Obama acuerda con Santos el pacto de libre comercio para Colombia
El tratado, ya ratificado por Bogotá, llegará al Congreso de EE UU el día 22
Washington, El PaísBarack Obama y el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, anunciaron ayer un acuerdo para ratificar rápidamente en el Congreso el largamente esperado Tratado de Libre Comercio (TLC), un instrumento que facilitará el desarrollo del intercambio comercial entre ambos países y abrirá la puerta a la aprobación de otros tratados similares pendientes con Corea del Sur y Panamá. El acuerdo representa la más decisiva acción hacia América Latina emprendida por Obama desde que llegó a la presidencia.
"Se trata de una victoria tanto para Colombia como para Estados Unidos", declaró Obama en el Despacho Oval al término de una entrevista en la que se eliminaron los últimos obstáculos para que el TLC fuese enviado al Congreso. "Después de cinco años, hemos obtenido, por fin, luz verde para el TLC", manifestó Santos. "Es un paso importantísimo para el comercio exterior de Colombia y para sus relaciones con EE UU", añadió.
Santos anunció la adopción por parte de su Gobierno de un ambicioso plan de reformas legales destinadas a proteger a los sindicalistas de su país, amenazados por las organizaciones paramilitares, y a garantizar los derechos labores de los trabajadores colombianos. Esa reforma era el principal escollo pendiente para que el TLC, que ya fue ratificado por el Senado colombiano, pudiera ser remitido al Congreso norteamericano, lo que ocurrirá, según dijo el presidente colombiano, el próximo día 22.
El acuerdo alcanzado ayer "extiende de forma significativa la protección de los líderes sindicales y potencia los instrumentos para castigar a quienes cometan actos de violencia contra los trabajadores sindicados, así como representa un paso importante para reforzar las leyes laborales", declaró el representante norteamericano de Comercio (ministro de Comercio Exterior), Ron Kirk. Miles de sindicalistas han sido asesinados en Colombia en los últimos años, según organizaciones de derechos humanos.
Esa persecución y los obstáculos a los derechos laborales eran el principal argumento esgrimido contra el TLC en EE UU por los propios sindicatos y por los senadores demócratas que los apoyan. Entre los senadores republicanos existe una mayoría partidaria del tratado. El líder de la oposición en el Senado, Mitch Mcconnell, declaró ayer que el acuerdo para adoptar el TLC constituía "una muy buena noticia que la economía necesitaba".
"Este acuerdo", declaró Mcconnell, "ayudará a las empresas norteamericanas a competir al mismo nivel con las empresas de otros países, servirá para crear puestos de trabajo y ayudará a fortalecer las relaciones con un importante aliado en América Latina". La Administración calcula que el TLC permitirá aumentar las exportaciones estadounidenses en más de 1.000 millones de dólares y ayudará a incrementar el Producto Interior Bruto en 2.500 millones de dólares.
Tan importante como la vertiente económica resultan la diplomática y la política. El acuerdo con Colombia abrirá el paso para que el Congreso apruebe otros tratados comerciales en los que la Casa Blanca está muy interesada, especialmente el de Corea del Sur, una de las más pujantes economías asiáticas, que abriría sus puertas a los productos de exportación norteamericanos. Los republicanos exigen que los tres tratados pendientes sean votados de forma conjunta y antes del 1 de julio.
Desde el ángulo político, el compromiso alcanzado con Santos debería servir para recomponer unas relaciones que están atascadas desde que Obama llegó a la Casa Blanca. Aliado preferencial de Washington durante la etapa de George Bush —que fue quien firmó el TLC con el presidente Álvaro Uribe en 2006—, la colaboración con Colombia, muy intensa en el terreno de la seguridad y la lucha contra el narcotráfico, comenzó a enfriarse cuando una nueva Administración demócrata empezó a plantear mayores exigencias en el respeto de los derechos humanos. Posteriormente, el presidente Santos hizo, tras asumir el poder, una serie de gestos de aproximación a su vecino, el presidente venezolano Hugo Chávez, que provocaron cierta irritación en Washington.
El acuerdo sobre el TLC permitirá ahora, según el principal asesor de Obama sobre América Latina, Dan Restrepo, "mejorar aún más las relaciones con uno de nuestros mejores aliados en la región".