Fútbol español: Messi doblegó a Mestalla
Al Barcelona se le juntó la tela de araña de Emery y el empuje del Valencia con la falta de puntería de Leo Messi hasta que el argentino decidió el partido. Gol anulado a Jordi Alba.
Valencia, As
Ganó el Barcelona como pudo perder y sobre todo pudo empatar. No mereció perder el Barcelona pero desde luego tampoco el Valencia, que fue todo pulmones, corazón, rigor y empuje. Noche grande en Mestalla, donde Guardiola ganó una Copa pero donde todavía no había ganado en Liga. Un campo para sudar la gota gorda, para el Barcelona más esforzado y sufriente. Pero esta vez al fin fue aunque pudo no ser. El Barcelona invirtió la salida impecable y salvaje del Valencia y mereció marcar antes del descanso. El Valencia lo buscó en la segunda, en la que pudo marcar cualquiera y marcó, no es casualidad, Leo Messi. Guardiola, con su lumbalgia a cuestas, ya tiene Mestalla en su galería de trofeos de caza. Y otra vez diez puntos sobre el Real Madrid. Felices sueños.
Conviene aclarar que el partido del Barcelona no fue estelar pero no fue en absoluto malo aunque rumió durante muchos minutos, mucho más de una hora, un empate que hace no tanto era un gran resultado en un escenario de cuchillos largos como Mestalla. Eso era antes de que Barcelona y Real Madrid entraran en sus actuales carreras supersónicas en las que cada empate, en cualquier circunstancia, es un drama. Finalmente ganó el Barcelona, respiró y tacha Valencia de su lista de salidas carnívoras. Desde ese punto de vista el triunfo es de campeonato. La Liga se puede ganar y perder en cualquier campo pero este estaba en los temores en azulgrana y las cábalas voluntaristas en merengue. Ya no. Lo decidió Messi, el mejor, después de muchos minutos de batalla, polémica, ocasiones y emoción. Un gran partido entre primero y tercero de la Liga. Con honores los dos.
Porque el partido fue un partidazo. Tuvo batalla táctica, partida de ajedrez, emoción y fútbol de intensidad eléctrica. Tuvo minutos de sistemas férreos y minutos de campo abierto y esquemas descosidos. Tuvo fases en las que el Barcelona pudo despegar y otras en las que el Valencia mereció mejor suerte. La película parte de un partido de alineaciones enroscadas y se escribe así: el Valencia manejó un inicio lobuno, brutal. El Barcelona invirtió la inercia y apretó hasta el descanso. Todo eso en la primera parte. En la segunda los dos llegaron pero el Valencia recuperó el aliento y apretó otra vez arriba, cortocircuitó la salida del Barcelona y rondó a Pinto. Murió arriba pero murió porque Messi marcó en su cuarta ocasión y saldó la deuda contraída en la primera parte.
Esta vez Messi tuvo la virtud de la insistencia, como ante el Athletic. Cargó con el equipo en los peores minutos, transformó el partido bajando a la medular cuando Xavi e Iniesta se asfixiaban. Dejó un rosario de robos y slaloms pero también, en los mejores minutos del Barcelona, un par de ocasiones de las que jamás perdona, remates francos dentro del área. Insistió e insistió, tuvo una tercera en la segunda parte y a la cuarta, con el partido encarando la recta final, resolvió con un disparo que tocó un Guaita que resistió hasta las últimas consecuencias. La jugada y el pase fueron de un Adriano que resultó fundamental dando salida y agilidad por la izquierda. Esa jugada decidió el partido como pudo inclinarlo antes, en la primera parte, un gol anulado a Jordi Alba por fuera de juego milimétrico.
