Rajoy se volcará en una campaña "muy nacional" y centrada en el desempleo
Madrid, El País
El PSOE esgrime como argumento para cancelar el acto de Vistalegre que el PP desea hacer una campaña "muy nacional". Y está en lo cierto. Mientras los socialistas se preparan para rediseñar su agenda electoral, los populares ya la tienen prácticamente cerrada, a falta del visto bueno de Mariano Rajoy. El presidente del PP no tiene que gobernar, así que su disponibilidad es absoluta. Eso, sumado a la estrategia de centrar la campaña en el paro y la crisis económica, con un discurso dirigido a aprovechar la mala imagen de José Luis Rodríguez Zapatero, explica que el líder de la oposición tenga previsto volcarse en actos por toda España.
De hecho, ya lleva meses en esa estrategia. Casi todas las semanas organiza actos en Castilla-La Mancha, región clave para el PP porque allí concurre su secretaria general, María Dolores de Cospedal. También acude casi todas las semanas a Andalucía, donde no hay elecciones autonómicas pero sí locales, con un objetivo fundamental: recuperar la Alcaldía de Sevilla. Además, sus saltos a Cataluña son frecuentes.
Solo esta semana, Rajoy ha estado o estará en tres comunidades importantes: Castilla-La Mancha (en Guadalajara, el martes), Cantabria (en Santander, mañana) y Asturias (en Gijón, el sábado).
La campaña, que está ya diseñada y programada día a día a falta de que el líder le dé el último vistazo, incluye al menos dos visitas a todas las autonomías -incluidas las cuatro en las que no hay elecciones autonómicas pero sí locales- de aquí al 22 de mayo.
Las visitará todas durante la precampaña, y volverá a hacerlo ya en campaña. Eso incluye la Comunidad Valenciana, con su candidato imputado por cohecho, Francisco Camps. Rajoy lleva un año sin ir allí para mostrar su distancia con Camps, pero una vez confirmado, acudirá el viernes 18 a las Fallas y volverá en campaña.
Al contrario que el PSOE, el PP sí mantiene sus dos grandes actos de carácter nacional como arranque de la precampaña. El primero fue la semana pasada, en Palma de Mallorca, con todos los barones, Camps incluido. El otro será en Toledo, con todos los candidatos a los principales ayuntamientos, donde el PP espera también un gran éxito el 22 de mayo. Ni la elección de Baleares -donde el PP ha sufrido el caso Matas- ni la de Castilla-La Mancha son casuales. Confían en lograr la mayoría absoluta en las dos.
En la sede nacional del PP están estos días en plena ebullición. El equipo dirigido por Ana Mato, responsable de campaña, está ya en la fase de cierre de toda la cartelería, publicidad y lemas. De momento se mantiene el de la convención de Sevilla - "Puedes confiar"-, pero sujeto a concursos de ideas con firmas especializadas.
Los populares sostienen que esta campaña será mucho más barata que las anteriores -Mato pactó con el PSOE en junio de 2010 reducir un 15% los gastos y limitar la publicidad solo a los 15 días clave-. Y dicen que el escándalo provocado por el caso Gürtel de corrupción les ha hecho cambiar de forma de contratación: ahora todo se hace por concurso.
El PP está convencido de que una campaña de contenido nacional le beneficia. De hecho, sus portavoces insisten en que los barones territoriales del PSOE no pueden desvincularse ahora de Zapatero porque han apoyado ya sus medidas más duras. Los populares creen que su electorado sí se movilizará si se plantean estas elecciones como unas primarias de las generales, y así lo están haciendo sus candidatos.
El PSOE esgrime como argumento para cancelar el acto de Vistalegre que el PP desea hacer una campaña "muy nacional". Y está en lo cierto. Mientras los socialistas se preparan para rediseñar su agenda electoral, los populares ya la tienen prácticamente cerrada, a falta del visto bueno de Mariano Rajoy. El presidente del PP no tiene que gobernar, así que su disponibilidad es absoluta. Eso, sumado a la estrategia de centrar la campaña en el paro y la crisis económica, con un discurso dirigido a aprovechar la mala imagen de José Luis Rodríguez Zapatero, explica que el líder de la oposición tenga previsto volcarse en actos por toda España.
De hecho, ya lleva meses en esa estrategia. Casi todas las semanas organiza actos en Castilla-La Mancha, región clave para el PP porque allí concurre su secretaria general, María Dolores de Cospedal. También acude casi todas las semanas a Andalucía, donde no hay elecciones autonómicas pero sí locales, con un objetivo fundamental: recuperar la Alcaldía de Sevilla. Además, sus saltos a Cataluña son frecuentes.
Solo esta semana, Rajoy ha estado o estará en tres comunidades importantes: Castilla-La Mancha (en Guadalajara, el martes), Cantabria (en Santander, mañana) y Asturias (en Gijón, el sábado).
La campaña, que está ya diseñada y programada día a día a falta de que el líder le dé el último vistazo, incluye al menos dos visitas a todas las autonomías -incluidas las cuatro en las que no hay elecciones autonómicas pero sí locales- de aquí al 22 de mayo.
Las visitará todas durante la precampaña, y volverá a hacerlo ya en campaña. Eso incluye la Comunidad Valenciana, con su candidato imputado por cohecho, Francisco Camps. Rajoy lleva un año sin ir allí para mostrar su distancia con Camps, pero una vez confirmado, acudirá el viernes 18 a las Fallas y volverá en campaña.
Al contrario que el PSOE, el PP sí mantiene sus dos grandes actos de carácter nacional como arranque de la precampaña. El primero fue la semana pasada, en Palma de Mallorca, con todos los barones, Camps incluido. El otro será en Toledo, con todos los candidatos a los principales ayuntamientos, donde el PP espera también un gran éxito el 22 de mayo. Ni la elección de Baleares -donde el PP ha sufrido el caso Matas- ni la de Castilla-La Mancha son casuales. Confían en lograr la mayoría absoluta en las dos.
En la sede nacional del PP están estos días en plena ebullición. El equipo dirigido por Ana Mato, responsable de campaña, está ya en la fase de cierre de toda la cartelería, publicidad y lemas. De momento se mantiene el de la convención de Sevilla - "Puedes confiar"-, pero sujeto a concursos de ideas con firmas especializadas.
Los populares sostienen que esta campaña será mucho más barata que las anteriores -Mato pactó con el PSOE en junio de 2010 reducir un 15% los gastos y limitar la publicidad solo a los 15 días clave-. Y dicen que el escándalo provocado por el caso Gürtel de corrupción les ha hecho cambiar de forma de contratación: ahora todo se hace por concurso.
El PP está convencido de que una campaña de contenido nacional le beneficia. De hecho, sus portavoces insisten en que los barones territoriales del PSOE no pueden desvincularse ahora de Zapatero porque han apoyado ya sus medidas más duras. Los populares creen que su electorado sí se movilizará si se plantean estas elecciones como unas primarias de las generales, y así lo están haciendo sus candidatos.