Siria anuncia reformas al tiempo que bombardea Deraa

El régimen vuelve a usar armas pesadas sobre el epicentro de la revuelta y toma la mezquita Omari del barrio viejo causando al menos seis muertos.- El primer ministro dice que se prepara un plan de reformas

Damasco, El País

El Ejército sirio se ha apoderado de la mezquita de Omari, centro de las protestas contra el régimen del presidente Bashar Al Assad en la ciudad de Deraa, epicentro de las revueltas, tras intensos bombardeos realizados a lo largo de toda la mañana sobre la parte vieja de la ciudad, según han informado testigos a Reuters. "Los bombardeos se han detenido, pero ahora hay francotiradores en el tejado de la mezquita", indicaron los residentes. De confirmarse, será la primera vez que el Ejército tenga controlada la ciudad desde que iniciara su ofensiva el pasado lunes.

Mientras, el nuevo primer ministro Adel Safar ha declarado a última hora de la tarde que su gobierno preparará un "completo plan" de reformas políticas, judiciales y económicas, según la agencia oficial SANA, según informa Reuters. Safar ha asegurado que constituirá comités para proponer nuevas leyes y reformas legislativas en esas áreas.

El Ejército sirio ha reanudado esta mañana los bombardeos y ataques en Deraa. Según informaba la cadena catarí Al Yazira, las fuerzas del orden han disparado y han usado artillería pesada en bombardeos sobre barrios de la parte vieja de la ciudad desde primera hora de la mañana. La agencia France Presse informa de que han muerto seis personas como resultado de los ataques, según el testimonio de un activista entrevistado por teléfono. Un testigo citado por el canal catarí dijo en una conversación telefónica que las fuerzas de seguridad irrumpieron en varias viviendas de madrugada. Denunció que se está atacando indiscriminadamente con tanques y artillería casas, escuelas y mezquitas y que la ciudad carece de luz, agua, comunicaciones y alimentos.

Además, nuevos efectivos se han unido a los ya desplegados en la ciudad. Los testigos citados por Al Yazira aseguran que han visto entrar en la ciudad a 20 tanques esta mañana y que, aunque no hay confirmación de los heridos, muchos de ellos están siendo tratados por los vecinos en sus casas porque el acceso a los hospitales es imposible. El asalto a Deraa está siendo dirigido por la Cuarta división, liderada por el hermano del presidente, Maher el Assad.

Los soldados desplazados para ahogar la revuelta han recibido refuerzos esta mañana, después de los incidentes de ayer, cuando el ejército reprimió con extrema violencia a los manifestantes que trataron de romper el bloqueo militar de la ciudad, sembrando la calle de cadáveres. Estos nuevos vehículos militares se unen a los que llegaron el lunes, cuando se estableció el bloqueo. Ya el viernes de la semana pasada el régimen recurrió a los blindados para asfixiar la revuelta, que no ceja pese a las promesas de reformas del presidente Asad.

Mientras, cientos de sirios huyen del país a través de las cercanas fronteras de Jordania y Líbano. Además, un grupo de 252 sirios se refugió hoy en Turquía, han informado los medios turcos. Según ha declarado el gobernador de la provincia suroriental de Hatay, Celalettin Lekesiz, desde la tarde del viernes, un grupo de 500 personas se había congregado en la zona fronteriza entre Turquía y Siria para solicitar asilo. De ellos, han sido aceptados 252 que han sido trasladados a un polideportivo municipal y de ahí serán hoy instalados en un campamento establecido por la Media Luna Roja.

Por otro lado, el Ministerio de Asuntos Exteriores de España ha recomendado a todos los españoles que se encuentren en Siria y cuya estancia en el país no sea imprescindible que consideren la posibilidad de abandonarlo, por medios comerciales. El departamento que dirige Trinidad Jiménez no tiene planeado por ahora ningún plan de evacuación.

Alrededor de un millar de españoles se encuentra en Siria, en su mayoría en Damasco y en menor medida, en Deraa, Homs y en la costera Latakia, ciudades donde las revueltas están siendo más intensas, según fuentes de Exteriores.

Viernes de violencia


Ayer, en un nuevo Viernes de la Ira, decenas de miles de sirios volvieron a desafiar al régimen y a pedir libertad. Los cadáveres siguieron amontonándose en la ciudad sureña de Deraa. Al menos 15, según testigos presenciales, aunque otras fuentes hablaban de 24, mientras que el Observatorio sirio de Derechos Humanos elevó a 62 el número de muertos en la represión de las protestas en todo el país, informa France Presse. Hubo protestas en decenas de ciudades, entre ellas, por primera vez, Damasco.

