Las fuerzas de la coalición limitan el castigo al régimen
La coalición internacional ataca por tercera noche consecutiva la capital libia y otros objetivos militares.- Los rebeldes fallan en su intento de recuperar Ajdabiya mientras las tropas del dictador entran en Misrata protegidas con escudos humanos y abren fuego sobre la población
Trípoli, El País
Trípoli, El País
La tercera jornada de bombardeos de la coalición internacional en Libia definió con claridad el reducido perímetro de acción en el que se mueven los militares aliados. La coalición ha atacado fuerzas terrestres del régimen activas en la zona de Ajdabiya y, ya de noche, ha vuelto a disparar contra objetivos en Trípoli, pero evitó a lo largo del día ampliar el espectro de los objetivos. La capital, Trípoli, está viviendo su tercera noche de bombardeos, que han comenzado poco después de las nueve de la noche (las 20.00, hora peninsular española). Se han oído explosiones, que según France Presse se han registrado cerca del palacio presidencial y en una base de la Marina libia a 10 kilómetros de la ciudad, seguidos de los disparos de las baterías antiaéreas. Un par de horas más tarde, la cadena de televisión Al Yazira informaba de que las fuerzas de la coalición han atacado los radares fijos en dos bases aéreas de Gadafi al este de Bengasi.
"Nuestra misión es muy clara", señaló ayer el general Carter Ham, líder del Comando África de Estados Unidos (Africom), que actualmente dirige la estrategia de las operaciones. "El objetivo no es destruir completamente las Fuerzas Armadas de Gadafi. No es apoyar las eventuales acciones de las fuerzas de oposición. Ni tampoco he recibido ordenes de atacar directamente a Muamar el Gadafi", aclaró el militar.
El objetivo de la misión -a la que España incorporó ayer sus primeros aviones- marcado por la resolución 1.973 del Consejo de Seguridad de la ONU es simplemente proteger a los civiles de los ataques de las fuerzas del régimen. La estrechez del mandato y la fragilidad del consenso político subyacente a la misión impiden una interpretación extensiva de la operación.
El volumen de fuego se redujo en la noche entre domingo y lunes con respecto a las anteriores. Una jornada en la que el ataque más significativo fue en Bab al Azizia, el complejo palaciego en el que reside Gadafi a las afueras de la capital. Vince Crawley, un portavoz de Africom, señaló ayer que los aliados dispararon esa noche una docena de misiles, mientras en las anteriores se llegaron a lanzar más de 100 cohetes contra una veintena de objetivos.
A falta de conocer el balance de esta noche, es significativa la posición expresada por Crawley: "Durante las primeras 24 horas [de la operación] nos concentramos en establecer las condiciones para la zona de exclusión aérea, y ahora estamos en una fase de transición hacia una actitud de patrullaje y control", explicó.
Los aliados centraron sus primeros ataques especialmente en las posiciones fijas de defensa antiaérea libia, para poder patrullar los cielos sin amenazas pendientes. Ahora las defensas aéreas fijas están aniquiladas, y aunque es posible que el régimen conserve las móviles, éstas no representan una gran preocupación para la coalición.
Por tanto, ahora los ataques parecen centrarse en las fuerzas terrestres del régimen en acción; y centros operativos estratégicos -como las estructuras bombardeadas en el recinto del dictador en Trípoli-, para aislar o decapitar las estructuras de mando.
Así, los aliados bombardearon la zona de Ajdabiya en el este de Libia, donde fuerzas leales de Gadafi y sublevados pugnan por el control de la ciudad. Fuerzas francesas dispararon contra un vehículo blindado unos 100 kilómetros al sur de Bengasi. En los alrededores de esa ciudad se registraron ayer intensos combates, ya que los rebeldes han avanzado para intentar recuperar terreno. Varios centenares de milicianos rebeldes, armados con cohetes Katiusha y baterías antiaéreas montadas sobre camiones, se concentraron por la mañana a escasos kilómetros de la localidad, según informa France Presse. Sin embargo, la artillería de Gadafi les cortó el avance e impidió hacerse con el control de Adjabiya a los rebeldes, que anunciaron que estaban retrocediendo.
Otra misión, llevada a cabo por las fuerzas británicas y probablemente dirigida a Misrata, tuvo que ser cancelada in extremis por la presencia de civiles forzados como escudos humanos en la zona de los objetivos, según informaron las autoridades de Reino Unido. Pero las acciones parecen mostrar un elevadísimo grado de contención. Pese a que los rebeldes controlan en gran parte esa ciudad, la tercera del país, las tropas de Gadafi decidieron desde ayer por la tarde refugiar allí a sus tanques. La entrada de blindados provocó que muchas personas salieran a la calle para hacer frente a los militares de soldados, quienes dispararon contra la multitud según testigos citados por Reuters y France Presse. Según ha contado esta madrugada (hora española) un portavoz de los rebeldes a la cadena británica BBC, las fuerzas leales a Gadafi han matado este lunes a más de 40 personas y han herido al menos a otras 200 en Misrata. "La situación es una catástrofe. Cuando las fuerzas de Gadafi detuvieron las acciones militares, la agente salió a las calles a manifestarse y los militares empezaron a dispararles con armas pesadas", ha relatado Salah, un portavoz del movimiento 17 de Febrero. El portavoz de los rebeldes ha asegurado que las fuerzas gubernamentales han llegado a disparar contra tres ambulancias, matando a dos conductores. Varios residentes, cuyos testimonios no han podido ser verificados independientemente ante las restricciones a la movilidad de los periodistas en Libia, habían informado a Reuters con anterioridad de que las fuerzas gubernamentales habían matado al menos a nueve personas en Misrata en esa ciudad.
