EE UU y Europa negocian en la ONU una resolución de condena a Siria
Las potencias, que seguirán hoy con los contactos, temen, sin embargo, el caos que supondría la caída del régimen
Washington, El País
Estados Unidos y los cuatro países europeos en el Consejo de Seguridad de la ONU (Reino Unido, Francia, Alemania y Portugal) negociaban anoche un proyecto de resolución para condenar la represión en Siria. Una declaración que no pudo acordarse, aunque hoy continuarán los contactos entre estos países para hacerla realidad. Fue significativo, sin embargo, que nadie expresara el deseo de una caída del régimen de Bachar el Asad, y que la presión diplomática se limitara a las formas, no al fondo. En general, se consideraba que un desplome del régimen entrañaría un alto riesgo de caos con efectos sobre el conjunto de Oriente Próximo.
El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, telefoneó a El Asad y le pidió simplemente "moderación". Si aún le quedaba alguna duda, el presidente sirio debió tranquilizarse ante esas reacciones: no iba a sufrir el mismo tipo de condena que el libio Muamar el Gadafi, aunque él también estuviera utilizando tanques contra la población civil y el número de muertos siguiera en aumento. Las organizaciones sirias de derechos humanos estimaban la cifra de cadáveres en un mínimo de 400, 120 de ellos en las cuatro últimas jornadas.
"Los sirios necesitan reformas, no represión", dijeron fuentes diplomáticas británicas al término de la reunión del Consejo, a la que asistió el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, quien sí condenó enérgicamente el uso de la violencia contra civiles en Siria, así como en Yemen y Libia, al tiempo que pidió su fin inmediato y una solución pacífica para los conflictos en esos países.
"Hemos decidido reunirnos de nuevo mañana (por hoy) para tratar la situación en Oriente Medio, específicamente en Siria", indicó el embajador de Colombia, Néstor Osorio, cuyo país preside el Consejo de Seguridad en abril. Agregó que los países "no se están apresurando por nada. Mañana (por este miércoles) seguiremos con nuestras reuniones, recibiremos un informe más sobre la situación en Siria y de ahí veremos cuál será la actitud del Consejo", explicó Osorio, quien aseguró que hay "borradores circulando, pero todavía nada en concreto".
Entre lo más reticentes a esa declaración, que también apoya Estados Unidos, estarían Rusia y China, dos de los miembros permanentes y con derecho de veto que de manera general son reticentes a inmiscuirse en situaciones que consideran asuntos internos de un país, tal y como ya sucediera cuando Naciones Unidas aprobó la resolución que permitía llevar a cabo todas las medidas necesarias para proteger a los libios de los ataques de Gadafi.
Ataques en Deraa
Las llamadas al orden procedentes del extranjero han influido de momento en los acontecimientos. Deraa permaneció ayer igual que la víspera, tomada por miles de soldados apoyados por tanques. Las patrullas militares y los shabiha, bandas de matones fieles al régimen, iban casa por casa deteniendo a presuntos opositores o participantes en las manifestaciones. El Ejército no permitía siquiera que se retiraran de la calle los cadáveres del lunes. Un hombre, identificado como Zaher Ahmad Ayyash, fue tiroteado y muerto cuando intentaba recoger los cuerpos de dos de sus hermanos, según un activista local.
El hospital fue cerrado y los enfermos y heridos, enviados a sus casas. La zona, sin electricidad ni teléfonos y con escasez de agua, estaba acordonada, aunque el activista que logró hablar con el exterior con un móvil vía satélite dijo que varios refugiados palestinos, habituados a las situaciones de violencia y a cruzar clandestinamente la frontera con Jordania, introducían víveres.
Otras ciudades donde la revuelta contra El Asad resultó intensa el fin de semana, como Duma y Jableh, también se encontraban bajo control de patrullas militares y eran objeto de redadas casa por casa, aunque sin intervención de tanques. La intención de El Asad era diáfana: acabar con la revuelta, aunque costara cientos de muertes y miles de detenciones. Pero esa brutalidad entrañaba el riesgo de que la oposición se radicalizara y se armara. Siria tiene fronteras especialmente porosas con dos países rebosantes de armamento, Irak y Líbano.
