Japón en alerta por alimentos con radiactividad cerca de Fukushima
Tokio, Agencias
Japón activó este sábado la primera alerta tras encontrar alimentos contaminados con radiactividad cerca de la central de Fukushima, donde los equipos de emergencia trabajan día y noche para evitar una catástrofe nuclear de grandes proporciones.
Las autoridades japonesas emitieron una alerta tras detectar niveles elevados de radiactividad en leche y espinacas en las prefecturas de Fukushima y de Ibaraki, cercanas a la central nuclear accidentada en el noreste del país.
Y en Tokio y otras localidades las autoridades detectaron rastros de yodo radiactivo en el agua corriente, aunque inferiores al límite legal permitido en Japón.
El nivel de contaminación "no presenta riesgos inmediatos para la salud. Les pido que permanezcan serenos", declaró Yukio Edano, el portavoz del gobierno.
Sin embargo, el 17 de marzo se midió un nivel más elevado que el límite legal para el yodo 131 en una municipalidad de la prefectura de Fukushima, situada a 45 km de la central. El nivel volvió a bajar por debajo del límite legal al día siguiente, según los análisis efectuados.
En tanto, en la central nuclear de Fukushima 1 decenas de electricistas, bomberos e ingenieros continuaban una carrera contrarreloj para evitar un accidente nuclear más grave que el de Chernobyl (1986).
La prioridad era restablecer el suministro eléctrico de los seis reactores dañados a partir de un cable de alta tensión conectado el viernes desde el exterior de la central.
Las autoridades esperan que los reactores 2 y 1 podrán recibir energía el domingo, para luego repetir la operación con los reactores 3 y 4, los más dañados.
Un grupo electrógeno alimentado con gasoil hace funcionar actualmente los sistemas de refrigeración de los reactores 5 y 6, los menos afectados.
Los electricistas soportan una enorme presión porque el éxito de su misión es esencial para restablecer el suministro eléctrico que permitiría el funcionamiento de las bombas que suministran el agua al sistema de enfriamiento de los reactores y llenar las piscinas en las que se guardan las barras de combustible usado, cuyo vaciado amenaza con liberar importantes cantidades de radiactividad en el medio ambiente.
A la espera de conocer el resultado de estas operaciones, camiones cisterna continúan vertiendo agua sobre las instalaciones.
Seis trabajadores fueron expuestos a altos niveles de radiación, aunque continúan trabajando para solucionar el problema creado por el sismo, informó Takeo Iwamoto, representante de Tokyo Electric Power (TEPCO), la empresa que gestiona la central.
Las autoridades niponas afirman de momento que los niveles de radiación registrados no son peligrosos más allá de una zona de 30 km alrededor de la central.
Pero la desconfianza se instaló entre los habitantes de las regiones cercanas a la central por las informaciones juzgadas muy técnicas y parciales.
"Sólo quiero que el gobierno nos diga la verdad", declaró Teechi Sagama, un director de escuela de Miyako, en medio de la zona devastada.
Para tratar de tranquilizar a la población, la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) anunció la realización de controles para medir los niveles de radiactividad, diferentes a los hechos por el gobierno japonés.
En otros países, los temores por la contaminación radiactiva eran elevados. Por primera vez se detectaron en California restos "minúsculos" de radiactividad procedente de Fukushima, anunció el viernes el ministerio de Energía estadounidense.
El temor a sufrir radiaciones desencadenó un éxodo de extranjeros, sobre todo después de que Gran Bretaña, Francia y otros países aconsejaran a sus ciudadanos que partieran de Tokio, situada a 250 km de la central.
México repatrió ya a un centenar de personas, Argentina anunció un vuelo para los ciudadanos que deseen salir del país y Colombia envió un avión para repatriar a 180 nacionales, 20 chilenos y unos cuatro ecuatorianos.
El gobierno venezolano envió por su parte un avión con 19 toneladas de agua potable y comida que al llegar a Japón será usado para repatriar a ciudadanos de Venezuela, Colombia, Chile o Cuba.
Los extranjeros que no quieren abandonar Japón encuentran refugio al sur del archipiélago, especialmente en Osaka, la segunda ciudad del país, donde Alemania ha instalado una embajada provisional.
El último balance de la policía contabiliza 7.653 muertos y más de 11.746 desaparecidos, es decir un total de 19.399 víctimas, como consecuencia del sismo y el tsunami en el noreste de Japón.
La situación sigue siendo complicada para alrededor de 440.000 siniestrados, enfrentados al frío intenso y a la escasez de alimentos, agua corriente y electricidad en algunos centros de acogida.
