Los terroristas de Marraquech usaron el mismo método que el 11-M en Madrid
Marruecos anuncia la detención del "autor del acto terrorista" y de dos de sus cómplices
Madrid, El País
El método utilizado para activar la carga explosiva en el atentado de Marraquech es el mismo que el que fue empleado el 11-M para volar los trenes de cercanías en Madrid en 2004, según fuentes cercanas a la investigación.
El Ministerio del Interior marroquí ha anunciado en un comunicado que la DST, la policía secreta, había detenido a tres ciudadanos marroquíes "incluido el principal autor del acto terrorista" cuya "ideología es yihadista y se ha vinculado a Al Qaeda".
La policía científica encontró en Marraquech fragmentos de dos móviles de los que tiene la certeza que sirvieron para hacer detonar las bombas escondidas en sendas mochilas depositadas en el café Argana por un terrorista. Uno de esos aparatos es de la marca Alcatel, cuyo modelo One Touch se empleó en Madrid.
Los investigadores no tienen, sin embargo, aún del todo claro si se hizo estallar la bomba mediante una llamada a esos móviles o fueron utilizados como temporizadores, un método más seguro al que ya recurrieron los terroristas en Madrid. Se inclinan más bien por esta última hipótesis
El estallido de las dos mochilas repletas de nitrato de amonio y de TATP (peróxido de acetona), un explosivo que puede fabricarse con productos de uso doméstico, así como de clavos, causó la muerte, el 28 de abril en Marraquech, de 16 personas e hirió a otras 24. Es el peor atentado que padece Marruecos desde 2003.
Los policías marroquíes que se encargan de la investigación han recibido la ayuda de sus colegas españoles (TEDAX y policía científica), los primeros en llegar, de agentes franceses de la brigada antiterrorista, del FBI y de Scotland Yard.
El presunto autor del atentado intentó primero, según el comunicado de Interior, emigrar a Chechenia e Irak, pero al final optó por actuar dentro de Marruecos. Aprendió a fabricar bombas en Internet y "produjo dos arfectos explosivos". A él y a sus dos cómplices se les ha aplicado la ley antiterrorista que permite retrasar doce días su presentación ante el juez instructor.
A diferencia de lo sucedido en 2003, tras los atentados de Casablanca, que provocaron 33 víctimas, la policía ha actuado ahora con templaza. Entonces detuvo a unas 8.000 personas y más de 2.000 fueron condenadas por terrorismo.
El ministro marroquí de Interior, Taieb Charkaoui, ya había señalado el viernes pasado, 24 horas después de la voladura del café, que el atentado le recordaba "el estilo de Al Qaeda", pero la rama magrebí de la organización terrorista ni ningún otro grupo radical lo han reivindicado.
Horas antes de la difusión del comunicado la agencia de prensa oficial marroquí MAP había señalado que, con la ayuda de varios testimonios, la policía había elaborado el retrato robot de un sospechoso. Los principales testigos son el turista holandés John van Leeuven y su pareja que salieron del café Argana minutos antes de que se produjera la explosión. A su lado se sentó un joven, que transportaba dos mochilas, y que también abandonó el local justo antes del bombazo.
Madrid, El País
El método utilizado para activar la carga explosiva en el atentado de Marraquech es el mismo que el que fue empleado el 11-M para volar los trenes de cercanías en Madrid en 2004, según fuentes cercanas a la investigación.
El Ministerio del Interior marroquí ha anunciado en un comunicado que la DST, la policía secreta, había detenido a tres ciudadanos marroquíes "incluido el principal autor del acto terrorista" cuya "ideología es yihadista y se ha vinculado a Al Qaeda".
La policía científica encontró en Marraquech fragmentos de dos móviles de los que tiene la certeza que sirvieron para hacer detonar las bombas escondidas en sendas mochilas depositadas en el café Argana por un terrorista. Uno de esos aparatos es de la marca Alcatel, cuyo modelo One Touch se empleó en Madrid.
Los investigadores no tienen, sin embargo, aún del todo claro si se hizo estallar la bomba mediante una llamada a esos móviles o fueron utilizados como temporizadores, un método más seguro al que ya recurrieron los terroristas en Madrid. Se inclinan más bien por esta última hipótesis
El estallido de las dos mochilas repletas de nitrato de amonio y de TATP (peróxido de acetona), un explosivo que puede fabricarse con productos de uso doméstico, así como de clavos, causó la muerte, el 28 de abril en Marraquech, de 16 personas e hirió a otras 24. Es el peor atentado que padece Marruecos desde 2003.
Los policías marroquíes que se encargan de la investigación han recibido la ayuda de sus colegas españoles (TEDAX y policía científica), los primeros en llegar, de agentes franceses de la brigada antiterrorista, del FBI y de Scotland Yard.
El presunto autor del atentado intentó primero, según el comunicado de Interior, emigrar a Chechenia e Irak, pero al final optó por actuar dentro de Marruecos. Aprendió a fabricar bombas en Internet y "produjo dos arfectos explosivos". A él y a sus dos cómplices se les ha aplicado la ley antiterrorista que permite retrasar doce días su presentación ante el juez instructor.
A diferencia de lo sucedido en 2003, tras los atentados de Casablanca, que provocaron 33 víctimas, la policía ha actuado ahora con templaza. Entonces detuvo a unas 8.000 personas y más de 2.000 fueron condenadas por terrorismo.
El ministro marroquí de Interior, Taieb Charkaoui, ya había señalado el viernes pasado, 24 horas después de la voladura del café, que el atentado le recordaba "el estilo de Al Qaeda", pero la rama magrebí de la organización terrorista ni ningún otro grupo radical lo han reivindicado.
Horas antes de la difusión del comunicado la agencia de prensa oficial marroquí MAP había señalado que, con la ayuda de varios testimonios, la policía había elaborado el retrato robot de un sospechoso. Los principales testigos son el turista holandés John van Leeuven y su pareja que salieron del café Argana minutos antes de que se produjera la explosión. A su lado se sentó un joven, que transportaba dos mochilas, y que también abandonó el local justo antes del bombazo.