El Gobierno español convocó ayer al embajador de Siria en Madrid para expresarle su "condena por la represión violenta de las manifestaciones", informa Miguel González.
Washington, El País
Estados Unidos y los cuatro países europeos en el Consejo de Seguridad de la ONU (Reino Unido, Francia, Alemania y Portugal) negociaban anoche un proyecto de resolución para condenar la represión en Siria. Una declaración que no pudo acordarse, aunque hoy continuarán los contactos entre estos países para hacerla realidad. Fue significativo, sin embargo, que nadie expresara el deseo de una caída del régimen de Bachar el Asad, y que la presión diplomática se limitara a las formas, no al fondo. En general, se consideraba que un desplome del régimen entrañaría un alto riesgo de caos con efectos sobre el conjunto de Oriente Próximo.
El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, telefoneó a El Asad y le pidió simplemente "moderación". Si aún le quedaba alguna duda, el presidente sirio debió tranquilizarse ante esas reacciones: no iba a sufrir el mismo tipo de condena que el libio Muamar el Gadafi, aunque él también estuviera utilizando tanques contra la población civil y el número de muertos siguiera en aumento. Las organizaciones sirias de derechos humanos estimaban la cifra de cadáveres en un mínimo de 400, 120 de ellos en las cuatro últimas jornadas.
"Los sirios necesitan reformas, no represión", dijeron fuentes diplomáticas británicas al término de la reunión del Consejo, a la que asistió el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, quien sí condenó enérgicamente el uso de la violencia contra civiles en Siria, así como en Yemen y Libia, al tiempo que pidió su fin inmediato y una solución pacífica para los conflictos en esos países.
"Hemos decidido reunirnos de nuevo mañana (por hoy) para tratar la situación en Oriente Medio, específicamente en Siria", indicó el embajador de Colombia, Néstor Osorio, cuyo país preside el Consejo de Seguridad en abril. Agregó que los países "no se están apresurando por nada. Mañana (por este miércoles) seguiremos con nuestras reuniones, recibiremos un informe más sobre la situación en Siria y de ahí veremos cuál será la actitud del Consejo", explicó Osorio, quien aseguró que hay "borradores circulando, pero todavía nada en concreto".
Entre lo más reticentes a esa declaración, que también apoya Estados Unidos, estarían Rusia y China, dos de los miembros permanentes y con derecho de veto que de manera general son reticentes a inmiscuirse en situaciones que consideran asuntos internos de un país, tal y como ya sucediera cuando Naciones Unidas aprobó la resolución que permitía llevar a cabo todas las medidas necesarias para proteger a los libios de los ataques de Gadafi.
Ataques en Deraa
Las llamadas al orden procedentes del extranjero han influido de momento en los acontecimientos. Deraa permaneció ayer igual que la víspera, tomada por miles de soldados apoyados por tanques. Las patrullas militares y los shabiha, bandas de matones fieles al régimen, iban casa por casa deteniendo a presuntos opositores o participantes en las manifestaciones. El Ejército no permitía siquiera que se retiraran de la calle los cadáveres del lunes. Un hombre, identificado como Zaher Ahmad Ayyash, fue tiroteado y muerto cuando intentaba recoger los cuerpos de dos de sus hermanos, según un activista local.
El hospital fue cerrado y los enfermos y heridos, enviados a sus casas. La zona, sin electricidad ni teléfonos y con escasez de agua, estaba acordonada, aunque el activista que logró hablar con el exterior con un móvil vía satélite dijo que varios refugiados palestinos, habituados a las situaciones de violencia y a cruzar clandestinamente la frontera con Jordania, introducían víveres.
Otras ciudades donde la revuelta contra El Asad resultó intensa el fin de semana, como Duma y Jableh, también se encontraban bajo control de patrullas militares y eran objeto de redadas casa por casa, aunque sin intervención de tanques. La intención de El Asad era diáfana: acabar con la revuelta, aunque costara cientos de muertes y miles de detenciones. Pero esa brutalidad entrañaba el riesgo de que la oposición se radicalizara y se armara. Siria tiene fronteras especialmente porosas con dos países rebosantes de armamento, Irak y Líbano.
El Gobierno español convocó ayer al embajador de Siria en Madrid para expresarle su "condena por la represión violenta de las manifestaciones", informa Miguel González.