El presidente electo ordena el inicio de un proceso judicial contra Gbagbo y su entorno
La ONU asegura que el presidente saliente se ha entregado a las fuerzas de Ouattara tras su detención, respaldadas por su misión y la de Francia, tras una jornada de intensos bombardeos
Abiyán, El País
Laurent Gbagbo, de 66 años, el presidente saliente de Costa de Marfil, el ex dirigente que se había negado a entregar el poder a pesar de haber perdido las elecciones celebradas en noviembre pasado, ha sido arrestado este lunes por las fuerzas leales al presidente electo tras pasar los últimos 10 días oculto en el búnker de su residencia, defendida por un millar de hombres armados. Gbago ahora se encuentra bajo custodia de las fuerzas de Naciones Unidas desplegadas en el país, y Alassane.
Ouattara, el presidente reconocido por la comunidad internacional, ya ha anunciado que ha iniciado el proceso para que sea juzgado en Costa de Marfil.
A las cuatro de la tarde aparecía en la televisión de su enemigo, el presidente electo Alassane Ouattara, en una habitación del Hotel du Golf, donde había sido trasladado desde su residencia junto a su mujer Simone y uno de sus hijos. Cansado, derrotado, sudoroso, Gbagbo se quitaba la camisa estampada frente a las cámaras, y, en camiseta, se secaba el sudor sentado en la cama de la habitación del hotel. Su seguridad quedará en manos de la ONU. Esta noche, Gbagbo ha hecho una breve aparición en televisión para pedir a sus fuerzas que se rindan y pongan fin a los combates.
En su primera comparecencia en televisión tras la detención, Ouattara ha anunciado que ya ha ordenado al ministro de Derechos Humanos que inicie un proceso judicial contra Gbagbo, su mujer y su entorno, al tiempo que ha subrayado que adoptará "todas las medidas" necesarias para garantizar la integridad del ex mandatario y de "todas las personas" que han sido detenidas junto a él.
El presidente marfileño, reconocido por la comunidad internacional tras la segunda vuelta electoral del pasado 28 de noviembre, ha aprovechado su comparecencia para reclamar a los jóvenes milicianos que abandonen las armas porque su "lucha" ya ha terminado, mientras ha pedido a todos los marfileños que se abstengan "de todo acto de represalia o violencia" haciendo un llamamiento a la calma. "Los jóvenes que se han convertido en milicianos deben entender que su lucha no tiene sentido desde hoy. Les pido que dejen las armas", ha afirmado el presidente, que ha pedido "al pueblo que ha sufrido tanto en esta crisis" que "tenga fe en el futuro". Ouattara ha reiterado en la televisión su voluntad de crear "una comisión de reconciliación y paz" que investigue los crímenes y matanzas ocurridos en el país en los últimos años. Para facilitar el retorno de la calma y el orden, Ouattara pidió a las fuerzas de seguridad nacionales, de la Misión de la ONU en Costa de Marfil (ONUCI) y de los militares franceses que velen por la seguridad de los habitantes y de los bienes, tanto en la capital económica como en el resto de Costa de Marfil.
Los protagonistas del arresto
El arresto se produjo alrededor de las tres de la tarde y, en un primer momento, se aseguró que se había producido por las fuerzas especiales francesas. Poco después, tanto el embajador francés en Costa de Marfil, Jean-Marc Simon, como el Estado Mayor de Francia desmentían esta información e insistían en que el asalto final había sido llevado a cabo por las fuerzas leales al presidente electo, Alassane Ouattara. El matiz es importante, ya que en todo momento Francia ha insistido en que su papel militar en el conflicto -bajo autorización de la ONU- se limitaba al de proteger a la población civil liquidando, para eso, el armamento pesado de Gbagbo.
Con matiz o sin matiz, la intervención francesa, que cuenta en Abiyán con 1.600 soldados, resultó decisiva: una treintena de blindados franceses se ha dirgido esta mañana poco antes del asalto final hacia la residencia de Gbagbo a fin de facilitar el camino a las tropas de Ouattara. "Gbagbo fue arrestado por las tropas de Ouattara y no por las tropas especiales francesas, que se quedaron fuera del recinto de la residencia de Gbagbo", explicó a France Presse una fuente diplomática. Desde hacía varias horas, además, helicópteros franceses y de la ONU bombardeaban con misiles las defensas antiaéreas, los cañones, los morteros y los blindados de las fuerzas de Gbagbo.
Con todo, algunos consejeros de Gbagbo establecidos en Francia aprovechaban su presencia en los medios parisinos para denunciar que el papel de Francia había sido mayor: "Las fuerzas especiales francesas han sido los que han entrado, han apresado a Gbagbo y se lo han entregado a Ouattara. Ahora, a ver con qué legitimidad gobierna", explicaba Bernard Oudin, consejero especial de Gbagbo en París.
Poco después del asalto, el embajador de Costa de Marfil en la ONU, Ali Coulibaly anunciaba desde Nueva York que Gbagbo se encontraba arrestado, en un buen estado de salud y que sería llevado a la justicia de su país para "responder a los crímenes que ha cometido". Mientras, Nicolas Sarkozy mantenía una "larga entrevista telefónica con Ouattara".
Así terminan dos semanas que han sumido a Abiyán en el caos. Al principio, parecía que la rendición de Gbagbo era cuestión de horas. Pero no fue así. Hubo negociaciones fracasadas para la rendición, intentos fallidos de asalto por parte de las tropas de Ouattara e, incluso, contraataques de las fuerzas de Gbagbo.
