La clave de los Chicago Bulls: Energía, defensa y actitud


Apoyados en esos tres pilares, los Bulls no dejaron dudas ante el Heat en el Juego 1

Chicago, Espn

Sin dudas, esas palabras en el entretiempo de Derrick Rose funcionaron como un elixir mágico para sus compañeros.

El mea culpa de un líder sirve siempre como un manto de grandeza para abrazar a su coro de seguidores. Para convencerlos y hacerlos partícipes de la idea global. Para absorber la responsabilidad y quitar presiones. Para confirmarle a Tom Thibodeau que haberle dado funciones y libertades a Rose fue el camino correcto para convertirlo en el gran director de orquesta de Chicago, evitando las tentaciones de conformarse con ser el mejor arpista.

Porque todo cambió para Rose tras los 30 tiros lanzados en una noche. Las palabras de Sir Charles Barkley, quien señaló días atrás que un armador no puede tomar tantos lanzamientos, calaron hondo en el alma del base de Chicago. Dardos puntiagudos y dolorosos en ese momento, pero muy ciertos para lo que viene. A partir de allí, aconsejado por Thibodeau, D-Rose se dedicó a jugar de base armador. A lastimar cuando el juego le abría las puertas, no cuando estaba obligado a derribarlas a topetazos. Y entonces, todo se hizo más fluido.

Los Chicago Bulls jugaron en la segunda mitad tan bien como lo habían hecho en el sexto juego de las Finales de Conferencia ante Atlanta Hawks en el Phillip Center. Se apoyaron en el pedestal de sus tres valores inquebrantables: energía, defensa y actitud.

Nadie se sorprende a esta altura si decimos que así gana Chicago los partidos. Sus jugadores son solidarios, no se le caen los anillos si tienen que rasparse las rodillas en el parquet y entienden que los premios grandes llegan cuando la defensa se propaga como un virus rabioso.

El básquetbol, en definitiva, no tiene misterios.

Fuera de todo esto, el resultado no indica cómo será el transcurso de esta serie. No hay 20 puntos de ventaja entre Bulls y Miami Heat, eso está claro. Pero sí hay varios puntos que dejó la segunda mitad para analizar que deberá trabajar Erik Spoelstra a contrarreloj si quiere ser más competitivo en el segundo juego de la serie.

Rose y Thibodeau entendieron dónde estaba el negocio. Veamos, muchos analistas se sorprendieron al ver a Mike Bibby defendiendo a Rose en el arranque del juego. El emparejamiento lógico era Dwyane Wade, pero la misión era clara: hacer que el MVP de la temporada muerda el anzuelo de una defensa más lenta y pequeña, convirtiendo el juego en su propio monólogo. Esto no funcionó porque los Bulls entendieron lo que quería hacer el Heat, que tuvo que acercar su defensa mucho más arriba y ya no pudo fortalecerse abajo como lo había hecho ante Boston Celtics (no es lo mismo defender a Rajon Rondo, quien no confía en su tiro exterior, que a Rose). La idea era clara: primero, pick and roll sobre el portabalón. El Heat hacía subir a su interno sobre Rose para, combinado con el defensor del base, no dejarlo ir hacia el aro. El armador fue pícaro al descargar con el interno libre que hacía el pick despertando dos opciones: 1) tiro del interno 2) pase hacia el lado débil para encontrar al tirador abierto (cuando el interno recibía la ayuda del lado contrario, un atacante quedaba en soledad). ¿Resultado? Chicago anotó 10-21 en triples, incluyendo tres de Luol Deng, uno de Keith Bogans y otro de C.J. Watson, entre otros especialistas.

Derrick Rose
Getty ImagesDerrick Rose celebra el gran triunfo de su equipo
Con este panorama, luego fue todo más fácil para Rose. Digamos que una cosa se desprende de la otra. Si un capitán de barco ve un agujero por donde se filtra el agua, lo primero que quiere hacer es taparlo. El problema aparece cuando por tapar esa filtración, se deja de poner la mano en un agujero mayor. Spoelstra ajustó sobre el lado débil, pero se olvidó que el pick and roll nacía con un proyectil como Rose. Cuando la defensa dejó de mirarlo para preocuparse por los demás, Rose encontró los caminos hacia el aro y empezó a lastimar a su manera. Eso es ser inteligente y confirmar lo que decíamos antes: esperar a que la puerta esté abierta, no derribarla a topetazos. Así, llega más fácil al aro y no sufre tantos golpes. Frente al combo Bibby/Mario Chalmers, Rose atacó 18 veces, tuvo 8-15 en TC, 3-6 en T3 y marcó 21 puntos (4-7 en jugadas uno contra uno). Frente a otros defensores, tuvo 11 jugadas, 2-7 en TC, 0-1 en T3 y siete puntos.

