Tokio repartirá agua embotellada a las familias con niños
Las autoridades piden que no se dé agua del grifo a los bebés tras encontrarse yodo radiactivo en la red de suministro.- Se reanudan los trabajos en el reactor número tres de la central de Fukushima, el más peligroso.- El reactor 2 registra los mayores niveles de radiactividad desde que se miden
Tokio, El País
Tokio, El País
La lucha para controlar el desastre en la central nuclear Fukushima 1 continúa. La Agencia de Seguridad Nuclear de Japón (NISA, por sus siglas en inglés), ha confirmado que el reactor 2 está dando los mayores niveles de radiactividad desde que se tiene registro, y esta madrugada se han reanudado los trabajos para llevar energía y restablecer el sistema de refrigeración en el reactor 3 después de que estos se pararan a causa de un incendio, según informa la agencia nipona Kyodo. Primero fue el terremoto, luego el tsunami, después la fuga a la atmósfera de radiactividad de la central nuclear de Fukushima I, a continuación siguió la contaminación de alimentos en la zona cercana a la planta atómica, y ahora ha llegado el turno al agua de Tokio mientras las fuerzas de seguridad siguen trabajando para controlar la radiación en los seis reactores de la planta. Las autoridades aseguraron ayer que han detectado radiación en la red de suministro de agua potable de esta ciudad de 13 millones de habitantes, y urgieron a las familias a que no den agua del grifo a los niños pequeños. Radiación, aunque menor, que también se habría encontrado en una localidad de las afueras de Tokio.
Tras la alarma, el Gobierno metropolitano de Tokio ha anunciado esta noche que distribuirá agua embotellada a las familias con bebés en la capital y cinco ciudades vecinas afectadas por niveles de yodo radiactivo en el agua corriente, así como también pedirán a las empresas de agua mineral que aumenten la producción. Concretamente, la oficina de gestión de aguas de Tokio pidió hoy a las autoridades locales de Tokio y las ciudades afectadas que distribuyan 3,55 litros de agua mineral a los alrededor de 80.000 hogares con bebés, según ha informado la televisión pública NHK.
Responsables del Departamento de Agua de Tokio afirmaron que los niveles de yodo radiactivo 131 encontrados en una depuradora en el centro de la capital eran de 210 becquerel por litro, cuando el límite de seguridad de consumo para los bebés es de 100 becquerel. Sin embargo, dijeron que el líquido no es un riesgo inmediato para los adultos.Esta noche también se ha sabido que se ha encontrado radiactividad en el agua de una localidad cercana de Tokio, aunque en una menor proporción. En Kawaguchi, en la prefectura adyacente a Tokio de Saitama, los niveles de yodo radiativo en el agua son de 120 becquerel, según informaciones de Kyodo.
"No hay duda de que esto es un efecto de la central [atómica] de Fukushima", aseguró Shintaro Ishihara, gobernador de la capital. Ishihara insistió en que el nivel de radiación no supone un riesgo inmediato para la salud y que el agua puede ser utilizada, pero pidió que no se emplee para diluir leche y preparar la comida de niños menores de un año.
El anuncio ha arrojado una nueva sombra sobre la catástrofe natural y la crisis nuclear desencadenadas por el terremoto y el tsunami ocurridos el pasado 11 de marzo en la costa nororiental de Japón, y viene a sumarse a la creciente preocupación sobre la presencia de radiación en alimentos.
Singapur se ha unido esta noche a la medida aprobada ayer por Estaos Unidos, que prohibió la importación de leche, verduras y fruta de cuatro prefecturas cercanas a la planta nuclear; Australia también ha congelado la de productos del nordeste japonés, y Hong Kong ha hecho lo propio con los procedentes de cinco prefecturas después de que muestras de nabos y espinacas mostraran radiación entre 2,6 y 10 veces por encima de lo permitido. Corea del Sur está estudiando tomar medidas similares, mientras que China, Malasia y Filipinas están inspeccionando las importaciones japonesas para detectar cualquier posible traza de radiactividad. Esta noche han sido Canadá quienes han anunciado que va a endurecer las inspecciones sanitarias de la leche, los vegetales y la fruta que provenga de las áreas cercanas a Fukushima.
Las autoridades japonesas han identificado 11 tipos de verduras ? el brócoli, las espinacas, la col, el perejil, la coliflor y el repollo? con niveles de radiación superiores a los niveles de seguridad, además de leche y agua, en la región de Fukushima, aunque han insistido en que no suponen mayor peligro para la gente.
