Ouatara asume el poder en Costa de Marfil y Gbagbo es llevado a un lugar secreto
Abiyán, Agencias
El presidente marfileño, Alasane Ouatara, toma las riendas de un país a la deriva, con la difícil misión de reconciliar a una nación y restablecer la paz y la seguridad, un día después de la detención de su rival Laurent Gbagbo, custodiado por la ONU en un lugar secreto.
"Reconciliación", "Retorno al orden y a la tranquilidad", "esperanza": la primeras palabras de Ouattara tras el arresto del presidente saliente, que desde hace cuatro meses rehusaba dejar el poder, expresan su voluntad de "pasar la página".
El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, se hizo eco de esa vocación y dijo que Costa de Marfil tiene ahora una "ocasión histórica" para promover la reconciliación nacional, establecer un gobierno de unión nacional y restablecer la autoridad del Estado, indicó un portavoz.
Ban Ki-Moon pidió a Ouattara --reconocido internacionalmente como presidente electo tras las elecciones del 28 de noviembre-- que evite un nuevo "baño de sangre" así como represalias contra los partidarios de Gbagbo.
Gbagbo, capturado el lunes por las fuerzas de Ouattara, fue trasladado a un lugar secreto fuera de la ciudad de Abiyán, pero permanecerá bajo la guardia de Naciones Unidas, dijo un portavoz de la ONU el martes.
La misión de la ONU "está trabajando con las autoridades de Costa de Marfil para garantizar la seguridad" de Gbagbo y permanecerá a su lado para protegerlo, agregó el portavoz adjunto de la ONU Farhan Haq en una conferencia de prensa.
Los cuatro meses de crisis causaron al menos 800 muertos, la mitad de ellos en Abiyán, según la ONU. El número de muertos solamente desde fin de marzo en enfrentamientos en el oeste de Costa de Marfil fue de 536, indicó el martes el Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU, advirtiendo que ese balance final puede ser más elevado.
La batalla de Abiyán sumió a la capital económica del país, de cuatro millones de habitantes, al borde de la catástrofe humanitaria, con barrios librados a la anarquía y saqueos por parte de grupos armados. La situación es también muy difícil en el interior del país, especialmente en el oeste, donde los combatientes de ambos bandos han sido acusados de violaciones de derechos humanos.
En su primer discurso televisado el lunes, Ouattara llamó a sus compatriotas a "abstenerse de cualquier acto de represalia o de violencia" y dijo que el país se encuentra "en el amanecer de una nueva era de esperanza". A pesar de ello, este martes aún se pudieron escuchar disparos en dos bastiones del ex presidente, según testigos.
También anunció el inicio de un "procedimiento judicial contra Laurent Gbagbo, su esposa" y sus colaboradores, y la creación de una "comisión de verdad y reconciliación" para esclarecer las violaciones de los derechos humanos. Ban Ki-moon se felicitó por el llamado a crear tal comisión, que se inspira en la de Sudáfrica, y prometió la cooperación de la ONU.
Laurent Gbagbo, de 65 años, fue detenido el lunes tras una ofensiva contra su residencia en Abiyán, llevada a cabo por las fuerzas republicanas de Costa de Marfil (FRCI, pro Ouattara) apoyadas por medios aéreos y blindados de las fuerzas francesas y de la misión de Naciones Unidas (ONUCI).
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, celebró el arresto de Gbagbo e instó a "todas las milicias" a dejar las armas y reconocer la autoridad de Ouattara.
Obama agradeció además el papel de la ONU y Francia, con el fin de "proteger a los civiles" en el país. En París, el ex consejero de Gbagbo, Toussaint Alain, acusó este martes a Francia de haber llevado a cabo "un golpe de Estado" para apoderarse de "los recursos" de Costa de Marfil, e insistió en que "elementos de las fuerzas especiales francesas secuestraron" a su dirigente.
Los ministros europeos de Relaciones Exteriores, reunidos el martes en Luxemburgo, prevén prometer ayuda económica a largo plazo al presidente Ouattara para ayudar a reconstruir el país, ahora amenazado por el caos.
El presidente del Banco Mundial Robert Zoellick pidió el martes la reanudación de la financiación destinada a Costa de Marfil, que el organismo había congelado en diciembre, debido a la crisis.
