El traslado de inmigrantes de Lampedusa es un rompecabezas para Italia
Roma, Agencias
La evacuación masiva de inmigrantes desde Lampedusa se convirtió en un rompecabezas para Italia, que está trasladando el problema a otras regiones del país, reticentes a recibir a estos extranjeros procedentes de Libia y Túnez.
Después de la visita relámpago del primer ministro Silvio Berlusconi el miércoles a la isla, el Gobierno italiano se comprometió a evacuar en dos días a los 6.000 inmigrantes que se hacinaban en condiciones higiénicas insalubres.
Este jueves, quedaban por partir de Lampedusa unas 3.800 personas, que deberán ser repartidas por "todas" las regiones de Italia, según indicó el ministro del Interior, Roberto Maroni.
De este modo, la capacidad del campamento de Manduria, en Apulia (sur), fue ampliado, pasando de 1.500 a 3.000. Otras zonas, siempre en el sur, entre ellas Trapani (800), Caltanissetta (500), Basilicata y Potenza (500), pueden recibir a los indocumentados que huyen de las zonas en conflicto.
La única región del centro-norte de Italia que ha ofrecido alojar a unos 500 inmigrantes ha sido Toscana, histórico bastión de la izquierda. Los primeros dos barcos con unos 1.400 inmigrantes zarparon el jueves hacia la sureña Apulia, otra región administrada por la izquierda.
Esos traslados ya suscitaron tensiones dentro del gobierno conservador, cuyo principal aliado es el movimiento contrario a la inmigración, Liga Norte, que pidió oficialmente la expulsión inmediata de los indocumentados.
El secretario de Estado para la política Interior, Alfredo Mantovano, nacido en Apulia, y el alcalde de Manduria, Paolo Tommasino, renunciaron a sus cargos para protestar por que el Gobierno no cumplió el límite de 1.500 inmigrantes por región prometido.
"No puedo aceptarlo, tengo que proteger a la población de mi ciudad", dijo Tommasino. En Toscana también se critican los métodos del gobierno y en la localidad de Coltano, cerca de Pisa, un centenar de personas salieron este jueves a protestar por la llegada de 500 inmigrantes de Lampedusa a un campamento instalado dentro de una ex base militar.
"Nosotros no los queremos encerrar en un sólo lugar y rodearlos de tapias y alambres de púas, sino repartirlos por zonas", aseguró el presidente de la región Toscana, Enrico Rossi.
Si bien Berlusconi anunció que los inmigrantes -la mayoría tunecinos- serán distribuidos por toda la península, el ministro Maroni, uno de los líderes de la Liga Norte, preparó campamentos sólo en el sur, de manera de no herir la susceptibilidad de sus electores.
Según los observadores, Berlusconi, en aprietos políticos por sus escándalos sexuales y judiciales, es rehén de su aliado político, que exige que los indocumentados sean repatriados inmediatamente y no pisen jamás tierra europea.
"Tenemos un plan para alojar a 10.000 personas en todas las regiones de Italia, con excepción de Abruzos, que sufrió un terremoto el año pasado", explicó en una conferencia de prensa el ministro Maroni.
"La emergencia humanitaria se resolverá sólo cuando Túnez vuelva a bloquear el flujo de inmigrantes ilegales y reciba a los clandestinos que sean repatriados", aseguró el ministro, que solicitó a Berlusconi que viaje a ese país para sellar nuevos acuerdos.
Maroni precisó que unos 2.000 eritreos y somalíes llegaron en botes procedentes de Libia, recibirán el tratamiento de refugiados y podrán permanecer en la península.
Por su parte, el ministro de Relaciones Exteriores, Franco Frattini, ha denunciado la "clamorosa ausencia de solidaridad por parte de todos los países europeos", sobre todo "de Francia" en declaraciones a la cadena de televisión Canal 5.
Desde la caída del presidente tunecino Zine El Abidine Ben Alí a mediados de enero, más de 18.000 tunecinos han desembarcado en Lampedusa, contra los 4.000 en todo el 2010.
Para Anneliese Baldaccini, de la asociación humanitaria Amnesty International, presente en Lampedusa, Italia debe respetar sus compromisos internacionales en materia de derechos humanos e impedir "expulsiones colectivas y repatriaciones masivas".
