Duro enfrentamiento entre Italia y Francia por los inmigrantes tunecinos
París, Agencias
Italia, que desde enero registra un verdadero éxodo de inmigrantes tunecinos, decidió el jueces expedir permisos de estadía temporales válidos en los países de la zona europea Schengen, lo que irritó a Francia, país que intenta blindar sus fronteras.
"Hemos decidido otorgar autorizaciones de residencia temporales para protección humanitaria que permitirán viajar (a esos inmigrantes) por todos los países del espacio Schengen", anunció el jueves el ministro del Interior italiano, Roberto Maroni.
Las autoridades italianas reconocieron que la "abrumadora mayoría de los inmigrantes declaran querer ir a donde tienen amigos o parientes en Francia o en otros países europeos", lo que implica que el fenómeno se puede trasladar a esos países.
Francia, ex potencia colonial en Túnez, reaccionó inmediatamente y advirtió que no quiere "padecer" la ola de inmigración tunecina que le puede llegar de Italia. Desde enero pasado, con la caída del presidente tunecino Zine El Abidine Ben Alí y la insurrección en Libia, Italia ha recibido 25.800 inmigrantes, en su mayoría provenientes de Túnez, francófonos y que sueñan con ir a Francia.
El ministro del Interior francés, Claude Guéant, sostiene que el permiso de estadía no es suficiente para circular libremente por los 25 países europeos que firmaron el tratado de Schengen y que se necesita documentos de identidad y demostrar que se tienen los recursos necesarios para permanecer.
"Para circular en la zona Schengen existen unas normas que hay que cumplir", subrayó. La policía francesa recibió ya una orden con la lista de documentos que Francia exige, que incluye pasaje, dinero y razón del viaje. "Si no se cumplen los requisitos, Francia tiene el derecho de devolverlos a Italia. Que es lo que hará", dijo el ministro.
Fuentes franceses sostienen que Italia tiene una actitud hostil, mientras Italia considera que el fenómeno afecta a toda Europa y pide la colaboración de todos sus países para enfrentar el problema.
"Evitemos hacernos la guerra", clamó Maroni, quien volvió a subrayar que la mayoría de los inmigrantes tienen parientes y allegados en Francia y otros países del norte de Europa. Una cumbre sobre el espinoso tema fue organizada en Roma para el 26 de abril entre el presidente francés Nicolas Sarkozy y el jefe de gobierno italiano Silvio Berlusconi.
Maroni, dirigente del movimiento contrario a la inmigración Liga Norte, aliado clave del gobierno conservador, insiste sobre la necesidad de que Francia e Italia establezcan conjuntamente la manera de intervenir para poder involucrar a los demás países de la Unión Europea.
Por otro lado, Italia prometió a Túnez una notable cooperación en la lucha contra la inmigración clandestina y ofreció fondos para el desarrollo económico del país, con el fin de evitar que los jóvenes emigren en busca de una vida mejor. En cambio, Túnez está obligada a controlar sus costas y a aceptar la repatriación de los inmigrantes que lleguen a Italia tras la firma del acuerdo.
Mientras, sigue el flujo de inmigrantes desde Túnez, a los que se han sumado miles de africanos, numerosos eritreos y somalíes, que vivían exiliados o en campos para refugiados en Libia, país que dejó de bloquear las puertas para todos ellos.
El jueves, al menos 150 refugiados africanos se encuentran desaparecidos o murieron tras el naufragio ocurrido la madrugada del miércoles al frente de Lampedusa, la isla siciliana que ha sido literalmente invadida en los últimos meses por la ola de inmigración.
Italia, que desde enero registra un verdadero éxodo de inmigrantes tunecinos, decidió el jueces expedir permisos de estadía temporales válidos en los países de la zona europea Schengen, lo que irritó a Francia, país que intenta blindar sus fronteras.
"Hemos decidido otorgar autorizaciones de residencia temporales para protección humanitaria que permitirán viajar (a esos inmigrantes) por todos los países del espacio Schengen", anunció el jueves el ministro del Interior italiano, Roberto Maroni.
Las autoridades italianas reconocieron que la "abrumadora mayoría de los inmigrantes declaran querer ir a donde tienen amigos o parientes en Francia o en otros países europeos", lo que implica que el fenómeno se puede trasladar a esos países.
Francia, ex potencia colonial en Túnez, reaccionó inmediatamente y advirtió que no quiere "padecer" la ola de inmigración tunecina que le puede llegar de Italia. Desde enero pasado, con la caída del presidente tunecino Zine El Abidine Ben Alí y la insurrección en Libia, Italia ha recibido 25.800 inmigrantes, en su mayoría provenientes de Túnez, francófonos y que sueñan con ir a Francia.
El ministro del Interior francés, Claude Guéant, sostiene que el permiso de estadía no es suficiente para circular libremente por los 25 países europeos que firmaron el tratado de Schengen y que se necesita documentos de identidad y demostrar que se tienen los recursos necesarios para permanecer.
"Para circular en la zona Schengen existen unas normas que hay que cumplir", subrayó. La policía francesa recibió ya una orden con la lista de documentos que Francia exige, que incluye pasaje, dinero y razón del viaje. "Si no se cumplen los requisitos, Francia tiene el derecho de devolverlos a Italia. Que es lo que hará", dijo el ministro.
Fuentes franceses sostienen que Italia tiene una actitud hostil, mientras Italia considera que el fenómeno afecta a toda Europa y pide la colaboración de todos sus países para enfrentar el problema.
"Evitemos hacernos la guerra", clamó Maroni, quien volvió a subrayar que la mayoría de los inmigrantes tienen parientes y allegados en Francia y otros países del norte de Europa. Una cumbre sobre el espinoso tema fue organizada en Roma para el 26 de abril entre el presidente francés Nicolas Sarkozy y el jefe de gobierno italiano Silvio Berlusconi.
Maroni, dirigente del movimiento contrario a la inmigración Liga Norte, aliado clave del gobierno conservador, insiste sobre la necesidad de que Francia e Italia establezcan conjuntamente la manera de intervenir para poder involucrar a los demás países de la Unión Europea.
Por otro lado, Italia prometió a Túnez una notable cooperación en la lucha contra la inmigración clandestina y ofreció fondos para el desarrollo económico del país, con el fin de evitar que los jóvenes emigren en busca de una vida mejor. En cambio, Túnez está obligada a controlar sus costas y a aceptar la repatriación de los inmigrantes que lleguen a Italia tras la firma del acuerdo.
Mientras, sigue el flujo de inmigrantes desde Túnez, a los que se han sumado miles de africanos, numerosos eritreos y somalíes, que vivían exiliados o en campos para refugiados en Libia, país que dejó de bloquear las puertas para todos ellos.
El jueves, al menos 150 refugiados africanos se encuentran desaparecidos o murieron tras el naufragio ocurrido la madrugada del miércoles al frente de Lampedusa, la isla siciliana que ha sido literalmente invadida en los últimos meses por la ola de inmigración.