Milan no pudo con Bari y desaprovechó la chance para escaparse
Roma, Agencias
Milan desaprovechó una excelente ocasión para poner siete puntos entre sí mismo e Inter, al empatar en casa con Bari por 1 a 1, goles de Gergely Rudolf y Antonio Cassano.
De esta manera, el Diávolo suma 62 unidades y sigue primero a cinco distancias de los primos nerazzurri, mientras que los Gallitos del Sur ocupan inevitablemente la última plaza de la clasificación, ahora con 17 puntos.
Milan, claramente, hizo el gasto del partido y construyó muchísimas ocasiones de gol, pero terminó pagando (en fin de cuentas justamente) un error defensivo y una esterilidad ofensiva que empieza a ser preocupante.
Desde el comienzo se entendió que los locales salieron con la intención de aplastar a sus rivales, pero Ibrahimovic, Pato y Robinho no lograron encontrar un buen "feeling" ni entre ellos ni con el resto del equipo.
Así, la maniobra de los rossoneri resultó ser bastante previsible y algo desconectada, de manera que las ocasiones más peligrosas del equipo de Allegri llegaron más por alguna iniciativa personal que por el juego coral.
A todo eso, inevitablemente Bari se vio arrinconado, logrando salir solamente con alguna contra que, normalmente, fue neutralizada sin demasiada fatiga por parte de Nesta y compañeros.
Sin embargo, a pocos minutos del final de etapa, Almirón ejecutó un tiro libre en forma de cuchillazo profundo, que premió perfectamente el corte desde izquierda para derecha de Rudolf.
El delantero visitante, olvidado completamente por Van Bommel, se encontró increíblemente solo adelante de Abbiati, para clavarla con un diagonal rasante de derecha que no le dejó chances al portero rival.
En el complemento Milan bajó con toda otra intensidad. Siguió jugando muy atentamente en defensa, tanto que los Gallitos del Sur no pudieron pegarle al arco hasta los minutos finales del match.
Sin embargo, esta vez los rossoneri se pararon establemente en la mitad de la cancha rival y la movieron de un lado para el otro con velocidad e ideas, de manera que empezaron a cosechar muchas claras ocasiones.
Robinho anotó enseguida un gol fácil, empujando casi sobre la línea un balón que le había servido Ibrahimovic, pero el juez de línea señaló un off-side que dejó muchas dudas.
Aún más discutible fue la decisión del referí al quinceavo minuto, cuando le anuló un gol al delantero sueco por una supuesta falta de mano al momento de parar la pelota, pero en realidad Ibra pareció matarla con el hombro.
Esa situación lo puso muy nervioso al ex-jugador de Barcelona, quien tras haber fallado también una fácil ocasión adelante del arquero (asistido perfectamente por el recién entrado Cassano) terminó por perder totalmente la paciencia, lo golpeó a Rossi a las espaldas y se mereció la tarjeta roja.
Paradójicamente, el Diávolo jugó mejor ese cuarto de hora con hombre de menos que todo el resto del match, probablemente porque Antonini (a la postre el mejor de la cancha) y Abbate pudieron proponerse con mayor constancia sobre las rayas, sin ser molestados por la presencia de Ibra o Pato, quienes pisándose los pies en el medio a menudo terminan por correrse sobre las franjas.
Así, primero Antonini se hizo perdonar un gol devorado con una asistencia perfecta para Cassano: el barese, en la ocasión, anotó con una volea de derecha más eficaz que bonita.
Luego, Abbiati salvó el resultado tapándole a Bentivolgio un remate desde la distancia muy peligroso. Al final, Seedorf falló de cabeza una buena chance para sumar tres puntos, lo que pareció indicar que el destino había ya decidido que Milan no podía vencer este partido.