Japón redoblará el control de productos pesqueros ante la elevada radiactividad
Tokio, Agencias
El turismo es uno de los grandes perjudicados por la crisis de Japón, donde las reservas han caído en picado, se han reducido los vuelos internacionales y la meta de lograr 30 millones de visitantes al año parece una quimera.
El desastre sin precedentes del 11 de marzo, que conjuga un seísmo, un tsunami y una crisis nuclear, paralizaron las campañas de promoción de la Organización Nacional de Turismo de Japón, que admite el "enorme impacto" en la llegada de turistas extranjeros.
Países como el Reino Unido, EEUU o España mantienen aún la recomendación a sus ciudadanos para que eviten visitar Tokio a menos de que sea imprescindible, si bien México comunicó hoy que la situación en la mayor parte de Japón permite los viajes con normalidad.
Además, numerosas líneas aéreas extranjeras siguen reduciendo su frecuencia de vuelos a Japón por la disminución de la demanda, cinco meses después de que Tokio abriese una flamante terminal internacional en su aeropuerto más céntrico, Haneda, destinada a impulsar el turismo.
A Narita, el otro aeropuerto internacional de Tokio, solo llegaron 67.000 extranjeros entre el 11 y el 22 de marzo, un 60 por ciento menos que el año anterior, según el Servicio japonés de Aduanas citado por la agencia Kyodo.
American Airlines suspenderá este mes su recién inaugurado vuelo Haneda-Nueva York y un Narita-Dallas, mientras Delta canceló sus rutas desde Haneda a Detroit y Los Ángeles, y rebajó en al menos un 15 por ciento la capacidad de sus aviones entre Japón y EEUU.
Las australianas Qantas y Jetstar también anunciaron su intención de recortar frecuencias aéreas a Japón en abril, al igual que la aerolínea de Hong Kong Cathay Pacific, que augura una "demanda débil" para los próximos meses.
Las aerolíneas japonesas JAL y ANA, sin embargo, no tienen planes a la baja, mientras el Gobierno nipón y los operadores confían en que el descenso en el turismo sea poco duradero y pueda recuperarse hacia el segundo semestre del año.
De momento, las reservas hoteleras han caído en picado en Japón y sobre todo en Tokio.
Según el diario económico Nikkei, fueron canceladas hasta finales de abril el 90 por ciento de las reservas de turistas extranjeros en la cadena de lujo Prince Hotels, con 44 establecimientos en Japón.
En uno de los hoteles insignia de Tokio, el Imperial, donde se alojan por lo general los dignatarios extranjeros que visitan la capital, también han descendido a la mitad las reservas de los visitantes procedentes de otros países desde el 11 de marzo.
Otros establecimientos exclusivos de la capital como el hotel Sangri-la, abierto en 2010, han corrido peor suerte al verse obligado a cerrar hasta mediados de abril por cuestiones logísticas.
Además del impacto del seísmo en los afanes viajeros, los hoteles de lujo de la capital tokiota aplican medidas de ahorro energético que les impiden mantener abiertos durante todo el día servicios como tiendas, restaurantes o bares.
La Organización de Turismo nipona se fijó la meta de lograr en 2020 más de 25 millones de turistas al año y, cuanto antes, los 30 millones de visitantes para aumentar los ingresos y el empleo, además de convertir el turismo en un pilar de crecimiento económico.
Pese a su atractivo exótico, con sus geishas, sus templos sintoístas, su moderna arquitectura y su rica gastronomía, Japón apenas recibió en 2010 a 8,6 millones de turistas, aún así casi un 27 por ciento más que el año anterior.
La gran mayoría de los turistas que visitan Japón, alrededor del 70 por ciento, son asiáticos, sobre todo coreanos, chinos y taiwaneses, atraídos sobre todo por las compras y la cultura nipona.
El turismo es uno de los grandes perjudicados por la crisis de Japón, donde las reservas han caído en picado, se han reducido los vuelos internacionales y la meta de lograr 30 millones de visitantes al año parece una quimera.
El desastre sin precedentes del 11 de marzo, que conjuga un seísmo, un tsunami y una crisis nuclear, paralizaron las campañas de promoción de la Organización Nacional de Turismo de Japón, que admite el "enorme impacto" en la llegada de turistas extranjeros.
Países como el Reino Unido, EEUU o España mantienen aún la recomendación a sus ciudadanos para que eviten visitar Tokio a menos de que sea imprescindible, si bien México comunicó hoy que la situación en la mayor parte de Japón permite los viajes con normalidad.
Además, numerosas líneas aéreas extranjeras siguen reduciendo su frecuencia de vuelos a Japón por la disminución de la demanda, cinco meses después de que Tokio abriese una flamante terminal internacional en su aeropuerto más céntrico, Haneda, destinada a impulsar el turismo.
A Narita, el otro aeropuerto internacional de Tokio, solo llegaron 67.000 extranjeros entre el 11 y el 22 de marzo, un 60 por ciento menos que el año anterior, según el Servicio japonés de Aduanas citado por la agencia Kyodo.
American Airlines suspenderá este mes su recién inaugurado vuelo Haneda-Nueva York y un Narita-Dallas, mientras Delta canceló sus rutas desde Haneda a Detroit y Los Ángeles, y rebajó en al menos un 15 por ciento la capacidad de sus aviones entre Japón y EEUU.
Las australianas Qantas y Jetstar también anunciaron su intención de recortar frecuencias aéreas a Japón en abril, al igual que la aerolínea de Hong Kong Cathay Pacific, que augura una "demanda débil" para los próximos meses.
Las aerolíneas japonesas JAL y ANA, sin embargo, no tienen planes a la baja, mientras el Gobierno nipón y los operadores confían en que el descenso en el turismo sea poco duradero y pueda recuperarse hacia el segundo semestre del año.
De momento, las reservas hoteleras han caído en picado en Japón y sobre todo en Tokio.
Según el diario económico Nikkei, fueron canceladas hasta finales de abril el 90 por ciento de las reservas de turistas extranjeros en la cadena de lujo Prince Hotels, con 44 establecimientos en Japón.
En uno de los hoteles insignia de Tokio, el Imperial, donde se alojan por lo general los dignatarios extranjeros que visitan la capital, también han descendido a la mitad las reservas de los visitantes procedentes de otros países desde el 11 de marzo.
Otros establecimientos exclusivos de la capital como el hotel Sangri-la, abierto en 2010, han corrido peor suerte al verse obligado a cerrar hasta mediados de abril por cuestiones logísticas.
Además del impacto del seísmo en los afanes viajeros, los hoteles de lujo de la capital tokiota aplican medidas de ahorro energético que les impiden mantener abiertos durante todo el día servicios como tiendas, restaurantes o bares.
La Organización de Turismo nipona se fijó la meta de lograr en 2020 más de 25 millones de turistas al año y, cuanto antes, los 30 millones de visitantes para aumentar los ingresos y el empleo, además de convertir el turismo en un pilar de crecimiento económico.
Pese a su atractivo exótico, con sus geishas, sus templos sintoístas, su moderna arquitectura y su rica gastronomía, Japón apenas recibió en 2010 a 8,6 millones de turistas, aún así casi un 27 por ciento más que el año anterior.
La gran mayoría de los turistas que visitan Japón, alrededor del 70 por ciento, son asiáticos, sobre todo coreanos, chinos y taiwaneses, atraídos sobre todo por las compras y la cultura nipona.