Fecha de la boda real: el día de una santa "anoréxica"

Redacción, BBC
Cuando el príncipe William y su prometida, Kate Middleton, anunciaron su matrimonio para el viernes 29 de abril, dijeron que habían escogido ese día porque caía después de la Pascua y la Cuaresma, pero antes de un ajetreado calendario político de mayo y junio en el Reino Unido.

Ese viernes ha sido declarado feriado, por lo que los empleados británicos se asegurarán de un "puente" para celebrar la boda real.

Es muy probable, sin embargo, que la pareja -especialmente Kate, cuyo nombre es Catherine- no fuera consciente de que la fecha coincide con el día en que la Iglesia Católica conmemora a una tocaya de la novia: Santa Catalina de Siena, que murió un 29 de abril de 1380.

No sólo es contradictorio que se trate del día que recuerda a un símbolo católico -ya que la reina británica es cabeza del anglicanismo protestante-, sino que además Catalina de Siena perteneció a un grupo de religiosas conocidas como las "santas anoréxicas", que se entregaban a la privación y al ayuno extremos como forma de penitencia.

Es un tanto irónico que lo que promete ser una fastuosa ceremonia con banquete y baile -después del relativo ascetismo de la Cuaresma- caiga el día del recordatorio de una mujer que le entregó su vida al hambre.

Sacrificio

Catalina nació en Italia en 1347, en el seno de una familia de tintoreros con muchos hijos. Fue una de dos mellizas débiles y frágiles; la madre sólo pudo amamantar a una de ellas y escogió a Catalina.

A los siete años, la pequeña tuvo una visión de Cristo y decidió no volver a comer carne. Esta privación se volvió más intensa a medida que Catalina buscaba purgar su sentimiento de culpa, tanto por su melliza sacrificada como por la muerte posterior de otra de sus hermanas.

Mujeres monásticas que ayunaban como ella creían que, por medio de la abnegación e inclusive del castigo autoimpuesto, podrían lograr una perfecta unidad con Dios.

Catalina llegó cerca de esa realización cuando murió su padre y sintió un fuerte dolor en el costado, en el mismo sitio donde -según la Biblia- un centurión hirió a Cristo en la cruz con una lanza.

Al final, convencida de su sacrificio por el bien de la fe, se encerró durante tres meses en una celda sin aceptar más que unas gotas de agua hasta que murió a la edad de 33 años.

Copas en alto

Este viernes, muchos bares y pubs del Reino Unido extenderán sus horas de atención y seguramente estarán repletos de clientes levantando sus copas en honor a la otra Catalina, Kate, y su nuevo marido, William. Y si no por ellos, por la suerte de contar con un largo fin de semana.

Mientras tanto, en el Palacio de Buckingham -después de la ceremonia en la Abadía de Westminster- unos 600 invitados disfrutarán de una suntuosa recepción y un almuerzo para homenajear a la pareja real, a los que seguirán una espectacular cena con baile para el círculo íntimo de familiares y amigos.

La majestuosidad y el derroche del evento tienen como objetivo llenar de optimismo a un pueblo y a una nación (tal vez a parte del mundo) agobiados por una crisis económica que no parece superarse, con crecientes recortes presupuestarios, desempleo, pobreza y hambre.

Aunque no tengan idea de quién se trata, puede suponerse que quizás se identifiquen más con Santa Catalina de Siena.

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