El martes pasado, el Gobierno urgió a los residentes de algunos pueblos cercanos a la planta, que se encuentra a unos 240 kilómetros al norte de Tokio, a no beber agua del grifo porque habían sido identificados altos niveles de yodo radiactivo. El Gobierno ha dado orden, asimismo, de que se incrementen las inspecciones de pescado y marisco, aunque muchos pueblos, puertos y barcos en la costa nororiental de Japón resultaron destruidos por la catástrofe, por lo que la industria está en gran parte paralizada. Graham Andrew, asesor científico del OIEA, ha admitido que la fauna marina de dos prefecturas cercanas a Fukushima -Chiba e Ibaraki- puede estar contaminada con partículas radioactivas, y por tanto ha aconsejado a las autoridades japonesas que controlen los productos de mar. Taiwan ha aconsejado a sus barcos de pesca que no faenen en aguas japonesas.
A pesar de los llamamientos a la calma del Gobierno, las ventas de agua mineral se han disparado en los supermercados de la capital. El portavoz del Gobierno, Yukio Edano, ha asegurado que los adultos pueden ingerir agua del grifo sin que haya ningún riesgo para la salud, por lo que ha pedido a los residentes de Tokio que no acaparen el agua embotellada. "Tenemos que pensar en Miyagi, Iwate y otras áreas golpeadas por el desastre", ha explicado en rueda de prensa. A pesar de los consejos, ayer, era posible ver a vecinos saliendo de las tiendas cargados con bolsas de botellas.
Los ciudadanos comprueban también el origen de los alimentos cuando van de compras. "Estoy realmente preocupada. Me pregunto a mí misma si el agua y la comida son seguros", dice Yumiko Yokoyama, de 25 años, que trabaja en una peluquería.
A pesar de que muchos japoneses critican la falta de transparencia de las autoridades sobre el desarrollo de la crisis, aseguran que se fían del sistema de control y trazabilidad de los alimentos. "Me fío y no me fío del Gobierno. Ha informado demasiado tarde de la crisis atómica, mientras que EE UU habló rápido de lo que ocurría, y nos hemos tenido que informar por los extranjeros. Pero, por otro lado, ahora, cuando compro verduras o pescado, compruebo de dónde vienen y me fío de lo que dice", afirma.
Aunque los riesgos a corto plazo están limitados por ahora, los científicos recuerdan la catástrofe de la central atómica de Chernóbil, en 1986, y advierten que algunas partículas radiactivas se concentran según viajan en la cadena alimentaria y permanecen en el ambiente durante décadas.
El Gobierno cifró ayer el daño económico del terremoto y el tsunami entre 16 y 25 billones de yenes (139.900 y 218.500 millones de euros). Es decir, hasta un 6% del producto interior bruto (PIB). Se trata del desastre natural más costoso de la historia. La catástrofe ha provocado 9.523 muertos y 16.094 desaparecidos, según las últimas cifras oficiales, facilitadas por la Agencia Nacional de Policía de Japón en la madrugada de hoy.
Siguen los trabajos en la central
Los ingenieros japoneses continúan avanzando en el proceso de estabilización de la central nuclear de Fukushima I. Esta misma noche (a la una y media de la madrugada, hora española) los equipos de seguridad han reanudado los trabajos en el reactor 3, el más peligroso ya que utiliza como combustible una peligrosa mezcla de uranio y plutonio, después de que ayer se suspendieran los trabajos tras detectarse humo negro que salía de esa parte de la central, del que aún no se conocen las causas -aunque sí ha quedado descartada la posibilidad de un incendio-. También se desconoce cuál es la situación de la piscina de residuos, cuyo sistema de refrigeración sigue estando severamente dañado y es en el que se han reanudado los trabajos con el objetivo de enfriar el núcleo y la piscina que contiene el combustible usado. Al igual que los otros cinco reactores, ya ha sido conectado a la red eléctrica, con lo que se espera agilizar las tareas de enfriamiento mediante el bombeo de agua.
También se trabaja para restaurar el sistema de refrigeración en el reactor 4, cuya piscina de combustible usado también está en un estado preocupante, ya que poco antes del terremoto se había trasladado aquí todo el combustible del reactor. El progreso, dice el OIEA, es "incierto". Los indicios sobre el bajo nivel de agua en la piscina de combustible usado y la falta de datos sobre la temperatura tienen preocupados a las autoridades.
El Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), difundió ayer por la tarde un comunicado en el que actualiza la situación de todos los reactores de la central. Así, siguen las dificultades para refrigerar los reactores 1 y 2, porque los daños que sufren son severos. De momento, el único reactor de los dos conectado a la red eléctrica es el 2 y los técnicos siguen trabajando para conectar el 1, pero su estado está tan degradado que la conexión está tardando más de lo esperado. Esta noche la electricidad ha sido parcialmente restablecida en la sala de control del reactor 1, "aunque eso no significa que se vaya a restablecer el sistema de refrigeración", ha anunciado un responsable de la Agencia de Seguridad Nuclear. Mientras tanto, se le sigue bombeando agua de mar. En el interior del reactor 1, por su parte, alerta la Agencia de Seguridad Nuclear, la temperatura se sitúa cerca de los 400 grados centígrados frente al límite de fabricación de 302º para los que fue construido. A pesar de ello, insiste, "no existe un peligro inmediato".
Además, el agua del sistema de refrigeración cubre solo hasta la mitad de las barras de combustible tanto en el reactor 1 como en el 2. Pese a las explosiones registradas, no hay indicios de que las vasijas de contención principal estén deterioradas.
Los reactores 5 y 6, los que presentaban menos peligro en principio dado que llevaban mucho tiempo sin funcionar cuando tuvo lugar el terremoto y posterior tsunami, llevan varios días conectados a la red eléctrica. Ambas unidades disponen ahora de suministro eléctrico y están en modo seguro, con temperatura y presión bajas en el reactor. Sin embargo, el OIEA dice en su informe que "reestablecer la energía externa a la planta no significa que los reactores volverán inmediatamente a los niveles normales de seguridad". Dado que se desconoce la profundidad del daño es difícil establecer un calendario de trabajo.
La crisis de la central de Fukushima, ha hecho surgir las dudas sobre si los directivos de Tepco esperaron demasiado tiempo antes de bombear agua de mar en los reactores para enfriarlos, tras quedar averiado el sistema de refrigeración, porque sabían que esto los inutilizaría definitivamente.
encuentran altas dosis de radiación en un trabajador
El EOIA ha asegurado que uno de los operarios que ha estado trabajando en la central nuclear de Fukushima ha recibido una alta dosis de radiación que podría aumentar el riesgo de que sufra cáncer. El trabajador ha recibido cerca de 0,1 sievert, unos 106,3 milisieverts, aunque no ha necesitado tratamiento médico. Además de este empleado, otros 18 trabajadores han estado expuestos a radiación desde que comenzaron los problemas en la central tras el terremoto de nueve grados del pasado 11 de marzo, según el organismo con sede en Viena. La dosis media que suele recibir un trabajador de una planta es de 50 milisieverts cada cinco años
Por su parte, el ministro español de Industria, Turismo y Comercio, Miguel Sebastián, ha reconocido en Nueva York que España tiene que "aprender la lección de lo que ha sucedido en Japón" y ha asegurado que por ahora no se pueden cerrar centrales nucleares en España porque aportan cerca del 20 % de la energía nacional. "Una manera de apoyar a Japón es no crear una alerta sobre el tema nuclear, por ello España ha sido muy cautelosa al respecto", ha afirmado.
Tras la alarma, el Gobierno metropolitano de Tokio ha anunciado esta noche que distribuirá agua embotellada a las familias con bebés en la capital y cinco ciudades vecinas afectadas por niveles de yodo radiactivo en el agua corriente, así como también pedirán a las empresas de agua mineral que aumenten la producción. Concretamente, la oficina de gestión de aguas de Tokio pidió hoy a las autoridades locales de Tokio y las ciudades afectadas que distribuyan 3,55 litros de agua mineral a los alrededor de 80.000 hogares con bebés, según ha informado la televisión pública NHK.
Responsables del Departamento de Agua de Tokio afirmaron que los niveles de yodo radiactivo 131 encontrados en una depuradora en el centro de la capital eran de 210 becquerel por litro, cuando el límite de seguridad de consumo para los bebés es de 100 becquerel. Sin embargo, dijeron que el líquido no es un riesgo inmediato para los adultos.Esta noche también se ha sabido que se ha encontrado radiactividad en el agua de una localidad cercana de Tokio, aunque en una menor proporción. En Kawaguchi, en la prefectura adyacente a Tokio de Saitama, los niveles de yodo radiativo en el agua son de 120 becquerel, según informaciones de Kyodo.
"No hay duda de que esto es un efecto de la central [atómica] de Fukushima", aseguró Shintaro Ishihara, gobernador de la capital. Ishihara insistió en que el nivel de radiación no supone un riesgo inmediato para la salud y que el agua puede ser utilizada, pero pidió que no se emplee para diluir leche y preparar la comida de niños menores de un año.
