embargo, desde el Gobierno se consideró que las cifras de adhesión fueron menores a las anunciadas por los sindicatos. El alcalde de Londres, el conservador Boris Johnson, pidió que se reforme la ley laboral para dificultar la realización de huelgas. El primer ministro, David Cameron, condenó la huelga y la calificó de irresponsable, innecesaria y prematura, dado que las negociaciones no concluyeron. Sin embargo, no presentó alternativas. "El sistema de pensiones está en peligro de quebrar”, aseveró.

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