Las fuerzas leales a Gadafi también han bombardeado la ciudad de Zintan, 140 kilómetros al suroeste de Trípoli, destruyendo varias casas y el minarete de una mezquita, según han informado dos testigos a Reuters, que han asegurado que los residentes de esta localidad se han visto obligados a refugiarse en varias cuevas de las montañas próximas a la localidad. "Se han enviado nuevas fuerzas a asediar la ciudad. Ahora hay al menos 40 tanques en las faldas de las montañas cercanas", ha añadido. El periodista suizo Gaetan Vannay ha indicado por teléfono que el bombardeo de este lunes ha sido el más intenso de los últimos tres días. "Hoy esta muy dura batalla ha empezado en el frente oriental. Las mujeres y los niños se han escondido en las cuevas en los bosques", ha relatado.
Este cuadro general significa que la coalición ya ha logrado limitar poderosamente el margen de acción de las fuerzas de Gadafi, pero el nivel actual de presión no parece suficiente como para provocar entre sus filas una desbandada que deje desnudo al régimen. Las fuerzas rebeldes tendrán probablemente que luchar para ganar terreno.
La relación militar entre aliados y rebeldes es naturalmente un aspecto clave de la campaña. Un portavoz rebelde afirmó por la mañana que había contactos entre las partes, "para señalar a la coalición la ubicación de las fuerzas leales al régimen". Sin embargo, el general Ham negó que hubiese cualquier tipo de comunicación, "formal o informal", con los rebeldes. Ham también excluyó tajantemente que hubiese fuerzas especiales de la coalición en el terreno. Su presencia sería útil para la recolección de información sobre el terreno y para aconsejar la acción de los rebeldes, pero sería una verdadera bomba política, y la misma oposición libia rechaza la opción.
La aniquilación de las defensas antiaéreas y la llegada de nuevos aviones militares permitió ayer extender hacia el oeste la zona de exclusión aérea, que cubre ahora un millar de kilómetros de la costa libia. Unos 80 aviones salieron ayer para patrullar la zona, más de la mitad de ellos pertenecientes a fuerzas armadas europeas. Aviones canadienses y belgas se sumaron a las operaciones.
Por otra parte, el portaviones francés propulsado por energía nuclear Charles de Gaulle llega hoy a las costas de Libia procedente del puerto de Tolón. La flotilla de fragatas que le acompaña y su dotación de aviones de caza volverán mucho más operativa la acción militar francesa.
"Nuestra misión es muy clara", señaló ayer el general Carter Ham, líder del Comando África de Estados Unidos (Africom), que actualmente dirige la estrategia de las operaciones. "El objetivo no es destruir completamente las Fuerzas Armadas de Gadafi. No es apoyar las eventuales acciones de las fuerzas de oposición. Ni tampoco he recibido ordenes de atacar directamente a Muamar el Gadafi", aclaró el militar.
El objetivo de la misión -a la que España incorporó ayer sus primeros aviones- marcado por la resolución 1.973 del Consejo de Seguridad de la ONU es simplemente proteger a los civiles de los ataques de las fuerzas del régimen. La estrechez del mandato y la fragilidad del consenso político subyacente a la misión impiden una interpretación extensiva de la operación.
El volumen de fuego se redujo en la noche entre domingo y lunes con respecto a las anteriores. Una jornada en la que el ataque más significativo fue en Bab al Azizia, el complejo palaciego en el que reside Gadafi a las afueras de la capital. Vince Crawley, un portavoz de Africom, señaló ayer que los aliados dispararon esa noche una docena de misiles, mientras en las anteriores se llegaron a lanzar más de 100 cohetes contra una veintena de objetivos.
A falta de conocer el balance de esta noche, es significativa la posición expresada por Crawley: "Durante las primeras 24 horas [de la operación] nos concentramos en establecer las condiciones para la zona de exclusión aérea, y ahora estamos en una fase de transición hacia una actitud de patrullaje y control", explicó.
Los aliados centraron sus primeros ataques especialmente en las posiciones fijas de defensa antiaérea libia, para poder patrullar los cielos sin amenazas pendientes. Ahora las defensas aéreas fijas están aniquiladas, y aunque es posible que el régimen conserve las móviles, éstas no representan una gran preocupación para la coalición.