El anuncio ha arrojado una nueva sombra sobre la catástrofe natural y la crisis nuclear desencadenadas por el terremoto y el tsunami ocurridos el pasado 11 de marzo en la costa nororiental de Japón, y viene a sumarse a la creciente preocupación sobre la presencia de radiación en alimentos.
Singapur se ha unido esta noche a la medida aprobada ayer por Estaos Unidos, que prohibió la importación de leche, verduras y fruta de cuatro prefecturas cercanas a la planta nuclear; Australia también ha congelado la de productos del nordeste japonés, y Hong Kong ha hecho lo propio con los procedentes de cinco prefecturas después de que muestras de nabos y espinacas mostraran radiación entre 2,6 y 10 veces por encima de lo permitido. Corea del Sur está estudiando tomar medidas similares, mientras que China, Malasia y Filipinas están inspeccionando las importaciones japonesas para detectar cualquier posible traza de radiactividad. Esta noche han sido Canadá quienes han anunciado que va a endurecer las inspecciones sanitarias de la leche, los vegetales y la fruta que provenga de las áreas cercanas a Fukushima.
Las autoridades japonesas han identificado 11 tipos de verduras ? el brócoli, las espinacas, la col, el perejil, la coliflor y el repollo? con niveles de radiación superiores a los niveles de seguridad, además de leche y agua, en la región de Fukushima, aunque han insistido en que no suponen mayor peligro para la gente.
El martes pasado, el Gobierno urgió a los residentes de algunos pueblos cercanos a la planta, que se encuentra a unos 240 kilómetros al norte de Tokio, a no beber agua del grifo porque habían sido identificados altos niveles de yodo radiactivo. El Gobierno ha dado orden, asimismo, de que se incrementen las inspecciones de pescado y marisco, aunque muchos pueblos, puertos y barcos en la costa nororiental de Japón resultaron destruidos por la catástrofe, por lo que la industria está en gran parte paralizada. Graham Andrew, asesor científico del OIEA, ha admitido que la fauna marina de dos prefecturas cercanas a Fukushima -Chiba e Ibaraki- puede estar contaminada con partículas radioactivas, y por tanto ha aconsejado a las autoridades japonesas que controlen los productos de mar. Taiwan ha aconsejado a sus barcos de pesca que no faenen en aguas japonesas.
A pesar de los llamamientos a la calma del Gobierno, las ventas de agua mineral se han disparado en los supermercados de la capital. El portavoz del Gobierno, Yukio Edano, ha asegurado que los adultos pueden ingerir agua del grifo sin que haya ningún riesgo para la salud, por lo que ha pedido a los residentes de Tokio que no acaparen el agua embotellada. "Tenemos que pensar en Miyagi, Iwate y otras áreas golpeadas por el desastre", ha explicado en rueda de prensa. A pesar de los consejos, ayer, era posible ver a vecinos saliendo de las tiendas cargados con bolsas de botellas.
Los ciudadanos comprueban también el origen de los alimentos cuando van de compras. "Estoy realmente preocupada. Me pregunto a mí misma si el agua y la comida son seguros", dice Yumiko Yokoyama, de 25 años, que trabaja en una peluquería.
A pesar de que muchos japoneses critican la falta de transparencia de las autoridades sobre el desarrollo de la crisis, aseguran que se fían del sistema de control y trazabilidad de los alimentos. "Me fío y no me fío del Gobierno. Ha informado demasiado tarde de la crisis atómica, mientras que EE UU habló rápido de lo que ocurría, y nos hemos tenido que informar por los extranjeros. Pero, por otro lado, ahora, cuando compro verduras o pescado, compruebo de dónde vienen y me fío de lo que dice", afirma.
Aunque los riesgos a corto plazo están limitados por ahora, los científicos recuerdan la catástrofe de la central atómica de Chernóbil, en 1986, y advierten que algunas partículas radiactivas se concentran según viajan en la cadena alimentaria y permanecen en el ambiente durante décadas.
El Gobierno cifró ayer el daño económico del terremoto y el tsunami entre 16 y 25 billones de yenes (139.900 y 218.500 millones de euros). Es decir, hasta un 6% del producto interior bruto (PIB). Se trata del desastre natural más costoso de la historia. La catástrofe ha provocado 9.523 muertos y 16.094 desaparecidos, según las últimas cifras oficiales, facilitadas por la Agencia Nacional de Policía de Japón en la madrugada de hoy.
