Japón lucha por parar la fuga radiactiva al mar
Tokio, Agencias
Trabajadores de la central nuclear accidentada de Fukushima trataban este domingo de parar la fuga radiactiva al Pacífico, lo que, según el Gobierno, podría durar todavía meses.
En esta región del nordeste de Japón devastada por el terremoto y tsunami del 11 de marzo, unos 25.000 soldados japoneses y estadounidenses pusieron fin a tres días de intensas búsquedas a lo largo del litoral, durante los que solo encontraron 306 cuerpos sin vida.
Tres semanas después de la tragedia, el balance aún provisional de la policía es de 12.020 muertos confirmados y 15.512 desaparecidos, cuyos cadáveres fueron muy probablemente barridos por el agua.
La central Fukushima Daiichi (N°1), situada al borde del océano Pacífico a unos 250 kilómetros al norte de Tokio, estaba concebida para resistir olas de seis metros, pero no de 14, como fue el caso.
El 11 de marzo, sus seis reactores se detuvieron automáticamente, tal como estaba previsto, al producirse el primer temblor del sismo de magnitud 9. Sin embargo, el posterior maremoto ahogó los circuitos eléctricos y de refrigeración del combustible nuclear.
Cuatro reactores comenzaron entonces a calentarse peligrosamente, provocando explosiones y liberando humo radiactivo. Cientos de obreros de la compañía Tokyo Electric Power (TEPCO), propietaria de la central, lograron dominar ese proceso de calentamiento, echando agua sobre las instalaciones día y noche.
El accidente, el más grave desde la catástrofe nuclear de Chernobyl en 1986, "será una larga batalla", reconoció Goshi Hosono, consejero del primer ministro Naoto Kan, en una entrevista este domingo en la televisión Fuji TV.
El consejero vaticinó que serán necesarios "probablemente varios meses para detener las fugas radiactivas".
"El mayor desafío son las alrededor de 10.000 barras de combustible usado, cuya retirada llevará mucho tiempo", añadió.
Este domingo por la tarde, un centenar de personas se manifestaron frente a la sede de TEPCO en Tokio para gritar "nunca más centrales nucleares" y "TEPCO, gobierno, asuman sus responsabilidades".
"Este accidente va a afectar a los más débiles, los agricultores y los pescadores", declaró Mitsue Matsuda, de 47 años, originaria de la prefectura de Iwate (noreste). "La tierra va seguir contaminada durante décadas", agregó.
La prioridad de los empleados de TEPCO es restablecer la alimentación eléctrica para que funcionen los circuitos de refrigeración de los cuatro reactores dañados. Los reactores 5 y 6 se salvaron de la catástrofe.
Sin embargo, los avances en esa tarea son lentos. La enorme cantidad de agua empleada para enfriar las barras de combustible ha inundado las salas de turbinas y las galerías subterráneas, impidiendo toda intervención humana.
La tarea más difícil de TEPCO es evacuar esas capas de agua altamente radiactivas, que en parte se filtraron al océano por una brecha de 20 centímetros descubierta en un foso conectado al reactor 2.
El primer intento de colmatar la brecha con cemento fracasó el sábado, según TEPCO. Este domingo, los empleados pensaban utilizar cola polímera.
"Hasta ahora, no está claro si el volumen de agua que ha salido al océano ha disminuido", dijo el portavoz de la Agencia de Seguridad Nuclear, Hidehiko Nishiyama.
En los próximos días se espera que llegue frente a la central de Fukushima una plataforma flotante de acero de 136 metros de largo y 46 de ancho. Sus depósitos de una capacidad de 10.000 toneladas podrían servir para evacuar el agua contaminada.
Dos barcazas de la marina estadounidense también han llevado agua dulce, que está siendo trasvasada a las piscinas de refrigeración de los reactores y a las piscinas de combustible usado.
Según el diario Yomiuri Shimbun, 550 toneladas de agua son inyectadas cada día en los reactores.
TEPCO anunció además que descubrió los cadáveres de dos empleados desaparecidos desde el 11 de marzo.