También hubo dibujos para el análisis. El Barcelona comenzó con un equipo inhabitual que resultó en una línea de tres con Busquets entre Abidal y Piqué y un centro del campo con Alves y Adriano de carrileros, Mascherano de boya y Xavi y un desaparecido Iniesta en la creación con Messi y Villa en ataque. El Valencia respondió a sus bajas y su circunstancia sin David Navarro y sin delantero puro, con Mata y Joaquín apretando arriba y una defensa estoica en la que sobresalió Jordi Alba, todo músculo y criterio por la izquierda. Ahí mandó primero el Valencia, taponando la salida y con instinto vertical, y ahí se recuperó el Barcelona a base de control y triangulaciones. La segunda parte sin embargo descubrió a dos equipos que volvían a una forma más natural. Soldado dio referencia en ataque al Valencia y liberó a Mata en la media punta y Pedro rediseñó al Barcelona en un estilo mucho más normal, con Busquets en el centro del campo y Abidal como central. Con ese dibujo ganó el Barcelona pero con él pudo perder tras ocasiones de Soldado y Pablo Hernández. La insistencia del Valencia en el segundo tiempo fue admirable. Admirable pero sin premio.
En pleno atasco y marejada, con Mestalla hirviendo, el Barcelona marcó en un latigazo y salvó un partido crucial en la carrera hacia la Liga. La diferencia entre empatar y ganar es en el campo una jugada, un destello; En la clasificación, un universo. Ese destello sonrió al Barcelona y a la insistencia de Messi y castigó a un Valencia de tremenda dignidad. Mestalla se rindió por fin en Liga a Guardiola. Con resistencia infinita pero se rindió. Y son diez puntos, otra vez. Como antes de Gijón. Diez puntos y una noche por delante. Felices sueños.
Valencia: Guaita, Stankevicius, Dealbert, Ricardo Costa, Jordi Alba, Banega, Tino Costa (Isco, m.85), Pablo, Joaquín (Soldado, m.46), Mathieu (Jonas, m.82) y Mata.
Barcelona: Pinto, Alves, Piqué, Busquets, Abidal, Mascherano (Pedro, m.62), Xavi, Iniesta (Keita, m.87), Adriano (Maxwell, m.83), Messi y Villa.
Gol: 0-1, m.72: Messi.
Árbitro: Iturralde González (comité vasco). Amonestó por el Valencia a Jordi Alba, Soldado, Tino Costa y Pablo y por el Barcelona a Messi y Busquets.
Incidencias: Partido correspondiente a la vigésima sexta jornada de la Primera división del fútbol español disputado en el estadio de Mestalla ante 50.800 espectadores. Terreno de juego en buenas condiciones.
Valencia, As
Ganó el Barcelona como pudo perder y sobre todo pudo empatar. No mereció perder el Barcelona pero desde luego tampoco el Valencia, que fue todo pulmones, corazón, rigor y empuje. Noche grande en Mestalla, donde Guardiola ganó una Copa pero donde todavía no había ganado en Liga. Un campo para sudar la gota gorda, para el Barcelona más esforzado y sufriente. Pero esta vez al fin fue aunque pudo no ser. El Barcelona invirtió la salida impecable y salvaje del Valencia y mereció marcar antes del descanso. El Valencia lo buscó en la segunda, en la que pudo marcar cualquiera y marcó, no es casualidad, Leo Messi. Guardiola, con su lumbalgia a cuestas, ya tiene Mestalla en su galería de trofeos de caza. Y otra vez diez puntos sobre el Real Madrid. Felices sueños.
Conviene aclarar que el partido del Barcelona no fue estelar pero no fue en absoluto malo aunque rumió durante muchos minutos, mucho más de una hora, un empate que hace no tanto era un gran resultado en un escenario de cuchillos largos como Mestalla. Eso era antes de que Barcelona y Real Madrid entraran en sus actuales carreras supersónicas en las que cada empate, en cualquier circunstancia, es un drama. Finalmente ganó el Barcelona, respiró y tacha Valencia de su lista de salidas carnívoras. Desde ese punto de vista el triunfo es de campeonato. La Liga se puede ganar y perder en cualquier campo pero este estaba en los temores en azulgrana y las cábalas voluntaristas en merengue. Ya no. Lo decidió Messi, el mejor, después de muchos minutos de batalla, polémica, ocasiones y emoción. Un gran partido entre primero y tercero de la Liga. Con honores los dos.