El presidente marfileño, Alasane Ouatara, toma las riendas de un país a la deriva, con la difícil misión de reconciliar a una nación y restablecer la paz y la seguridad, un día después de la detención de su rival Laurent Gbagbo, custodiado por la ONU en un lugar secreto.
"Reconciliación", "Retorno al orden y a la tranquilidad", "esperanza": la primeras palabras de Ouattara tras el arresto del presidente saliente, que desde hace cuatro meses rehusaba dejar el poder, expresan su voluntad de "pasar la página".
El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, se hizo eco de esa vocación y dijo que Costa de Marfil tiene ahora una "ocasión histórica" para promover la reconciliación nacional, establecer un gobierno de unión nacional y restablecer la autoridad del Estado, indicó un portavoz.
Ban Ki-Moon pidió a Ouattara --reconocido internacionalmente como presidente electo tras las elecciones del 28 de noviembre-- que evite un nuevo "baño de sangre" así como represalias contra los partidarios de Gbagbo.
Gbagbo, capturado el lunes por las fuerzas de Ouattara, fue trasladado a un lugar secreto fuera de la ciudad de Abiyán, pero permanecerá bajo la guardia de Naciones Unidas, dijo un portavoz de la ONU el martes.
La misión de la ONU "está trabajando con las autoridades de Costa de Marfil para garantizar la seguridad" de Gbagbo y permanecerá a su lado para protegerlo, agregó el portavoz adjunto de la ONU Farhan Haq en una conferencia de prensa.
Los cuatro meses de crisis causaron al menos 800 muertos, la mitad de ellos en Abiyán, según la ONU. El número de muertos solamente desde fin de marzo en enfrentamientos en el oeste de Costa de Marfil fue de 536, indicó el martes el Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU, advirtiendo que ese balance final puede ser más elevado.
La batalla de Abiyán sumió a la capital económica del país, de cuatro millones de habitantes, al borde de la catástrofe humanitaria, con barrios librados a la anarquía y saqueos por parte de grupos armados. La situación es también muy difícil en el interior del país, especialmente en el oeste, donde los combatientes de ambos bandos han sido acusados de violaciones de derechos humanos.
En su primer discurso televisado el lunes, Ouattara llamó a sus compatriotas a "abstenerse de cualquier acto de represalia o de violencia" y dijo que el país se encuentra "en el amanecer de una nueva era de esperanza". A pesar de ello, este martes aún se pudieron escuchar disparos en dos bastiones del ex presidente, según testigos.
También anunció el inicio de un "procedimiento judicial contra Laurent Gbagbo, su esposa" y sus colaboradores, y la creación de una "comisión de verdad y reconciliación" para esclarecer las violaciones de los derechos humanos. Ban Ki-moon se felicitó por el llamado a crear tal comisión, que se inspira en la de Sudáfrica, y prometió la cooperación de la ONU.
Laurent Gbagbo, de 65 años, fue detenido el lunes tras una ofensiva contra su residencia en Abiyán, llevada a cabo por las fuerzas republicanas de Costa de Marfil (FRCI, pro Ouattara) apoyadas por medios aéreos y blindados de las fuerzas francesas y de la misión de Naciones Unidas (ONUCI).
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, celebró el arresto de Gbagbo e instó a "todas las milicias" a dejar las armas y reconocer la autoridad de Ouattara.
Obama agradeció además el papel de la ONU y Francia, con el fin de "proteger a los civiles" en el país. En París, el ex consejero de Gbagbo, Toussaint Alain, acusó este martes a Francia de haber llevado a cabo "un golpe de Estado" para apoderarse de "los recursos" de Costa de Marfil, e insistió en que "elementos de las fuerzas especiales francesas secuestraron" a su dirigente.
Los ministros europeos de Relaciones Exteriores, reunidos el martes en Luxemburgo, prevén prometer ayuda económica a largo plazo al presidente Ouattara para ayudar a reconstruir el país, ahora amenazado por el caos.
El presidente del Banco Mundial Robert Zoellick pidió el martes la reanudación de la financiación destinada a Costa de Marfil, que el organismo había congelado en diciembre, debido a la crisis.