El terremoto contribuye a generar la mayor crisis en Japón desde la II Guerra Mundial
Tokio, Agencias
Bolsa de Tokio operará mañana, lunes, con normalidad a pesar del devastador terremoto del viernes en Japón, que tendrá un fuerte impacto económico en la tercera potencia mundial, especialmente en su industria.
El alcance de los daños provocados por el seísmo, el mayor en la historia de Japón, sigue sin conocerse con exactitud, pero el Gobierno ya ha advertido de que se trata de la peor crisis en el país tras la II Guerra Mundial.
Pese a ello, los mercados financieros operarán con normalidad mañana, tal y como anunció hoy el Gobierno al término de una reunión para evaluar las consecuencias económicas del seísmo de 9 grados en la escala Richter, seguido de un devastador tsunami.
Para garantizar la estabilidad financiera tras el desastre, el Banco de Japón (BOJ) inyectará en el mercado una "gran cantidad" de liquidez a partir de mañana, según adelantó esta noche el gobernador del emisor nipón, Masaaki Shirakawa.
Además, aseguró que el BOJ hará todo lo posible para garantizar que los cortes en el suministro de electricidad anunciados a partir de mañana no afecten al funcionamiento de los sistemas financieros, según la agencia local Kyodo.
La evolución de los mercados también será seguida de cerca por el Gobierno, que se ha comprometido a su vez a tomar medidas contra la especulación y a trabajar con el BOJ para afrontar el impacto financiero del seísmo de forma coordinada.
"Colaboraremos más de cerca que de costumbre", dijo el ministro de Política Económica y Fiscal, Kaoru Yosano, que no descartó que el banco central aplique una política monetaria "no convencional" para ayudar al Gobierno a rebajar la tensión económica.
Más allá del desastre humano, la semana que comienza mañana se anuncia complicada por las interrupciones de energía programadas en la zona metropolitana de Tokio y otras provincias aledañas, que podrían afectar en algunos lugares al suministro de agua.
Las dos principales compañías eléctricas de Japón prevén llevar a cabo a partir de mañana cortes rotatorios de hasta tres horas al día, aunque en un principio los apagones no incluirán ciertas zonas del centro de Tokio que albergan edificios oficiales.
El primer ministro japonés, Naoto Kan, pidió hoy a las grandes empresas del país que limiten en la medida de lo posible el uso de electricidad, en un llamamiento al ahorro de energía que también se ha extendido entre los ciudadanos.
Ante la interrupción del transporte y los problemas de logística provocados por el terremoto, muchos de los grandes grupos industriales japoneses han optado por reducir o detener temporalmente su producción en el archipiélago.
Los tres principales fabricantes nipones de automóviles, Toyota, Nissan y Honda, mantendrán este lunes paralizada la producción en todas sus plantas de Japón, al no poder asegurarse el suministro de las piezas.
También Suzuki anunció hoy la misma medida, mientras el grupo Mazda, con sede en la provincia meridional de Hiroshima, es el único fabricante del motor que planea operar sus plantas con normalidad.
La industria del motor es un peso pesado en el músculo exportador nipón, que tiene también parte de su fuerza en sectores como el electrónico y tecnológico.
Japón cayó recientemente al tercer puesto de la economía mundial tras ser superado por China, pero durante más de cuarenta años se mantuvo en el segundo, solo por detrás de Estados Unidos, gracias a su poderosa industria.
En los últimos años, su antaño brillante economía se ha visto lastrada por una persistente deflación, un yen muy fuerte frente a otras divisas fuertes, una deuda pública de en torno al 200 por ciento, y las perspectivas de un preocupante envejecimiento de la población.
Bolsa de Tokio operará mañana, lunes, con normalidad a pesar del devastador terremoto del viernes en Japón, que tendrá un fuerte impacto económico en la tercera potencia mundial, especialmente en su industria.
El alcance de los daños provocados por el seísmo, el mayor en la historia de Japón, sigue sin conocerse con exactitud, pero el Gobierno ya ha advertido de que se trata de la peor crisis en el país tras la II Guerra Mundial.
Pese a ello, los mercados financieros operarán con normalidad mañana, tal y como anunció hoy el Gobierno al término de una reunión para evaluar las consecuencias económicas del seísmo de 9 grados en la escala Richter, seguido de un devastador tsunami.
Para garantizar la estabilidad financiera tras el desastre, el Banco de Japón (BOJ) inyectará en el mercado una "gran cantidad" de liquidez a partir de mañana, según adelantó esta noche el gobernador del emisor nipón, Masaaki Shirakawa.
Además, aseguró que el BOJ hará todo lo posible para garantizar que los cortes en el suministro de electricidad anunciados a partir de mañana no afecten al funcionamiento de los sistemas financieros, según la agencia local Kyodo.
La evolución de los mercados también será seguida de cerca por el Gobierno, que se ha comprometido a su vez a tomar medidas contra la especulación y a trabajar con el BOJ para afrontar el impacto financiero del seísmo de forma coordinada.
"Colaboraremos más de cerca que de costumbre", dijo el ministro de Política Económica y Fiscal, Kaoru Yosano, que no descartó que el banco central aplique una política monetaria "no convencional" para ayudar al Gobierno a rebajar la tensión económica.
Más allá del desastre humano, la semana que comienza mañana se anuncia complicada por las interrupciones de energía programadas en la zona metropolitana de Tokio y otras provincias aledañas, que podrían afectar en algunos lugares al suministro de agua.
Las dos principales compañías eléctricas de Japón prevén llevar a cabo a partir de mañana cortes rotatorios de hasta tres horas al día, aunque en un principio los apagones no incluirán ciertas zonas del centro de Tokio que albergan edificios oficiales.
El primer ministro japonés, Naoto Kan, pidió hoy a las grandes empresas del país que limiten en la medida de lo posible el uso de electricidad, en un llamamiento al ahorro de energía que también se ha extendido entre los ciudadanos.
Ante la interrupción del transporte y los problemas de logística provocados por el terremoto, muchos de los grandes grupos industriales japoneses han optado por reducir o detener temporalmente su producción en el archipiélago.
Los tres principales fabricantes nipones de automóviles, Toyota, Nissan y Honda, mantendrán este lunes paralizada la producción en todas sus plantas de Japón, al no poder asegurarse el suministro de las piezas.
También Suzuki anunció hoy la misma medida, mientras el grupo Mazda, con sede en la provincia meridional de Hiroshima, es el único fabricante del motor que planea operar sus plantas con normalidad.
La industria del motor es un peso pesado en el músculo exportador nipón, que tiene también parte de su fuerza en sectores como el electrónico y tecnológico.
Japón cayó recientemente al tercer puesto de la economía mundial tras ser superado por China, pero durante más de cuarenta años se mantuvo en el segundo, solo por detrás de Estados Unidos, gracias a su poderosa industria.
En los últimos años, su antaño brillante economía se ha visto lastrada por una persistente deflación, un yen muy fuerte frente a otras divisas fuertes, una deuda pública de en torno al 200 por ciento, y las perspectivas de un preocupante envejecimiento de la población.