Un dato más: Chicago pasó de perder ocho balones en el primer tiempo a sólo uno en el segundo. Y asistió en 23 oportunidades contra 11 de su rival (cuando Chicago hace entre 20 y 24 pases-gol por juego, gana el 81.4% de las veces). Bien por el planteo de Thibodeau.

La energía y la actitud, valores incalculables de Chicago. Habíamos dicho en la previa que lo que hizo Joel Anthony ante los Celtics iba a ser difícil de repetir con un gladiador como Joakim Noah enfrentándolo en la pintura. Efectivamente, el primer partido de las Finales del Este sirvió como ejemplo de esto. Y debemos sumar también a Omer Asik y Taj Gibson a esta mención positiva para los Bulls. Los Bulls dominaron al Heat 19-6 en rebotes ofensivos, tomando un 41.3 por ciento de rebotes de sus posesiones (19-46), sin contar las pelotas sueltas. Algo más: vencieron en puntos de segunda oportunidad 31-8, siendo 31 puntos el máximo que permitió Miami en toda la temporada, incluyendo playoffs. Chicago, en la segunda mitad, ganó por 21 puntos y tomó 10 rebotes más que su rival. En definitiva, es sólo una cuestión de actitud.

La defensa volvió a ser su marca registrada. Cuando los jugadores de Chicago están entusiasmados sin el balón, no hay quien los detenga. Quizás la solidaridad de este grupo se traduce en los gestos de ánimo que salen desde el banco para cualquiera que esté dentro de la cancha. No hay vencedores ni vencidos, héroes o culpables. En el primer partido de la serie, Luol Deng sacó a relucir su manual de cómo se tiene que defender a LeBron James. Lo quitó literalmente de la cancha, porque que LeBron anote 15 puntos (5-15 en TC), significa un trabajo notable de la defensa individual, aunque también las ayudas siempre fueron criteriosas. Según nos comunica el departamento de estadísticas de ESPN, cuando James convierte 15 o menos -algo que sucedió seis veces en su carrera- su equipo pierde.

Decíamos que los Bulls tenían la mejor defensa uno contra uno de la Liga y el Heat el ataque. Como siempre pasa, en estas oportunidades se impone la defensa. Veamos lo que sucedió: en las primeras dos rondas de playoffs, el Heat promedió en uno contra uno 0.94 puntos por jugada (41.0%). En el Juego 1 ante Chicago, anotaron 0.64 por jugada (3-11 en TC, 27.3%).

Incluso James y Wade, quienes promediaban 45% en jugadas uno contra uno en las primeras dos rondas, fueron limitados a nueve puntos con 2-9 en TC (22.2%).

Todavía el dato a mejorar tiene que ver con Chris Bosh, quien fue, llamativamente, el mejor del Big Three, tirando por la borda ese nuevo apodo de Miami de Two and a Half Men. Anotó 26 puntos, con 10-12 en TC y 6-6 en tiros libres, siendo un teorema indescifrable cada vez que se filtraba en bandeja con mano izquierda. Seguramente Noah tendrá que ver en detalle el video de este partido para evitar que esa situación se repita, porque puede pasar de peligroso a letal en pocas horas.

RUMBO A LO QUE VIENE

El miércoles, desde las 20.30 ET, será el segundo partido de la eliminatoria.

"Uno juega defensa. Uno juega defensa dura y el tiro sale hacia arriba y toman un rebote ofensivo, la sacan a la línea de tres puntos y anotan o penetran y la vuelcan", dijo James. "Esas cosas desmoralizan a un equipo defensivo. Debemos encontrar la manera de mejorar eso rápido".

Y deberá ser bien rápido, porque LeBron tiene un récord de 1-4 en series cuando pierde el primer partido y Wade 2-5.

"Es sólo un partido", dijo Noah. "Hay mucho básquetbol por jugarse. Nunca subestimaremos a otro equipo en el vestuario".

Esta historia recién empieza y todo puede cambiar. De todos modos, por ahora, la razón y el resultado están en el cofre de los Bulls.

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