Los vehículos tienen hasta 50 años de antigüedad en el país
La Paz, Agencias
Los vehículos que circulan el territorio nacional son modelos de incluso hace 50 años, aunque en promedio la mayoría del millón que se calcula transitan en el país tienen una antigüedad de 18 años.
Así lo revela un estudio de la Fundación Suiza de Cooperación para el Desarrollo Técnico – Swiss Contact, que califica como alto el nivel de vetustez de los coches en Bolivia y constata que “gran parte del parque automotor antiguo y obsoleto presta sus servicios en el sector de autotransporte” público.
Este panorama no sólo evidencia la ausencia de políticas estatales que resguarden la integridad de la ciudadanía, sino que los vehículos más peligrosos circulan en las ciudades.
Swiss Contact basó sus investigaciones en datos del Registro Único para la Administración Tributaria Municipal (RUAT) y del Instituto Nacional de Estadística (INE).
El informe titulado “El auto nuestro de cada día, el parque vehicular en Bolivia, diagnóstico y control” revela que hay más vehículos con un promedio de 18 años de vejez y muy pocos de modelos que correspondan a los últimos tres años (ver infografía).
Gracias a esos registros se comprueba que en La Paz 32.923 vehículos -el 24,62% del total que tributa en el municipio- corresponden a modelos entre los años 1991 y 1995; mientras que la mitad de los carros tienen más de 19 años de vejez. La situación se agrava en El Alto, puesto que allí al menos el 27,7% de los motorizados son modelos de los años 1991 a 1995. Y en Cochabamba, el 42,55% de los coches tiene más de 19 años de antigüedad.
Santa Cruz posee el segundo parque automotor más nuevo del país, 27,9% son modelos entre 1996 y 2000 y el 25,7% pertenece a la categoría 1991-1995.
En Sucre, la capital del país, casi un 60% tiene una fabricación que data de antes de 1991, el indicador supera al panorama que se ve en La Paz y El Alto. Además, sólo el 1,8% de los autos que transita la ciudad blanca corresponde a modelos 2006 a 2008.
En Tarija circula un 23,2% de modelos de 1986-1990, seguido por el 19% de autos de los años 1991-1995. Y, en Potosí, de 24.567 automóviles, el 24,7% son de modelos 1986-1990.
En el caso de Oruro, hay más vehículos elaborados entre 1991 y 1995, pero si se suma la cantidad de los fabricados antes representan el 51,5% del parque automotor de esa ciudad.
Ante esa problemática el Gobierno aprobó en diciembre de 2008 el Decreto Supremo 29836 que prohíbe la importación de vehículos que tengan una antigüedad mayor a cuatro años.
Para los vehículos pesados, el decreto complementario 0123 amplía las restricciones a tractocamiones, barredores, grúas y los chasis que eran modificados para pasar controles de Aduana.
Según la investigación, la contaminación del aire es una de las consecuencias directas de la ingente cantidad de vehículos usados y del crecimiento del parque automotor.
Asimismo, informa que uno de los problemas que aún no ha sido solucionados en el país es el servicio de transporte público, el cual en la mayoría de las ciudades “ha dejado de ser útil a la gente en su real dimensión”, pero se convierte en una de las alternativas para conseguir ingresos por parte de las masas de personas sin trabajo.
Los vehículos que circulan el territorio nacional son modelos de incluso hace 50 años, aunque en promedio la mayoría del millón que se calcula transitan en el país tienen una antigüedad de 18 años.
Así lo revela un estudio de la Fundación Suiza de Cooperación para el Desarrollo Técnico – Swiss Contact, que califica como alto el nivel de vetustez de los coches en Bolivia y constata que “gran parte del parque automotor antiguo y obsoleto presta sus servicios en el sector de autotransporte” público.
Este panorama no sólo evidencia la ausencia de políticas estatales que resguarden la integridad de la ciudadanía, sino que los vehículos más peligrosos circulan en las ciudades.
Swiss Contact basó sus investigaciones en datos del Registro Único para la Administración Tributaria Municipal (RUAT) y del Instituto Nacional de Estadística (INE).
El informe titulado “El auto nuestro de cada día, el parque vehicular en Bolivia, diagnóstico y control” revela que hay más vehículos con un promedio de 18 años de vejez y muy pocos de modelos que correspondan a los últimos tres años (ver infografía).
Gracias a esos registros se comprueba que en La Paz 32.923 vehículos -el 24,62% del total que tributa en el municipio- corresponden a modelos entre los años 1991 y 1995; mientras que la mitad de los carros tienen más de 19 años de vejez. La situación se agrava en El Alto, puesto que allí al menos el 27,7% de los motorizados son modelos de los años 1991 a 1995. Y en Cochabamba, el 42,55% de los coches tiene más de 19 años de antigüedad.
Santa Cruz posee el segundo parque automotor más nuevo del país, 27,9% son modelos entre 1996 y 2000 y el 25,7% pertenece a la categoría 1991-1995.
En Sucre, la capital del país, casi un 60% tiene una fabricación que data de antes de 1991, el indicador supera al panorama que se ve en La Paz y El Alto. Además, sólo el 1,8% de los autos que transita la ciudad blanca corresponde a modelos 2006 a 2008.
En Tarija circula un 23,2% de modelos de 1986-1990, seguido por el 19% de autos de los años 1991-1995. Y, en Potosí, de 24.567 automóviles, el 24,7% son de modelos 1986-1990.
En el caso de Oruro, hay más vehículos elaborados entre 1991 y 1995, pero si se suma la cantidad de los fabricados antes representan el 51,5% del parque automotor de esa ciudad.
Ante esa problemática el Gobierno aprobó en diciembre de 2008 el Decreto Supremo 29836 que prohíbe la importación de vehículos que tengan una antigüedad mayor a cuatro años.
Para los vehículos pesados, el decreto complementario 0123 amplía las restricciones a tractocamiones, barredores, grúas y los chasis que eran modificados para pasar controles de Aduana.
Según la investigación, la contaminación del aire es una de las consecuencias directas de la ingente cantidad de vehículos usados y del crecimiento del parque automotor.
Asimismo, informa que uno de los problemas que aún no ha sido solucionados en el país es el servicio de transporte público, el cual en la mayoría de las ciudades “ha dejado de ser útil a la gente en su real dimensión”, pero se convierte en una de las alternativas para conseguir ingresos por parte de las masas de personas sin trabajo.