Prolifera la pornografía infantil en EEUU
Washington, Agencias
La agente del FBI Stacie Lane se sentó frente a la computadora de su oficina en Maryland una mañana de junio del 2007, abrió el famoso programa de software LimeWire para compartir archivos, escribió "10yo" e inició la búsqueda de pornografía infantil.
En una hora, Lane estaba bajando imágenes de la computadora en la casa de Max Budziak, de San José, California.
Budziak, un ex cartero de 66 años sin antecedentes penales, fue juzgado y hallado culpable de posesión y distribución de pornografía infantil en enero. Enfrenta una pena mínima de cinco años de prisión, aunque probablemente reciba un castigo más largo ya que se recomienda a los jueces dictar sentencias largas en este tipo de casos.
La cantidad de casos de pornografía infantil que llegan a los tribunales aumentó mucho en los últimos 15 años, desde que el Congreso fijó una condena mínima de cinco años y las autoridades le dan prioridad a la lucha contra ese flagelo.
El FBI detuvo a más de 10.000 personas desde 1996 y el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas arrestó una cantidad similar desde que fue creado en el 2003. El Departamento de Justicia dice que hubo un aumento del 40% en estos casos desde el 2006, llegándose a 9.000 procesos. En el 2009 fueron encausadas 2.315 personas.
En todo el país las autoridades intensifican su búsqueda de personas envueltas en pornografía infantil. Para detectarlas basta con un agente astuto, una conexión rápida de internet y programas de computadoras de uso cotidiano, empleados para intercambiar --legal e ilegalmente-- música, video y otros archivos digitales.
LimeWire era una popular herramienta para intercambiar archivos, que el FBI modificó para que sirva mejor a sus fines. En la internet hay programas similares para compartir archivos y mucha gente intercambia imágenes vía correos electrónicos.
En 1996, la condena promedio por pornografía infantil eran de poco más de un año.
Numerosos abogados, académicos e incluso algunos jueces dicen que el actual sistema es draconiano pues no distingue entre la gente que produce esa pornografía y las personas con trastornos mentales que simplemente la miran en la internet.
"No es nada agradable", expresó el abogado Michael Whelan, quien defiende a Budziak. "Hay excepciones, pero en términos generales, la mayoría de los casos involucran un pobre tipo con una mala costumbre".
El año pasado el juez de distrito Jack Weinstein, de Nueva York, cuestionó públicamente los castigos por la pornografía infantil y rechazó un pedido de la fiscalía de 11 años de cárcel para Pietro Polizzi, un individuo con cinco hijos al que se le hallaron miles de imágenes en su computadora. Weinstein sentenció con reticencia a Polizzi a cinco años, la condena mínima. Polizzi dijo que de niño había sido violado muchas veces en Sicilia.
El juez sostuvo que Polizzi necesitaba tratamiento psicológico más que ir a la cárcel y que no representaba riesgo alguno para la comunidad.
"Hay evidencia convincente de que no representa un riesgo para ningún niño ni adulto, y de que necesita ser tratado por problemas psiquiátricos que vienen de la niñez", afirmó el juez. Otros jueces han pedido mayor flexibilidad a la hora de sentenciar a personas sin antecedentes penales halladas culpables de distribuir pornografía infantil.
Los fiscales y organismos defensores de la niñez como el Centro Nacional de Niños Desaparecidos y Explotados (CNNDE) consideran que los castigos duros están más que justificados porque si la sacan barata, contribuirán a preservar esta actividad.
Los tribunales de apelación les dan la razón. En enero, una corte de apelaciones de Atlanta ordenó a las personas halladas culpables de pornografía infantil que pagasen compensaciones a las víctimas de ser posible.
"Los usuarios de la pornografía infantil permiten que se siga ofreciendo este producto", afirmó el juez Charles R. Wilson al explicar el fallo unánime de tres jueces el 28 de enero. "Ofrecen el incentivo económico para la creación y distribución de pornografía y también violan la privacidad de un niño al estar en poder de imágenes suyas".
Eso es lo que arguyeron los fiscales en enero al pedir siete años de prisión para Zachary Snead, de 25 años, por distribuir pornografía infantil vía e-mail.
Uno de los participantes en un chat de Snead lo denunció al CNNDE luego de que comenzó a mofarse de haber mantenido contactos sexuales con un niño de siete años y con un bebé. El centro lo reportó a su vez a las autoridades, que encontraron cientos de imágenes de pornografía infantil en su computadora. Los investigadores, no obstante, llegaron a la conclusión de que las cosas que decía Snead eran fanfarronadas y que nunca había llevado a la práctica sus fantasías.
El fiscal Daniel Kaleba sostuvo que su delito era de una naturaleza violenta y que requería un castigo duro.
"El señor Snead actuó para satisfacer sus aberrantes intereses sexuales", dijo Kaleba en su presentación escrita ante los tribunales. "Y le causó daño a los niños cuyas imágenes posee, al verlas y distribuirlas".
El juez estuvo de acuerdo y sentenció a Snead a siete años de cárcel. Al recuperar la libertad, deberá registrarse como alguien que cometió un delito sexual.
"Tendrá que cargar toda su vida con el estigma de haber estado preso por un delito sexual", expresó su madre Angela Snead en una carta al juez leída antes de su sentencia. "Echaremos a perder la vida de un joven, y su potencial humano".