El Gobierno acusó otra vez a bandas armadas islamistas de fomentar una sublevación y anunció que "grupos terroristas" habían matado a cuatro soldados y tres policías en Deraa y en Homs, y que otros dos soldados habían sido secuestrados. No aportó ninguna prueba de ello. El Gobierno señaló también que el hecho de que las mayores protestas se realizaran el viernes a la salida de las mezquitas constituía un indicio claro de la inspiración islamista de la revuelta. En realidad, eso solo indicaba que la mezquita era el único sitio donde los ciudadanos podían congregarse, dado que, pese al teórico levantamiento del estado de excepción, la policía seguía cargando contra cualquier reunión pública.

Bachar el Asad afrontó la jornada desplegando sus recursos más amenazantes. En Damasco se colgaron pancartas con el siguiente texto: "Instamos a los hermanos ciudadanos a que no salgan de sus casas, por su propia seguridad". Ese era el mensaje que repetía también la televisión. El aviso se reforzó con una exhibición de fuerza: desde la madrugada, tanques y blindados se estacionaron en las principales avenidas. Pese a ello y pese a la intensa lluvia, varios cientos de personas se manifestaron brevemente en el centro de la capital hasta que fueron dispersadas con disparos y gases lacrimógenos. Fue un incidente relativamente marginal en comparación con la violencia que agitaba Homs o Banias o con el estado de guerra que se vivía en Deraa, pero demostró que Damasco, hasta ahora al margen de de la revuelta, era susceptible de contagio.

Ametralladoras en Deraa

Los testimonios de Deraa eran dramáticos. Activistas y portavoces de organizaciones humanitarias denunciaron que el Ejército abrió fuego con ametralladoras sobre una marcha que intentaba romper el bloqueo militar impuesto sobre la ciudad, causando un mínimo de 15 víctimas mortales. Un médico de Tafas, a 12 kilómetros de Deraa, aseguró que su hospital había recibido 15 cadáveres repletos de balazos y 38 heridos.

Varias personas que lograron cruzar la frontera con Jordania, a tres kilómetros de Deraa, explicaron que la ciudad permanecía sometida a una situación de terror, con soldados de la Cuarta División Acorazada (dirigida por Maher el Asad, hermano del presidente) y bandas armadas a sueldo del régimen disparando desde las azoteas y asaltando domicilios. Esos mismos testimonios dijeron que algunos cadáveres del pasado viernes se descomponían en las calles porque era imposible recuperarlos.

Esas informaciones no podían ser verificadas, dada la prohibición de actividades periodísticas en el país. La cadena televisiva Al Yazira, que hasta ahora mantenía un equipo con periodistas locales en el interior del país, tuvo que abandonar Siria tras sufrir un asalto a sus oficinas de Damasco y recibir amenazas.

Pérdida del miedo a El Asad

En Homs y Hama, en el centro del país; en el puerto de Banias; en la población oriental de Kamishli, situada en la zona de influencia kurda; y en Harasta, muy cerca de Damasco, también hubo manifestaciones más o menos numerosas, aunque en ningún caso masivas, con gritos de "adiós a El Asad", "Dios, Siria y libertad" y "hemos perdido el miedo".

Al menos 50 miembros del partido gobernante en Siria, Baaz, anunciaron su dimisión durante una manifestación antigubernamental en Rastan, en el oeste del país unos 20 kilómetros al norte de la localidad de Homs, según ha informado un activista de Derechos Humanos.

La pérdida del miedo por parte de la población constituía el mayor peligro para un régimen en el que durante décadas nadie se atrevió a hablar de política en público, y en el que el nombre de Bachar el Asad solía pronunciarse, como antes el de su padre, Hafez el Asad, en un susurro confidencial. Si con la brutal exhibición de fuerza y crueldad en Deraa no se había logrado inspirar terror a los opositores, la crisis parecía destinada a seguir.

Hasta ahora las protestas eran protagonizadas por jóvenes de provincias pertenecientes a las clases más pobres, especialmente golpeadas por la crisis económica. Ayer los Hermanos Musulmanes, masacrados en 1982 y con los supervivientes enviados al exilio, animaron a toda la población a sumarse a las protestas. Las clases profesionales urbanas y las minorías religiosas permanecían expectantes, según todos los indicios, y temerosas de que la caída de El Asad condujera a la instauración de un régimen islámico dominado por la mayoría suní.

Sanciones de la UE

Horas después de que el presidente Barack Obama firmara la orden ejecutiva que impone nuevas sanciones al régimen sirio, la diplomacia de la Unión Europea anunció un embargo a la venta de armas y material antidisturbios a Damasco y su propósito de adoptar sanciones adicionales más adelante. La UE paraliza, entretanto, sus planes de establecer un Acuerdo de Asociación con Siria. En el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, Washington y los representantes europeos se movieron al unísono y consiguieron la condena de Damasco y que la ONU investigue la mortandad de civiles en Siria en las últimas semanas.

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