Fórmula Uno: Ecclestone golpea a Todt
Melbourne, El País
En un nuevo intento por mantener el control absoluto de la fórmula 1, Bernie Ecclestone lanzó un ataque frontal a Jean Todt, Presidente de la Federación Internacional del Automóvil (FIA). El hombre que dirige con mano de hierro la F-1 no está dispuesto a ceder ninguna parcela de poder. Por eso, acabó enfrentado a Max Mosley y apoyando su destitución hace solo un año, y ahora pretende impedir que la FIA interfiera en asuntos tanto de competición como de funcionamiento del Mundial.
Ecclestone no está dispuesto a tolerar que Jean Todt hable del Gran Premio de Australia y afirme que una carrera que tiene el sustento popular que demuestrala afición aussie no puede ser borrada del calendario. A Ecclestone solo le interesa el dinero. "Si a los organizadores les parece excesivo lo que deben pagar por tener la carrera, que no paguen. Tenemos muchas solicitudes esperando para incorporarse al Mundial", afirmó recientemente el Supremo. Todt, en cambio, da mucho más valor al peso de la historia y se arroga como el defensor de las causas nobles planteadas por algunas carreras clásicas en el calendario, que no encuentran recursos para poder financiar las elevadas exigencias de la FOM: entre 20 y 30 millones de euros por carrera.
Sin embargo, el duelo dialéctico sobre el Gran Premio de Australia es una escaramuza en relación a la gran batalla que se avecina. Lo que de verdad preocupa a las dos partes en litigio es el camino hacia el futuro que ha emprendido la FIA para adecuar la F-1 a las exigencias medioambientales y técnicas del momento. Para 2013, Todt tiene previsto descongelar los motores para transformarlos en propulsores de cuatro cilindros equipados con turbo, con la intención de reducir costos, gastar menos combustible, evitar el exceso de polución y acercar la tecnología a la usada en los coches de la calle. "También a mí me gusta escuchar el ruido de los motores, pero hay que evolucionar", respondió Todt a Ecclestone cuando éste explicó que lo que más apreciaban los aficionados era precisamente el rugir de los coches. "Hace dos décadas se corría con motores de 12 cilindros y ahora usamos los V8 de 2,4 litros. Creo que es importante que la F-1 se mantenga como el oráculo de la tecnología del motor, pero no puede olvidarse de que forma parte de una sociedad que evoluciona constantemente. Hay que mejorar el medio ambiente, con la incorporación de nuevas tecnologías en el futuro", agregó Todt.
Pero Ecclestone no está de acuerdo con este planteamiento ni se conforma. "No es lógico que la FIA tome este tipo de decisiones, cuando quienes hacemos toda la inversión en la F-1 somos la FOM y los equipos. Somos nosotros quienes deberíamos tener el control de la competición, marcar las normas que más nos convengan y luego mandarlas a la FIA para que las hiciera cumplir. Su papel debería ser el de la policía. La FIA es un engaño. Y Todt es un pobrehombre como Max Mosley. Se pasea por las carreras saludando a todo el mundo y dando besos a los niños, pero eso no es lo que se espera de un presidente. Y no es lo que necesita la F-1".
La batalla ha empezado. Pero esta vez se enfrentan dos acorazados, porque Todt lo sabe todo de la F-1 y cuenta con muchos apoyos, entre otros los de las grandes marcas que hace tiempo que pretenden que la investigación de la F-1 les sirva para desarrollar sus modelos de calle. Ecclestone no va a tenerlo fácil. Pronto habrá nuevos capítulos de esta guerra que no ha hecho más que estallar.
En un nuevo intento por mantener el control absoluto de la fórmula 1, Bernie Ecclestone lanzó un ataque frontal a Jean Todt, Presidente de la Federación Internacional del Automóvil (FIA). El hombre que dirige con mano de hierro la F-1 no está dispuesto a ceder ninguna parcela de poder. Por eso, acabó enfrentado a Max Mosley y apoyando su destitución hace solo un año, y ahora pretende impedir que la FIA interfiera en asuntos tanto de competición como de funcionamiento del Mundial.
Ecclestone no está dispuesto a tolerar que Jean Todt hable del Gran Premio de Australia y afirme que una carrera que tiene el sustento popular que demuestrala afición aussie no puede ser borrada del calendario. A Ecclestone solo le interesa el dinero. "Si a los organizadores les parece excesivo lo que deben pagar por tener la carrera, que no paguen. Tenemos muchas solicitudes esperando para incorporarse al Mundial", afirmó recientemente el Supremo. Todt, en cambio, da mucho más valor al peso de la historia y se arroga como el defensor de las causas nobles planteadas por algunas carreras clásicas en el calendario, que no encuentran recursos para poder financiar las elevadas exigencias de la FOM: entre 20 y 30 millones de euros por carrera.
Sin embargo, el duelo dialéctico sobre el Gran Premio de Australia es una escaramuza en relación a la gran batalla que se avecina. Lo que de verdad preocupa a las dos partes en litigio es el camino hacia el futuro que ha emprendido la FIA para adecuar la F-1 a las exigencias medioambientales y técnicas del momento. Para 2013, Todt tiene previsto descongelar los motores para transformarlos en propulsores de cuatro cilindros equipados con turbo, con la intención de reducir costos, gastar menos combustible, evitar el exceso de polución y acercar la tecnología a la usada en los coches de la calle. "También a mí me gusta escuchar el ruido de los motores, pero hay que evolucionar", respondió Todt a Ecclestone cuando éste explicó que lo que más apreciaban los aficionados era precisamente el rugir de los coches. "Hace dos décadas se corría con motores de 12 cilindros y ahora usamos los V8 de 2,4 litros. Creo que es importante que la F-1 se mantenga como el oráculo de la tecnología del motor, pero no puede olvidarse de que forma parte de una sociedad que evoluciona constantemente. Hay que mejorar el medio ambiente, con la incorporación de nuevas tecnologías en el futuro", agregó Todt.
Pero Ecclestone no está de acuerdo con este planteamiento ni se conforma. "No es lógico que la FIA tome este tipo de decisiones, cuando quienes hacemos toda la inversión en la F-1 somos la FOM y los equipos. Somos nosotros quienes deberíamos tener el control de la competición, marcar las normas que más nos convengan y luego mandarlas a la FIA para que las hiciera cumplir. Su papel debería ser el de la policía. La FIA es un engaño. Y Todt es un pobrehombre como Max Mosley. Se pasea por las carreras saludando a todo el mundo y dando besos a los niños, pero eso no es lo que se espera de un presidente. Y no es lo que necesita la F-1".
La batalla ha empezado. Pero esta vez se enfrentan dos acorazados, porque Todt lo sabe todo de la F-1 y cuenta con muchos apoyos, entre otros los de las grandes marcas que hace tiempo que pretenden que la investigación de la F-1 les sirva para desarrollar sus modelos de calle. Ecclestone no va a tenerlo fácil. Pronto habrá nuevos capítulos de esta guerra que no ha hecho más que estallar.