La agente del FBI Stacie Lane se sentó frente a la computadora de su oficina en Maryland una mañana de junio del 2007, abrió el famoso programa de software LimeWire para compartir archivos, escribió "10yo" e inició la búsqueda de pornografía infantil.
En una hora, Lane estaba bajando imágenes de la computadora en la casa de Max Budziak, de San José, California.
Budziak, un ex cartero de 66 años sin antecedentes penales, fue juzgado y hallado culpable de posesión y distribución de pornografía infantil en enero. Enfrenta una pena mínima de cinco años de prisión, aunque probablemente reciba un castigo más largo ya que se recomienda a los jueces dictar sentencias largas en este tipo de casos.
La cantidad de casos de pornografía infantil que llegan a los tribunales aumentó mucho en los últimos 15 años, desde que el Congreso fijó una condena mínima de cinco años y las autoridades le dan prioridad a la lucha contra ese flagelo.
El FBI detuvo a más de 10.000 personas desde 1996 y el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas arrestó una cantidad similar desde que fue creado en el 2003. El Departamento de Justicia dice que hubo un aumento del 40% en estos casos desde el 2006, llegándose a 9.000 procesos. En el 2009 fueron encausadas 2.315 personas.
En todo el país las autoridades intensifican su búsqueda de personas envueltas en pornografía infantil. Para detectarlas basta con un agente astuto, una conexión rápida de internet y programas de computadoras de uso cotidiano, empleados para intercambiar --legal e ilegalmente-- música, video y otros archivos digitales.
LimeWire era una popular herramienta para intercambiar archivos, que el FBI modificó para que sirva mejor a sus fines. En la internet hay programas similares para compartir archivos y mucha gente intercambia imágenes vía correos electrónicos.
En 1996, la condena promedio por pornografía infantil eran de poco más de un año.
Numerosos abogados, académicos e incluso algunos jueces dicen que el actual sistema es draconiano pues no distingue entre la gente que produce esa pornografía y las personas con trastornos mentales que simplemente la miran en la internet.
"No es nada agradable", expresó el abogado Michael Whelan, quien defiende a Budziak. "Hay excepciones, pero en términos generales, la mayoría de los casos involucran un pobre tipo con una mala costumbre".
El año pasado el juez de distrito Jack Weinstein, de Nueva York, cuestionó públicamente los castigos por la pornografía infantil y rechazó un pedido de la fiscalía de 11 años de cárcel para Pietro Polizzi, un individuo con cinco hijos al que se le hallaron miles de imágenes en su computadora. Weinstein sentenció con reticencia a Polizzi a cinco años, la condena mínima. Polizzi dijo que de niño había sido violado muchas veces en Sicilia.
El juez sostuvo que Polizzi necesitaba tratamiento psicológico más que ir a la cárcel y que no representaba riesgo alguno para la comunidad.
"Hay evidencia convincente de que no representa un riesgo para ningún niño ni adulto, y de que necesita ser tratado por problemas psiquiátricos que vienen de la niñez", afirmó el juez. Otros jueces han pedido mayor flexibilidad a la hora de sentenciar a personas sin antecedentes penales halladas culpables de distribuir pornografía infantil.
Los fiscales y organismos defensores de la niñez como el Centro Nacional de Niños Desaparecidos y Explotados (CNNDE) consideran que los castigos duros están más que justificados porque si la sacan barata, contribuirán a preservar esta actividad.
Los tribunales de apelación les dan la razón. En enero, una corte de apelaciones de Atlanta ordenó a las personas halladas culpables de pornografía infantil que pagasen compensaciones a las víctimas de ser posible.
"Los usuarios de la pornografía infantil permiten que se siga ofreciendo este producto", afirmó el juez Charles R. Wilson al explicar el fallo unánime de tres jueces el 28 de enero. "Ofrecen el incentivo económico para la creación y distribución de pornografía y también violan la privacidad de un niño al estar en poder de imágenes suyas".
Eso es lo que arguyeron los fiscales en enero al pedir siete años de prisión para Zachary Snead, de 25 años, por distribuir pornografía infantil vía e-mail.
Uno de los participantes en un chat de Snead lo denunció al CNNDE luego de que comenzó a mofarse de haber mantenido contactos sexuales con un niño de siete años y con un bebé. El centro lo reportó a su vez a las autoridades, que encontraron cientos de imágenes de pornografía infantil en su computadora. Los investigadores, no obstante, llegaron a la conclusión de que las cosas que decía Snead eran fanfarronadas y que nunca había llevado a la práctica sus fantasías.
El fiscal Daniel Kaleba sostuvo que su delito era de una naturaleza violenta y que requería un castigo duro.
"El señor Snead actuó para satisfacer sus aberrantes intereses sexuales", dijo Kaleba en su presentación escrita ante los tribunales. "Y le causó daño a los niños cuyas imágenes posee, al verlas y distribuirlas".
El juez estuvo de acuerdo y sentenció a Snead a siete años de cárcel. Al recuperar la libertad, deberá registrarse como alguien que cometió un delito sexual.
"Tendrá que cargar toda su vida con el estigma de haber estado preso por un delito sexual", expresó su madre Angela Snead en una carta al juez leída antes de su sentencia. "Echaremos a perder la vida de un joven, y su potencial humano".