Trabajadores de la central nuclear accidentada de Fukushima trataban este domingo de parar la fuga radiactiva al Pacífico, lo que, según el Gobierno, podría durar todavía meses.
En esta región del nordeste de Japón devastada por el terremoto y tsunami del 11 de marzo, unos 25.000 soldados japoneses y estadounidenses pusieron fin a tres días de intensas búsquedas a lo largo del litoral, durante los que solo encontraron 306 cuerpos sin vida.
Tres semanas después de la tragedia, el balance aún provisional de la policía es de 12.020 muertos confirmados y 15.512 desaparecidos, cuyos cadáveres fueron muy probablemente barridos por el agua.
La central Fukushima Daiichi (N°1), situada al borde del océano Pacífico a unos 250 kilómetros al norte de Tokio, estaba concebida para resistir olas de seis metros, pero no de 14, como fue el caso.
El 11 de marzo, sus seis reactores se detuvieron automáticamente, tal como estaba previsto, al producirse el primer temblor del sismo de magnitud 9. Sin embargo, el posterior maremoto ahogó los circuitos eléctricos y de refrigeración del combustible nuclear.
Cuatro reactores comenzaron entonces a calentarse peligrosamente, provocando explosiones y liberando humo radiactivo. Cientos de obreros de la compañía Tokyo Electric Power (TEPCO), propietaria de la central, lograron dominar ese proceso de calentamiento, echando agua sobre las instalaciones día y noche.
El accidente, el más grave desde la catástrofe nuclear de Chernobyl en 1986, "será una larga batalla", reconoció Goshi Hosono, consejero del primer ministro Naoto Kan, en una entrevista este domingo en la televisión Fuji TV.
El consejero vaticinó que serán necesarios "probablemente varios meses para detener las fugas radiactivas".
"El mayor desafío son las alrededor de 10.000 barras de combustible usado, cuya retirada llevará mucho tiempo", añadió.
Este domingo por la tarde, un centenar de personas se manifestaron frente a la sede de TEPCO en Tokio para gritar "nunca más centrales nucleares" y "TEPCO, gobierno, asuman sus responsabilidades".
"Este accidente va a afectar a los más débiles, los agricultores y los pescadores", declaró Mitsue Matsuda, de 47 años, originaria de la prefectura de Iwate (noreste). "La tierra va seguir contaminada durante décadas", agregó.
La prioridad de los empleados de TEPCO es restablecer la alimentación eléctrica para que funcionen los circuitos de refrigeración de los cuatro reactores dañados. Los reactores 5 y 6 se salvaron de la catástrofe.
Sin embargo, los avances en esa tarea son lentos. La enorme cantidad de agua empleada para enfriar las barras de combustible ha inundado las salas de turbinas y las galerías subterráneas, impidiendo toda intervención humana.
La tarea más difícil de TEPCO es evacuar esas capas de agua altamente radiactivas, que en parte se filtraron al océano por una brecha de 20 centímetros descubierta en un foso conectado al reactor 2.
El primer intento de colmatar la brecha con cemento fracasó el sábado, según TEPCO. Este domingo, los empleados pensaban utilizar cola polímera.
"Hasta ahora, no está claro si el volumen de agua que ha salido al océano ha disminuido", dijo el portavoz de la Agencia de Seguridad Nuclear, Hidehiko Nishiyama.
En los próximos días se espera que llegue frente a la central de Fukushima una plataforma flotante de acero de 136 metros de largo y 46 de ancho. Sus depósitos de una capacidad de 10.000 toneladas podrían servir para evacuar el agua contaminada.
Dos barcazas de la marina estadounidense también han llevado agua dulce, que está siendo trasvasada a las piscinas de refrigeración de los reactores y a las piscinas de combustible usado.
Según el diario Yomiuri Shimbun, 550 toneladas de agua son inyectadas cada día en los reactores.
TEPCO anunció además que descubrió los cadáveres de dos empleados desaparecidos desde el 11 de marzo.