Por tanto, ahora los ataques parecen centrarse en las fuerzas terrestres del régimen en acción; y centros operativos estratégicos -como las estructuras bombardeadas en el recinto del dictador en Trípoli-, para aislar o decapitar las estructuras de mando.
Así, los aliados bombardearon la zona de Ajdabiya en el este de Libia, donde fuerzas leales de Gadafi y sublevados pugnan por el control de la ciudad. Fuerzas francesas dispararon contra un vehículo blindado unos 100 kilómetros al sur de Bengasi. En los alrededores de esa ciudad se registraron ayer intensos combates, ya que los rebeldes han avanzado para intentar recuperar terreno. Varios centenares de milicianos rebeldes, armados con cohetes Katiusha y baterías antiaéreas montadas sobre camiones, se concentraron por la mañana a escasos kilómetros de la localidad, según informa France Presse. Sin embargo, la artillería de Gadafi les cortó el avance e impidió hacerse con el control de Adjabiya a los rebeldes, que anunciaron que estaban retrocediendo.
Otra misión, llevada a cabo por las fuerzas británicas y probablemente dirigida a Misrata, tuvo que ser cancelada in extremis por la presencia de civiles forzados como escudos humanos en la zona de los objetivos, según informaron las autoridades de Reino Unido. Pero las acciones parecen mostrar un elevadísimo grado de contención. Pese a que los rebeldes controlan en gran parte esa ciudad, la tercera del país, las tropas de Gadafi decidieron desde ayer por la tarde refugiar allí a sus tanques. La entrada de blindados provocó que muchas personas salieran a la calle para hacer frente a los militares de soldados, quienes dispararon contra la multitud según testigos citados por Reuters y France Presse. Según ha contado esta madrugada (hora española) un portavoz de los rebeldes a la cadena británica BBC, las fuerzas leales a Gadafi han matado este lunes a más de 40 personas y han herido al menos a otras 200 en Misrata. "La situación es una catástrofe. Cuando las fuerzas de Gadafi detuvieron las acciones militares, la agente salió a las calles a manifestarse y los militares empezaron a dispararles con armas pesadas", ha relatado Salah, un portavoz del movimiento 17 de Febrero. El portavoz de los rebeldes ha asegurado que las fuerzas gubernamentales han llegado a disparar contra tres ambulancias, matando a dos conductores. Varios residentes, cuyos testimonios no han podido ser verificados independientemente ante las restricciones a la movilidad de los periodistas en Libia, habían informado a Reuters con anterioridad de que las fuerzas gubernamentales habían matado al menos a nueve personas en Misrata en esa ciudad.
Las fuerzas leales a Gadafi también han bombardeado la ciudad de Zintan, 140 kilómetros al suroeste de Trípoli, destruyendo varias casas y el minarete de una mezquita, según han informado dos testigos a Reuters, que han asegurado que los residentes de esta localidad se han visto obligados a refugiarse en varias cuevas de las montañas próximas a la localidad. "Se han enviado nuevas fuerzas a asediar la ciudad. Ahora hay al menos 40 tanques en las faldas de las montañas cercanas", ha añadido. El periodista suizo Gaetan Vannay ha indicado por teléfono que el bombardeo de este lunes ha sido el más intenso de los últimos tres días. "Hoy esta muy dura batalla ha empezado en el frente oriental. Las mujeres y los niños se han escondido en las cuevas en los bosques", ha relatado.
Este cuadro general significa que la coalición ya ha logrado limitar poderosamente el margen de acción de las fuerzas de Gadafi, pero el nivel actual de presión no parece suficiente como para provocar entre sus filas una desbandada que deje desnudo al régimen. Las fuerzas rebeldes tendrán probablemente que luchar para ganar terreno.
La relación militar entre aliados y rebeldes es naturalmente un aspecto clave de la campaña. Un portavoz rebelde afirmó por la mañana que había contactos entre las partes, "para señalar a la coalición la ubicación de las fuerzas leales al régimen". Sin embargo, el general Ham negó que hubiese cualquier tipo de comunicación, "formal o informal", con los rebeldes. Ham también excluyó tajantemente que hubiese fuerzas especiales de la coalición en el terreno. Su presencia sería útil para la recolección de información sobre el terreno y para aconsejar la acción de los rebeldes, pero sería una verdadera bomba política, y la misma oposición libia rechaza la opción.
La aniquilación de las defensas antiaéreas y la llegada de nuevos aviones militares permitió ayer extender hacia el oeste la zona de exclusión aérea, que cubre ahora un millar de kilómetros de la costa libia. Unos 80 aviones salieron ayer para patrullar la zona, más de la mitad de ellos pertenecientes a fuerzas armadas europeas. Aviones canadienses y belgas se sumaron a las operaciones.
Por otra parte, el portaviones francés propulsado por energía nuclear Charles de Gaulle llega hoy a las costas de Libia procedente del puerto de Tolón. La flotilla de fragatas que le acompaña y su dotación de aviones de caza volverán mucho más operativa la acción militar francesa.