Siguen los trabajos en la central
Los ingenieros japoneses continúan avanzando en el proceso de estabilización de la central nuclear de Fukushima I. Esta misma noche (a la una y media de la madrugada, hora española) los equipos de seguridad han reanudado los trabajos en el reactor 3, el más peligroso ya que utiliza como combustible una peligrosa mezcla de uranio y plutonio, después de que ayer se suspendieran los trabajos tras detectarse humo negro que salía de esa parte de la central, del que aún no se conocen las causas -aunque sí ha quedado descartada la posibilidad de un incendio-. También se desconoce cuál es la situación de la piscina de residuos, cuyo sistema de refrigeración sigue estando severamente dañado y es en el que se han reanudado los trabajos con el objetivo de enfriar el núcleo y la piscina que contiene el combustible usado. Al igual que los otros cinco reactores, ya ha sido conectado a la red eléctrica, con lo que se espera agilizar las tareas de enfriamiento mediante el bombeo de agua.
También se trabaja para restaurar el sistema de refrigeración en el reactor 4, cuya piscina de combustible usado también está en un estado preocupante, ya que poco antes del terremoto se había trasladado aquí todo el combustible del reactor. El progreso, dice el OIEA, es "incierto". Los indicios sobre el bajo nivel de agua en la piscina de combustible usado y la falta de datos sobre la temperatura tienen preocupados a las autoridades.
El Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), difundió ayer por la tarde un comunicado en el que actualiza la situación de todos los reactores de la central. Así, siguen las dificultades para refrigerar los reactores 1 y 2, porque los daños que sufren son severos. De momento, el único reactor de los dos conectado a la red eléctrica es el 2 y los técnicos siguen trabajando para conectar el 1, pero su estado está tan degradado que la conexión está tardando más de lo esperado. Esta noche la electricidad ha sido parcialmente restablecida en la sala de control del reactor 1, "aunque eso no significa que se vaya a restablecer el sistema de refrigeración", ha anunciado un responsable de la Agencia de Seguridad Nuclear. Mientras tanto, se le sigue bombeando agua de mar. En el interior del reactor 1, por su parte, alerta la Agencia de Seguridad Nuclear, la temperatura se sitúa cerca de los 400 grados centígrados frente al límite de fabricación de 302º para los que fue construido. A pesar de ello, insiste, "no existe un peligro inmediato".
Además, el agua del sistema de refrigeración cubre solo hasta la mitad de las barras de combustible tanto en el reactor 1 como en el 2. Pese a las explosiones registradas, no hay indicios de que las vasijas de contención principal estén deterioradas.
Los reactores 5 y 6, los que presentaban menos peligro en principio dado que llevaban mucho tiempo sin funcionar cuando tuvo lugar el terremoto y posterior tsunami, llevan varios días conectados a la red eléctrica. Ambas unidades disponen ahora de suministro eléctrico y están en modo seguro, con temperatura y presión bajas en el reactor. Sin embargo, el OIEA dice en su informe que "reestablecer la energía externa a la planta no significa que los reactores volverán inmediatamente a los niveles normales de seguridad". Dado que se desconoce la profundidad del daño es difícil establecer un calendario de trabajo.
La crisis de la central de Fukushima, ha hecho surgir las dudas sobre si los directivos de Tepco esperaron demasiado tiempo antes de bombear agua de mar en los reactores para enfriarlos, tras quedar averiado el sistema de refrigeración, porque sabían que esto los inutilizaría definitivamente.
encuentran altas dosis de radiación en un trabajador
El EOIA ha asegurado que uno de los operarios que ha estado trabajando en la central nuclear de Fukushima ha recibido una alta dosis de radiación que podría aumentar el riesgo de que sufra cáncer. El trabajador ha recibido cerca de 0,1 sievert, unos 106,3 milisieverts, aunque no ha necesitado tratamiento médico. Además de este empleado, otros 18 trabajadores han estado expuestos a radiación desde que comenzaron los problemas en la central tras el terremoto de nueve grados del pasado 11 de marzo, según el organismo con sede en Viena. La dosis media que suele recibir un trabajador de una planta es de 50 milisieverts cada cinco años
Por su parte, el ministro español de Industria, Turismo y Comercio, Miguel Sebastián, ha reconocido en Nueva York que España tiene que "aprender la lección de lo que ha sucedido en Japón" y ha asegurado que por ahora no se pueden cerrar centrales nucleares en España porque aportan cerca del 20 % de la energía nacional. "Una manera de apoyar a Japón es no crear una alerta sobre el tema nuclear, por ello España ha sido muy cautelosa al respecto", ha afirmado.