Japón activó este sábado la primera alerta tras encontrar alimentos contaminados con radiactividad cerca de la central de Fukushima, donde los equipos de emergencia trabajan día y noche para evitar una catástrofe nuclear de grandes proporciones.
Las autoridades japonesas emitieron una alerta tras detectar niveles elevados de radiactividad en leche y espinacas en las prefecturas de Fukushima y de Ibaraki, cercanas a la central nuclear accidentada en el noreste del país.
Y en Tokio y otras localidades las autoridades detectaron rastros de yodo radiactivo en el agua corriente, aunque inferiores al límite legal permitido en Japón.
El nivel de contaminación "no presenta riesgos inmediatos para la salud. Les pido que permanezcan serenos", declaró Yukio Edano, el portavoz del gobierno.
Sin embargo, el 17 de marzo se midió un nivel más elevado que el límite legal para el yodo 131 en una municipalidad de la prefectura de Fukushima, situada a 45 km de la central. El nivel volvió a bajar por debajo del límite legal al día siguiente, según los análisis efectuados.
En tanto, en la central nuclear de Fukushima 1 decenas de electricistas, bomberos e ingenieros continuaban una carrera contrarreloj para evitar un accidente nuclear más grave que el de Chernobyl (1986).
La prioridad era restablecer el suministro eléctrico de los seis reactores dañados a partir de un cable de alta tensión conectado el viernes desde el exterior de la central.
Las autoridades esperan que los reactores 2 y 1 podrán recibir energía el domingo, para luego repetir la operación con los reactores 3 y 4, los más dañados.
Un grupo electrógeno alimentado con gasoil hace funcionar actualmente los sistemas de refrigeración de los reactores 5 y 6, los menos afectados.
Los electricistas soportan una enorme presión porque el éxito de su misión es esencial para restablecer el suministro eléctrico que permitiría el funcionamiento de las bombas que suministran el agua al sistema de enfriamiento de los reactores y llenar las piscinas en las que se guardan las barras de combustible usado, cuyo vaciado amenaza con liberar importantes cantidades de radiactividad en el medio ambiente.
A la espera de conocer el resultado de estas operaciones, camiones cisterna continúan vertiendo agua sobre las instalaciones.
Seis trabajadores fueron expuestos a altos niveles de radiación, aunque continúan trabajando para solucionar el problema creado por el sismo, informó Takeo Iwamoto, representante de Tokyo Electric Power (TEPCO), la empresa que gestiona la central.
Las autoridades niponas afirman de momento que los niveles de radiación registrados no son peligrosos más allá de una zona de 30 km alrededor de la central.
Pero la desconfianza se instaló entre los habitantes de las regiones cercanas a la central por las informaciones juzgadas muy técnicas y parciales.
"Sólo quiero que el gobierno nos diga la verdad", declaró Teechi Sagama, un director de escuela de Miyako, en medio de la zona devastada.
Para tratar de tranquilizar a la población, la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) anunció la realización de controles para medir los niveles de radiactividad, diferentes a los hechos por el gobierno japonés.
En otros países, los temores por la contaminación radiactiva eran elevados. Por primera vez se detectaron en California restos "minúsculos" de radiactividad procedente de Fukushima, anunció el viernes el ministerio de Energía estadounidense.
El temor a sufrir radiaciones desencadenó un éxodo de extranjeros, sobre todo después de que Gran Bretaña, Francia y otros países aconsejaran a sus ciudadanos que partieran de Tokio, situada a 250 km de la central.
México repatrió ya a un centenar de personas, Argentina anunció un vuelo para los ciudadanos que deseen salir del país y Colombia envió un avión para repatriar a 180 nacionales, 20 chilenos y unos cuatro ecuatorianos.
El gobierno venezolano envió por su parte un avión con 19 toneladas de agua potable y comida que al llegar a Japón será usado para repatriar a ciudadanos de Venezuela, Colombia, Chile o Cuba.
Los extranjeros que no quieren abandonar Japón encuentran refugio al sur del archipiélago, especialmente en Osaka, la segunda ciudad del país, donde Alemania ha instalado una embajada provisional.
El último balance de la policía contabiliza 7.653 muertos y más de 11.746 desaparecidos, es decir un total de 19.399 víctimas, como consecuencia del sismo y el tsunami en el noreste de Japón.
La situación sigue siendo complicada para alrededor de 440.000 siniestrados, enfrentados al frío intenso y a la escasez de alimentos, agua corriente y electricidad en algunos centros de acogida.