La evacuación masiva de inmigrantes desde Lampedusa se convirtió en un rompecabezas para Italia, que está trasladando el problema a otras regiones del país, reticentes a recibir a estos extranjeros procedentes de Libia y Túnez.
Después de la visita relámpago del primer ministro Silvio Berlusconi el miércoles a la isla, el Gobierno italiano se comprometió a evacuar en dos días a los 6.000 inmigrantes que se hacinaban en condiciones higiénicas insalubres.
Este jueves, quedaban por partir de Lampedusa unas 3.800 personas, que deberán ser repartidas por "todas" las regiones de Italia, según indicó el ministro del Interior, Roberto Maroni.
De este modo, la capacidad del campamento de Manduria, en Apulia (sur), fue ampliado, pasando de 1.500 a 3.000. Otras zonas, siempre en el sur, entre ellas Trapani (800), Caltanissetta (500), Basilicata y Potenza (500), pueden recibir a los indocumentados que huyen de las zonas en conflicto.
La única región del centro-norte de Italia que ha ofrecido alojar a unos 500 inmigrantes ha sido Toscana, histórico bastión de la izquierda. Los primeros dos barcos con unos 1.400 inmigrantes zarparon el jueves hacia la sureña Apulia, otra región administrada por la izquierda.
Esos traslados ya suscitaron tensiones dentro del gobierno conservador, cuyo principal aliado es el movimiento contrario a la inmigración, Liga Norte, que pidió oficialmente la expulsión inmediata de los indocumentados.
El secretario de Estado para la política Interior, Alfredo Mantovano, nacido en Apulia, y el alcalde de Manduria, Paolo Tommasino, renunciaron a sus cargos para protestar por que el Gobierno no cumplió el límite de 1.500 inmigrantes por región prometido.
"No puedo aceptarlo, tengo que proteger a la población de mi ciudad", dijo Tommasino. En Toscana también se critican los métodos del gobierno y en la localidad de Coltano, cerca de Pisa, un centenar de personas salieron este jueves a protestar por la llegada de 500 inmigrantes de Lampedusa a un campamento instalado dentro de una ex base militar.
"Nosotros no los queremos encerrar en un sólo lugar y rodearlos de tapias y alambres de púas, sino repartirlos por zonas", aseguró el presidente de la región Toscana, Enrico Rossi.
Si bien Berlusconi anunció que los inmigrantes -la mayoría tunecinos- serán distribuidos por toda la península, el ministro Maroni, uno de los líderes de la Liga Norte, preparó campamentos sólo en el sur, de manera de no herir la susceptibilidad de sus electores.
Según los observadores, Berlusconi, en aprietos políticos por sus escándalos sexuales y judiciales, es rehén de su aliado político, que exige que los indocumentados sean repatriados inmediatamente y no pisen jamás tierra europea.
"Tenemos un plan para alojar a 10.000 personas en todas las regiones de Italia, con excepción de Abruzos, que sufrió un terremoto el año pasado", explicó en una conferencia de prensa el ministro Maroni.
"La emergencia humanitaria se resolverá sólo cuando Túnez vuelva a bloquear el flujo de inmigrantes ilegales y reciba a los clandestinos que sean repatriados", aseguró el ministro, que solicitó a Berlusconi que viaje a ese país para sellar nuevos acuerdos.
Maroni precisó que unos 2.000 eritreos y somalíes llegaron en botes procedentes de Libia, recibirán el tratamiento de refugiados y podrán permanecer en la península.
Por su parte, el ministro de Relaciones Exteriores, Franco Frattini, ha denunciado la "clamorosa ausencia de solidaridad por parte de todos los países europeos", sobre todo "de Francia" en declaraciones a la cadena de televisión Canal 5.
Desde la caída del presidente tunecino Zine El Abidine Ben Alí a mediados de enero, más de 18.000 tunecinos han desembarcado en Lampedusa, contra los 4.000 en todo el 2010.
Para Anneliese Baldaccini, de la asociación humanitaria Amnesty International, presente en Lampedusa, Italia debe respetar sus compromisos internacionales en materia de derechos humanos e impedir "expulsiones colectivas y repatriaciones masivas".