ETA: "Hemos despreciado el poder del Gobierno y al final nos la ha clavado"
La banda terrorista reconoce que el Ejecutivo no aceptó transacciones políticas
Madrid, El País
Madrid, El País
Los documentos de ETA referentes al proceso negociador, conocidos recientemente, se zanjan con duras descalificaciones hacia el Gobierno. Así, en el informe de la Asamblea de ETA de 2008, celebrada un año después de la ruptura de la tregua anterior, la banda terrorista señala expresivamente: "El Gobierno nos la ha clavado". ETA concluye, tras el fracasado proceso de diálogo entre el Gobierno y la banda, que transcurrió de marzo de 2006 a junio de 2007, que el Ejecutivo no estuvo dispuesto a realizar ninguna cesión política y que lo único que pretendió fue que ETA dejara las armas a cambio de medidas favorables a sus presos. En definitiva, lo mismo que intentaron los Gobiernos de Felipe González y de José María Aznar, también sin éxito.
Una de sus enmiendas al informe de la Asamblea de ETA, la número nueve, señala que "el fracaso del proceso se sustenta en creer que estábamos negociando con un Gobierno que tenía necesidad de negociar con nosotros y en creer que la llave para que el PSOE siguiera en el poder la teníamos en nuestras manos".
La conclusión de ETA es que ella misma actuó con prepotencia en algunas fases del proceso, que se le olvidó su situación de debilidad anterior al proceso. "Hemos despreciado el poder del Gobierno y al final nos la han clavado", remacha. La misma enmienda de ETA precisa que "uno de los principales errores de la negociación fue creer que el PSOE estaría dispuesto a buscar una salida al conflicto vasco para mantenerse en el poder".
La banda terrorista argumenta, de este modo, su especulación: se pensó que el que ganara [José Luis Rodríguez Zapatero] contra todo pronóstico las elecciones del 14 de marzo de 2004 le daría una imagen de debilidad y que si quería volver a ganar las elecciones tendría que sacarse algo de la chistera. La conclusión de ETA fue que ese algo sería una solución negociada con ella.
La misma enmienda número nueve de la asamblea de ETA de 2008 reconoce, para su sorpresa, que el Gobierno no hizo ninguna cesión política. Empieza por admitir que "el único objetivo del Gobierno era conseguir la desaparición de ETA sin ningún tipo de concesión política".
En esta misma línea precisa que "la intención del Gobierno español a lo largo de todo el proceso era situarlo en un mero recorrido técnico y en las consecuencias del conflicto (negociación de cese definitivo de la violencia por medidas favorables a los presos), jugando para ello, en las dos mesas de negociación, en función de una única estrategia". La otra mesa era la de la negociación política entre los partidos, que ETA valora que el Gobierno no quiso jugar en ella.
Abundando en la oposición del Gobierno a entrar en negociaciones políticas con ETA, señala la banda terrorista: "El Gobierno de España, contra lo acordado con la organización [ETA] ha fijado, a modo de obstáculo, un ordenamiento jurídico frente a la negociación política entre agentes vascos".
En la misma línea denuncia al Gobierno porque "cuando ha llegado el momento de cerrar el acuerdo político, no ha demostrado voluntad política para acordar el nuevo marco para Euskal Herria". Se refiere a las conversaciones de Loyola, celebradas entre septiembre y noviembre de 2006, que se rompió porque el PSE y el PNV se negaron a aceptar los postulados que ETA impuso a Batasuna.
La conclusión de los terroristas es que "el proceso para la resolución del conflicto se ha roto sin base política". En la misma línea, ETA precisa que "en la gestión del proceso de negociación, el Gobierno español ha querido cumplir unos objetivos principales, debilitar lo más posible la lucha de la izquierda independentista y extender la creencia de la necesidad de llevar a cabo un proceso dentro de los límites de la Constitución. Es decir, presentar la imagen de una rendición técnica".
La conclusión de ETA es que ella misma actuó con prepotencia en algunas fases del proceso, que se le olvidó su situación de debilidad anterior al proceso. "Hemos despreciado el poder del Gobierno y al final nos la han clavado", remacha. La misma enmienda de ETA precisa que "uno de los principales errores de la negociación fue creer que el PSOE estaría dispuesto a buscar una salida al conflicto vasco para mantenerse en el poder".
La banda terrorista argumenta, de este modo, su especulación: se pensó que el que ganara [José Luis Rodríguez Zapatero] contra todo pronóstico las elecciones del 14 de marzo de 2004 le daría una imagen de debilidad y que si quería volver a ganar las elecciones tendría que sacarse algo de la chistera. La conclusión de ETA fue que ese algo sería una solución negociada con ella.
La misma enmienda número nueve de la asamblea de ETA de 2008 reconoce, para su sorpresa, que el Gobierno no hizo ninguna cesión política. Empieza por admitir que "el único objetivo del Gobierno era conseguir la desaparición de ETA sin ningún tipo de concesión política".
En esta misma línea precisa que "la intención del Gobierno español a lo largo de todo el proceso era situarlo en un mero recorrido técnico y en las consecuencias del conflicto (negociación de cese definitivo de la violencia por medidas favorables a los presos), jugando para ello, en las dos mesas de negociación, en función de una única estrategia". La otra mesa era la de la negociación política entre los partidos, que ETA valora que el Gobierno no quiso jugar en ella.
Abundando en la oposición del Gobierno a entrar en negociaciones políticas con ETA, señala la banda terrorista: "El Gobierno de España, contra lo acordado con la organización [ETA] ha fijado, a modo de obstáculo, un ordenamiento jurídico frente a la negociación política entre agentes vascos".
En la misma línea denuncia al Gobierno porque "cuando ha llegado el momento de cerrar el acuerdo político, no ha demostrado voluntad política para acordar el nuevo marco para Euskal Herria". Se refiere a las conversaciones de Loyola, celebradas entre septiembre y noviembre de 2006, que se rompió porque el PSE y el PNV se negaron a aceptar los postulados que ETA impuso a Batasuna.
La conclusión de los terroristas es que "el proceso para la resolución del conflicto se ha roto sin base política". En la misma línea, ETA precisa que "en la gestión del proceso de negociación, el Gobierno español ha querido cumplir unos objetivos principales, debilitar lo más posible la lucha de la izquierda independentista y extender la creencia de la necesidad de llevar a cabo un proceso dentro de los límites de la Constitución. Es decir, presentar la imagen de una rendición técnica".