Porque el partido fue un partidazo. Tuvo batalla táctica, partida de ajedrez, emoción y fútbol de intensidad eléctrica. Tuvo minutos de sistemas férreos y minutos de campo abierto y esquemas descosidos. Tuvo fases en las que el Barcelona pudo despegar y otras en las que el Valencia mereció mejor suerte. La película parte de un partido de alineaciones enroscadas y se escribe así: el Valencia manejó un inicio lobuno, brutal. El Barcelona invirtió la inercia y apretó hasta el descanso. Todo eso en la primera parte. En la segunda los dos llegaron pero el Valencia recuperó el aliento y apretó otra vez arriba, cortocircuitó la salida del Barcelona y rondó a Pinto. Murió arriba pero murió porque Messi marcó en su cuarta ocasión y saldó la deuda contraída en la primera parte.
Esta vez Messi tuvo la virtud de la insistencia, como ante el Athletic. Cargó con el equipo en los peores minutos, transformó el partido bajando a la medular cuando Xavi e Iniesta se asfixiaban. Dejó un rosario de robos y slaloms pero también, en los mejores minutos del Barcelona, un par de ocasiones de las que jamás perdona, remates francos dentro del área. Insistió e insistió, tuvo una tercera en la segunda parte y a la cuarta, con el partido encarando la recta final, resolvió con un disparo que tocó un Guaita que resistió hasta las últimas consecuencias. La jugada y el pase fueron de un Adriano que resultó fundamental dando salida y agilidad por la izquierda. Esa jugada decidió el partido como pudo inclinarlo antes, en la primera parte, un gol anulado a Jordi Alba por fuera de juego milimétrico.
También hubo dibujos para el análisis. El Barcelona comenzó con un equipo inhabitual que resultó en una línea de tres con Busquets entre Abidal y Piqué y un centro del campo con Alves y Adriano de carrileros, Mascherano de boya y Xavi y un desaparecido Iniesta en la creación con Messi y Villa en ataque. El Valencia respondió a sus bajas y su circunstancia sin David Navarro y sin delantero puro, con Mata y Joaquín apretando arriba y una defensa estoica en la que sobresalió Jordi Alba, todo músculo y criterio por la izquierda. Ahí mandó primero el Valencia, taponando la salida y con instinto vertical, y ahí se recuperó el Barcelona a base de control y triangulaciones. La segunda parte sin embargo descubrió a dos equipos que volvían a una forma más natural. Soldado dio referencia en ataque al Valencia y liberó a Mata en la media punta y Pedro rediseñó al Barcelona en un estilo mucho más normal, con Busquets en el centro del campo y Abidal como central. Con ese dibujo ganó el Barcelona pero con él pudo perder tras ocasiones de Soldado y Pablo Hernández. La insistencia del Valencia en el segundo tiempo fue admirable. Admirable pero sin premio.
En pleno atasco y marejada, con Mestalla hirviendo, el Barcelona marcó en un latigazo y salvó un partido crucial en la carrera hacia la Liga. La diferencia entre empatar y ganar es en el campo una jugada, un destello; En la clasificación, un universo. Ese destello sonrió al Barcelona y a la insistencia de Messi y castigó a un Valencia de tremenda dignidad. Mestalla se rindió por fin en Liga a Guardiola. Con resistencia infinita pero se rindió. Y son diez puntos, otra vez. Como antes de Gijón. Diez puntos y una noche por delante. Felices sueños.
Valencia: Guaita, Stankevicius, Dealbert, Ricardo Costa, Jordi Alba, Banega, Tino Costa (Isco, m.85), Pablo, Joaquín (Soldado, m.46), Mathieu (Jonas, m.82) y Mata.
Barcelona: Pinto, Alves, Piqué, Busquets, Abidal, Mascherano (Pedro, m.62), Xavi, Iniesta (Keita, m.87), Adriano (Maxwell, m.83), Messi y Villa.
Gol: 0-1, m.72: Messi.
Árbitro: Iturralde González (comité vasco). Amonestó por el Valencia a Jordi Alba, Soldado, Tino Costa y Pablo y por el Barcelona a Messi y Busquets.
Incidencias: Partido correspondiente a la vigésima sexta jornada de la Primera división del fútbol español disputado en el estadio de Mestalla ante 50.800 espectadores. Terreno de juego en buenas condiciones.