El primer beso como marido y mujer
Londres se ha vestido de fiesta y se ha puesto sus mejores galas para ser testigo de la boda del año y de todo un acontecimiento histórico. Los príncipes Guillermo y Kate Middleton se han dado el "sí, quiero" y se han convertido, por tanto, en marido y mujer en la abadía de Westminster de Londres.
El príncipe Guillermo llegó a la abadía a las 10:15 enfundado en su uniforme rojo de coronel de la guardia inglesa, su rango más alto, acompañado por su hermano y padrino de boda, el príncipe Harry.
Sobre las 12 de medio día llegó la esperada novia, Kate Middleton, en un precioso Rolls Royce. Del brazo de su padre, Michael Middleton, recorrió el largo pasillo que le conducía al lado de su futuro marido, que esperaba impaciente en el altar. Kate se mostró radiante y deslumbrante en su vestido blanco, que ahora sabemos que fue diseñado por Sarah Burton para la firma Alexander McQueen, y es que había sido uno de los secretos mejor guardados de la boda real.
A la llegada de Kate al altar, empezó la ceremonia en la que la pareja intercambió sus votos y anillos. Y después de haberse prometido amarse en la salud y en la enfermedad hasta que la muerte les separe, abandonaron la abadía y, subidos a una carroza, pusieron rumbo al palacio de Buckingham, donde miles de curiosos esperaban a los recién casados. Desde el balcón del palacio los duques de Cambridge han saludado, muy felices y sonrientes, a la multitud y se han dado el primer beso como marido y mujer.
El príncipe Guillermo llegó a la abadía a las 10:15 enfundado en su uniforme rojo de coronel de la guardia inglesa, su rango más alto, acompañado por su hermano y padrino de boda, el príncipe Harry.
Sobre las 12 de medio día llegó la esperada novia, Kate Middleton, en un precioso Rolls Royce. Del brazo de su padre, Michael Middleton, recorrió el largo pasillo que le conducía al lado de su futuro marido, que esperaba impaciente en el altar. Kate se mostró radiante y deslumbrante en su vestido blanco, que ahora sabemos que fue diseñado por Sarah Burton para la firma Alexander McQueen, y es que había sido uno de los secretos mejor guardados de la boda real.
A la llegada de Kate al altar, empezó la ceremonia en la que la pareja intercambió sus votos y anillos. Y después de haberse prometido amarse en la salud y en la enfermedad hasta que la muerte les separe, abandonaron la abadía y, subidos a una carroza, pusieron rumbo al palacio de Buckingham, donde miles de curiosos esperaban a los recién casados. Desde el balcón del palacio los duques de Cambridge han saludado, muy felices y sonrientes, a la multitud y se han dado el primer beso como marido y mujer.