Abiyán, El País
Laurent Gbagbo, de 66 años, el presidente saliente de Costa de Marfil, el ex dirigente que se había negado a entregar el poder a pesar de haber perdido las elecciones celebradas en noviembre pasado, ha sido arrestado este lunes por las fuerzas leales al presidente electo tras pasar los últimos 10 días oculto en el búnker de su residencia, defendida por un millar de hombres armados. Gbago ahora se encuentra bajo custodia de las fuerzas de Naciones Unidas desplegadas en el país, y Alassane.
Ouattara, el presidente reconocido por la comunidad internacional, ya ha anunciado que ha iniciado el proceso para que sea juzgado en Costa de Marfil.
A las cuatro de la tarde aparecía en la televisión de su enemigo, el presidente electo Alassane Ouattara, en una habitación del Hotel du Golf, donde había sido trasladado desde su residencia junto a su mujer Simone y uno de sus hijos. Cansado, derrotado, sudoroso, Gbagbo se quitaba la camisa estampada frente a las cámaras, y, en camiseta, se secaba el sudor sentado en la cama de la habitación del hotel. Su seguridad quedará en manos de la ONU. Esta noche, Gbagbo ha hecho una breve aparición en televisión para pedir a sus fuerzas que se rindan y pongan fin a los combates.
En su primera comparecencia en televisión tras la detención, Ouattara ha anunciado que ya ha ordenado al ministro de Derechos Humanos que inicie un proceso judicial contra Gbagbo, su mujer y su entorno, al tiempo que ha subrayado que adoptará "todas las medidas" necesarias para garantizar la integridad del ex mandatario y de "todas las personas" que han sido detenidas junto a él.
El presidente marfileño, reconocido por la comunidad internacional tras la segunda vuelta electoral del pasado 28 de noviembre, ha aprovechado su comparecencia para reclamar a los jóvenes milicianos que abandonen las armas porque su "lucha" ya ha terminado, mientras ha pedido a todos los marfileños que se abstengan "de todo acto de represalia o violencia" haciendo un llamamiento a la calma. "Los jóvenes que se han convertido en milicianos deben entender que su lucha no tiene sentido desde hoy. Les pido que dejen las armas", ha afirmado el presidente, que ha pedido "al pueblo que ha sufrido tanto en esta crisis" que "tenga fe en el futuro". Ouattara ha reiterado en la televisión su voluntad de crear "una comisión de reconciliación y paz" que investigue los crímenes y matanzas ocurridos en el país en los últimos años. Para facilitar el retorno de la calma y el orden, Ouattara pidió a las fuerzas de seguridad nacionales, de la Misión de la ONU en Costa de Marfil (ONUCI) y de los militares franceses que velen por la seguridad de los habitantes y de los bienes, tanto en la capital económica como en el resto de Costa de Marfil.
Los protagonistas del arresto
El arresto se produjo alrededor de las tres de la tarde y, en un primer momento, se aseguró que se había producido por las fuerzas especiales francesas. Poco después, tanto el embajador francés en Costa de Marfil, Jean-Marc Simon, como el Estado Mayor de Francia desmentían esta información e insistían en que el asalto final había sido llevado a cabo por las fuerzas leales al presidente electo, Alassane Ouattara. El matiz es importante, ya que en todo momento Francia ha insistido en que su papel militar en el conflicto -bajo autorización de la ONU- se limitaba al de proteger a la población civil liquidando, para eso, el armamento pesado de Gbagbo.
Con matiz o sin matiz, la intervención francesa, que cuenta en Abiyán con 1.600 soldados, resultó decisiva: una treintena de blindados franceses se ha dirgido esta mañana poco antes del asalto final hacia la residencia de Gbagbo a fin de facilitar el camino a las tropas de Ouattara. "Gbagbo fue arrestado por las tropas de Ouattara y no por las tropas especiales francesas, que se quedaron fuera del recinto de la residencia de Gbagbo", explicó a France Presse una fuente diplomática. Desde hacía varias horas, además, helicópteros franceses y de la ONU bombardeaban con misiles las defensas antiaéreas, los cañones, los morteros y los blindados de las fuerzas de Gbagbo.
Con todo, algunos consejeros de Gbagbo establecidos en Francia aprovechaban su presencia en los medios parisinos para denunciar que el papel de Francia había sido mayor: "Las fuerzas especiales francesas han sido los que han entrado, han apresado a Gbagbo y se lo han entregado a Ouattara. Ahora, a ver con qué legitimidad gobierna", explicaba Bernard Oudin, consejero especial de Gbagbo en París.
Poco después del asalto, el embajador de Costa de Marfil en la ONU, Ali Coulibaly anunciaba desde Nueva York que Gbagbo se encontraba arrestado, en un buen estado de salud y que sería llevado a la justicia de su país para "responder a los crímenes que ha cometido". Mientras, Nicolas Sarkozy mantenía una "larga entrevista telefónica con Ouattara".
Así terminan dos semanas que han sumido a Abiyán en el caos. Al principio, parecía que la rendición de Gbagbo era cuestión de horas. Pero no fue así. Hubo negociaciones fracasadas para la rendición, intentos fallidos de asalto por parte de las tropas de Ouattara e, incluso, contraataques de las fuerzas de Gbagbo.