La Casa Blanca reitera su compromiso con el cierre de Guantánamo
Washington, Agencias
La Casa Blanca reiteró hoy su compromiso con el cierre de la prisión en la base militar de Guantánamo, en Cuba, un día después de anunciar que juzgará allí a los supuestos responsables de los atentados del 11 de septiembre de 2001.
"Permanecemos comprometidos con el cierre de Guantánamo porque es algo que conviene a nuestros intereses de seguridad nacional", dijo el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, en declaraciones a la prensa.
El Departamento de Justicia anunció el lunes que una comisión militar en Guantánamo se encargará de juzgar a Jalid Sheij Mohamed, el supuesto "cerebro" de la trama y otros cuatro presuntos implicados en los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, Washington y Pensilvania: Walid bin Atash, Ramzi bin AlShibh, Ali Abdul Aziz Ali y Mustafa al Hawsaui.
El anuncio, efectuado el mismo día en que el presidente de EE.UU., Barack Obama, dio a conocer su candidatura para la reelección en 2012, representó un giro de 180 grados en la política de la Casa Blanca, que inicialmente había querido llevar a Mohamed ante un tribunal civil.
Para el secretario de Justicia, Eric Holder, el único culpable de esta marcha atrás es el Congreso, donde los republicanos insistían en que los detenidos de Guantánamo fueran juzgados en esa prisión.
El cierre de la prisión de Guantánamo representó la primera promesa de Obama a su llegada a la Casa Blanca.
Apenas dos días después de su investidura, el 20 de enero de 2009, el presidente estadounidense aseguró que la prisión quedaría cerrada en el plazo de un año, una promesa que no ha podido cumplir.
El pasado 7 de marzo, Obama decretó el restablecimiento de las comisiones militares para juzgar a presos de Guantánamo. Estos tribunales marciales habían quedado en suspenso cuando prometió cerrar la penitenciaría.
Al anunciar esta medida, la Casa Blanca reiteró que continuaba comprometida con el cierre de esa prisión, que considera que sirve de "herramienta de reclutamiento" para la red terrorista Al Qaeda y otros grupos radicales.
En la actualidad permanecen 172 presos en esa cárcel, de los que unos 35 pueden comparecer a juicio ante tribunales federales o ante las comisiones militares.
En algún momento llegó a haber en Guantánamo más de 750 reclusos. Casi 600 de estos presos han sido transferidos a otros países, 67 de ellos desde la llegada de Obama al poder.
La prisión de Guantánamo se estableció durante la Administración del presidente George W Bush (2001-2009) tras el comienzo de la guerra de Afganistán, en 2001, para acoger a presos sospechosos de terrorismo a los que el Gobierno estadounidense denominaba entonces "combatientes enemigos".
Para cerrar Guantánamo, la Administración de Obama se había enfrentado con una serie de obstáculos legales y de seguridad, así como la renuencia de otros países a acoger a estos detenidos.
Además de cómo enjuiciar a los presos contra los que sea posible un proceso, existe un grupo de reos de extraordinaria peligrosidad al que no se puede llevar a juicio debido, entre otras cosas, a la falta de pruebas admisibles ante un tribunal.
La Casa Blanca reiteró hoy su compromiso con el cierre de la prisión en la base militar de Guantánamo, en Cuba, un día después de anunciar que juzgará allí a los supuestos responsables de los atentados del 11 de septiembre de 2001.
"Permanecemos comprometidos con el cierre de Guantánamo porque es algo que conviene a nuestros intereses de seguridad nacional", dijo el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, en declaraciones a la prensa.
El Departamento de Justicia anunció el lunes que una comisión militar en Guantánamo se encargará de juzgar a Jalid Sheij Mohamed, el supuesto "cerebro" de la trama y otros cuatro presuntos implicados en los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, Washington y Pensilvania: Walid bin Atash, Ramzi bin AlShibh, Ali Abdul Aziz Ali y Mustafa al Hawsaui.
El anuncio, efectuado el mismo día en que el presidente de EE.UU., Barack Obama, dio a conocer su candidatura para la reelección en 2012, representó un giro de 180 grados en la política de la Casa Blanca, que inicialmente había querido llevar a Mohamed ante un tribunal civil.
Para el secretario de Justicia, Eric Holder, el único culpable de esta marcha atrás es el Congreso, donde los republicanos insistían en que los detenidos de Guantánamo fueran juzgados en esa prisión.
El cierre de la prisión de Guantánamo representó la primera promesa de Obama a su llegada a la Casa Blanca.
Apenas dos días después de su investidura, el 20 de enero de 2009, el presidente estadounidense aseguró que la prisión quedaría cerrada en el plazo de un año, una promesa que no ha podido cumplir.
El pasado 7 de marzo, Obama decretó el restablecimiento de las comisiones militares para juzgar a presos de Guantánamo. Estos tribunales marciales habían quedado en suspenso cuando prometió cerrar la penitenciaría.
Al anunciar esta medida, la Casa Blanca reiteró que continuaba comprometida con el cierre de esa prisión, que considera que sirve de "herramienta de reclutamiento" para la red terrorista Al Qaeda y otros grupos radicales.
En la actualidad permanecen 172 presos en esa cárcel, de los que unos 35 pueden comparecer a juicio ante tribunales federales o ante las comisiones militares.
En algún momento llegó a haber en Guantánamo más de 750 reclusos. Casi 600 de estos presos han sido transferidos a otros países, 67 de ellos desde la llegada de Obama al poder.
La prisión de Guantánamo se estableció durante la Administración del presidente George W Bush (2001-2009) tras el comienzo de la guerra de Afganistán, en 2001, para acoger a presos sospechosos de terrorismo a los que el Gobierno estadounidense denominaba entonces "combatientes enemigos".
Para cerrar Guantánamo, la Administración de Obama se había enfrentado con una serie de obstáculos legales y de seguridad, así como la renuencia de otros países a acoger a estos detenidos.
Además de cómo enjuiciar a los presos contra los que sea posible un proceso, existe un grupo de reos de extraordinaria peligrosidad al que no se puede llevar a juicio debido, entre otras cosas, a la falta de pruebas admisibles ante un tribunal.