Alarma en Tokio por niveles de radiación en el agua
Tokio, Agencias
La radiación que emana de la dañada planta nuclear japonesa de Fukushima ha provocado que el agua que sale de las llaves en Tokio exceda el límite de radiactividad considerado segura para los niños, informaron el miércoles las autoridades, elevando la preocupación por la seguridad de los alimentos en Japón.
Los residentes vaciaron las estanterías de agua embotellada después de que el gobernador de Tokio, Shintaro Ishihara, dijo que los niveles de yodo radioactivo en el agua de la llave duplicó el límite considerado seguro para los infantes.
Los funcionarios le pidieron a los habitantes de la ciudad comprar sólo lo que necesiten, pues acaparar puede afectar a los cientos de personas sin ningún tipo de agua en la áreas devastadas por el sismo y posterior maremoto del 11 de marzo.
"Nunca he visto algo así", dijo el oficinista Toru Kikutaka mientras exploraba un supermercado del centro de Tokio donde todas las existencias de agua embotellada se agotaron casi inmediatamente después de que se conoció la noticia, a pesar del límite de dos botellas de dos litros por persona.
La oficina del agua dijo a los periodistas que una planta de tratamiento del agua potable en el centro de Tokio, que suministra servicio a gran parte de la ciudad detectó que el líquido contiene 210 becquereles de iodo-131 por cada litro. Una medición posterior en otro lugar arrojó 190 becquereles por litro.
Los niños son especialmente vulnerables al yodo radioactivo, que según los expertos puede causar cáncer de tiroides. El límite recomendado para adultos es de 300 becquereles, y el de infantes no debe ser mayor de 100 becquereles por litro.
Los límites se refieren al consumo sostenido y los funcionarios están urgiendo a la población a mantener la calma. Aseguran que los niveles actuales no representan una riesgo de salud inmediato para niños o adultos.
El perturbador nuevo hecho en la ciudad japonesa más poblada, donde viven unos 13 millones de personas, se sumó a los crecientes temores sobre la seguridad alimentaria del país.
La radiación de la planta de Fukushima ha pasado a la leche sin pasteurizar, el agua de mar y 11 tipos de vegetales en las áreas cercanas a la instalación nuclear, incluidos el brócoli y la coliflor.
La Administración de Alimentos y Medicinas de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) informó el martes que suspendía las importaciones de productos lácteos y aquellos producidos en la región de Fukushima. Hong Kong fue más allá, y requirió que Japón realice inspecciones de seguridad en carne, huevos y mariscos antes de aceptar esos productos.
Los funcionarios todavía intentan estabilizar la planta nuclear, de donde salió el miércoles una nueva nube de humo negro que obligó a evacuar a los trabajadores, lo que retrasa los intentos de hacer las reparaciones necesarias en sus sistemas de enfriamiento.
La crisis está emergiendo como el desastre natural más costoso de la historia, y probablemente puede llegar a costar hasta 309.000 millones de dólares, según el nuevo cálculo del gobierno. La Policía calcula que unas 18.000 personas murieron.
"Es realmente aterrador. Es como un círculo vicioso negativo desde el desastre nuclear", dijo Etsuko Nomura, la madre de dos niños de dos y cinco años. "Tenemos leche y vegetales contaminados, después el agua de la llave en Tokio, y ahora me pregunto que más puede venir".
La radiación que emana de la dañada planta nuclear japonesa de Fukushima ha provocado que el agua que sale de las llaves en Tokio exceda el límite de radiactividad considerado segura para los niños, informaron el miércoles las autoridades, elevando la preocupación por la seguridad de los alimentos en Japón.
Los residentes vaciaron las estanterías de agua embotellada después de que el gobernador de Tokio, Shintaro Ishihara, dijo que los niveles de yodo radioactivo en el agua de la llave duplicó el límite considerado seguro para los infantes.
Los funcionarios le pidieron a los habitantes de la ciudad comprar sólo lo que necesiten, pues acaparar puede afectar a los cientos de personas sin ningún tipo de agua en la áreas devastadas por el sismo y posterior maremoto del 11 de marzo.
"Nunca he visto algo así", dijo el oficinista Toru Kikutaka mientras exploraba un supermercado del centro de Tokio donde todas las existencias de agua embotellada se agotaron casi inmediatamente después de que se conoció la noticia, a pesar del límite de dos botellas de dos litros por persona.
La oficina del agua dijo a los periodistas que una planta de tratamiento del agua potable en el centro de Tokio, que suministra servicio a gran parte de la ciudad detectó que el líquido contiene 210 becquereles de iodo-131 por cada litro. Una medición posterior en otro lugar arrojó 190 becquereles por litro.
Los niños son especialmente vulnerables al yodo radioactivo, que según los expertos puede causar cáncer de tiroides. El límite recomendado para adultos es de 300 becquereles, y el de infantes no debe ser mayor de 100 becquereles por litro.
Los límites se refieren al consumo sostenido y los funcionarios están urgiendo a la población a mantener la calma. Aseguran que los niveles actuales no representan una riesgo de salud inmediato para niños o adultos.
El perturbador nuevo hecho en la ciudad japonesa más poblada, donde viven unos 13 millones de personas, se sumó a los crecientes temores sobre la seguridad alimentaria del país.
La radiación de la planta de Fukushima ha pasado a la leche sin pasteurizar, el agua de mar y 11 tipos de vegetales en las áreas cercanas a la instalación nuclear, incluidos el brócoli y la coliflor.
La Administración de Alimentos y Medicinas de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) informó el martes que suspendía las importaciones de productos lácteos y aquellos producidos en la región de Fukushima. Hong Kong fue más allá, y requirió que Japón realice inspecciones de seguridad en carne, huevos y mariscos antes de aceptar esos productos.
Los funcionarios todavía intentan estabilizar la planta nuclear, de donde salió el miércoles una nueva nube de humo negro que obligó a evacuar a los trabajadores, lo que retrasa los intentos de hacer las reparaciones necesarias en sus sistemas de enfriamiento.
La crisis está emergiendo como el desastre natural más costoso de la historia, y probablemente puede llegar a costar hasta 309.000 millones de dólares, según el nuevo cálculo del gobierno. La Policía calcula que unas 18.000 personas murieron.
"Es realmente aterrador. Es como un círculo vicioso negativo desde el desastre nuclear", dijo Etsuko Nomura, la madre de dos niños de dos y cinco años. "Tenemos leche y vegetales contaminados, después el agua de la llave en Tokio, y ahora me pregunto que más puede venir".