Partido gobernante y otros derrotados en Perú
Lima, PL
Una larga lista de derrotados dejó la primera vuelta de las elecciones peruanas, que puso al borde de la marginalidad al viejo y gobernante Partido Aprista y dejó en la cuneta a quienes se creían favoritos.
El aprismo, el partido más antiguo de Perú, habría logrado apenas rebasar la valla de cinco por ciento de votos como mínimo para mantener su registro legal, lo que significará tener apenas entre cuatro y seis escaños en el Congreso de 130 miembros.
El veterano periodista César Lévano calificó como una catástrofe electoral los resultados que el partido del presidente Alan García obtuvo en los comicios del domingo último.
El aprismo perdió a manos del bloque Gana Perú, del candidato ganador Ollanta Humala, sus tradicionales bastiones norteños de La Libertad, Lambayeque, Cajamarca y Ancash.
La debacle aprista, opina Lévano, ha sido consecuencia directa de la corrupción, el entreguismo y la represión que caracterizan, según afirma, a la administración de García.
El historiador y analista político Nelson Manrique estimó que al presidente García tiene "el mérito histórico" de haber destruido al viejo partido, cuyo colapso demanda una reestructuración profunda.
Dos días antes de los comicios la dirección aprista anunció su apoyo al candidato peruano-norteamericano Pedro Kuczynski, por dar garantías de continuidad al modelo económico neoliberal vigente.
La decisión fue rechazada por dirigentes y militantes de la organización y, en los hechos, no se cumplió o no significó nada para Kuczynski.
Éste resultó desplazado al tercer lugar por la candidata Keiko Fujimori y tuvo un porcentaje de votos similar al que le daban las encuestas previas a los comicios.
Diversos analistas señalan que también fue derrotada la política triunfalista del gobierno, que, en el evidente afán de frenar el avance de Humala, proclamaba que el país estaba en buena situación y no había motivo para el descontento social ante el modelo económico.
También sufrió un revés el escritor Mario Vargas Llosa, quien en octubre pasado afirmó que una final entre Humala y Fujimori obligaría a la ciudadanía a escoger "entre el cáncer y el sida", lo que le valió críticas por ofender a los electores de ambos y a los enfermos de esos males.
Vargas Llosa tomó partido esta vez por el expresidente Alejandro Toledo, pero el anuncio de que lo apoyaba no pudo impedir que se convirtiera en otro de los derrotados.
En vísperas de la elección el novelista conservador dijo que también Kuczynski sería un buen gobernante, pero este igual fue derrotado.
La eliminación de Toledo y el exalcalde Luis Castañeda fue una debacle para ambos, pues se consideraban hasta hace unas semanas favoritos, por el favor de las encuestas, y protagonistas únicos de la pugna por la Presidencia. Finalmente tuvieron que resignarse con el cuarto y quinto lugar, desdeñados por el electorado por la falta de atractivo de sus propuestas continuistas y sus ataques a Humala y entre ambos.
Una larga lista de derrotados dejó la primera vuelta de las elecciones peruanas, que puso al borde de la marginalidad al viejo y gobernante Partido Aprista y dejó en la cuneta a quienes se creían favoritos.
El aprismo, el partido más antiguo de Perú, habría logrado apenas rebasar la valla de cinco por ciento de votos como mínimo para mantener su registro legal, lo que significará tener apenas entre cuatro y seis escaños en el Congreso de 130 miembros.
El veterano periodista César Lévano calificó como una catástrofe electoral los resultados que el partido del presidente Alan García obtuvo en los comicios del domingo último.
El aprismo perdió a manos del bloque Gana Perú, del candidato ganador Ollanta Humala, sus tradicionales bastiones norteños de La Libertad, Lambayeque, Cajamarca y Ancash.
La debacle aprista, opina Lévano, ha sido consecuencia directa de la corrupción, el entreguismo y la represión que caracterizan, según afirma, a la administración de García.
El historiador y analista político Nelson Manrique estimó que al presidente García tiene "el mérito histórico" de haber destruido al viejo partido, cuyo colapso demanda una reestructuración profunda.
Dos días antes de los comicios la dirección aprista anunció su apoyo al candidato peruano-norteamericano Pedro Kuczynski, por dar garantías de continuidad al modelo económico neoliberal vigente.
La decisión fue rechazada por dirigentes y militantes de la organización y, en los hechos, no se cumplió o no significó nada para Kuczynski.
Éste resultó desplazado al tercer lugar por la candidata Keiko Fujimori y tuvo un porcentaje de votos similar al que le daban las encuestas previas a los comicios.
Diversos analistas señalan que también fue derrotada la política triunfalista del gobierno, que, en el evidente afán de frenar el avance de Humala, proclamaba que el país estaba en buena situación y no había motivo para el descontento social ante el modelo económico.
También sufrió un revés el escritor Mario Vargas Llosa, quien en octubre pasado afirmó que una final entre Humala y Fujimori obligaría a la ciudadanía a escoger "entre el cáncer y el sida", lo que le valió críticas por ofender a los electores de ambos y a los enfermos de esos males.
Vargas Llosa tomó partido esta vez por el expresidente Alejandro Toledo, pero el anuncio de que lo apoyaba no pudo impedir que se convirtiera en otro de los derrotados.
En vísperas de la elección el novelista conservador dijo que también Kuczynski sería un buen gobernante, pero este igual fue derrotado.
La eliminación de Toledo y el exalcalde Luis Castañeda fue una debacle para ambos, pues se consideraban hasta hace unas semanas favoritos, por el favor de las encuestas, y protagonistas únicos de la pugna por la Presidencia. Finalmente tuvieron que resignarse con el cuarto y quinto lugar, desdeñados por el electorado por la falta de atractivo de sus propuestas continuistas y sus ataques a Humala y entre ambos.