ACNUR declara crítica la situación en la frontera de Libia y Túnez
Madrid, El País
El puesto fronterizo de Ras Adjir, entre Libia y Túnez ha alcanzado la situación más crítica desde que empezó el conflicto. Unas 75.000 personas (14.000 solo ayer) han huido de la violencia que se vive en el lado oeste del país desde el 20 de febrero, según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados. Otras 69.000 personas habrían abandonado el país por el paso hacia Egipto, según la misma fuente, sumando un total de 140.000 desplazados. La Agencia de la ONU ha alertado sobre la situación especialmente vulnerable de los africanos subsaharianos en Libia, donde en los últimos días han muerto violentamente 10 somalíes.
La complicada situación de los residentes en el país norteafricano se agrava en el caso de los más de 8.000 refugiados y 3.000 demandantes de asilo, muchos procedentes de países subsaharianos como Chad, Eritrea, Somalia o Sudán, que ya estaban en Libia antes del estallido de las protestas y que no tienen los medios necesarios para salir del país. "No hay ni aviones ni barcos para evacuar a las personas procedentes de países pobres y en conflicto", ha alertado António Guterres, el Alto Comisario de ACNUR, que ha subrayado su preocupación por los africanos, que están "particularmente en peligro, porque se sospecha de ellos que son mercenarios " contratados por Gadafi para aplastar las revueltas.
Jefes tribales del este de Libia han confirmado a ACNUR que los africanos subsaharianos estaban siendo tratados con recelo y hostilidad por los rumores sobre los mercenarios. Según Guterres, se han comprometido a transmitir a sus comunidades la situación de vulnerabilidad e indefensión de los refugiados que ya vivían en Libia.
Crisis humanitaria en la frontera con Túnez
La tensión sigue aumentando a medida que pasan las horas. Los refugiados egipcios, los más nerviosos por la falta de información -ninguna autoridad del país se ha acercado para explicarles cómo podrá resolverse su situación- esperan en el lado libio a que les dejen cruzar la valla verde que da acceso a Túnez. Hoy había más militares tunecinos controlando la frontera y algunos han disparado al aire para tratar de contener a quienes intentaban saltar la tapia. Como estos últimos días, se han vivido escenas violentas. Los refugiados arrojan sus maletas por los aires para introducirlas en Túne pero a veces no consiguen escalar los muros que impiden el paso al país. Los que lo consiguen se encuentran con los jóvenes voluntarios que ayudan a los militares a controlar el borde. Estos les pegan con palos y barras de hierro y les hacen volver las lado libio.
Melisa Fleming, portavoz de ACNUR, ha descrito como crítica la situación que se vive allí, adonde se espera que hoy lleguen entre 10.000 y 15.000 personas. La organización, que trabaja conjuntamente con la Media Luna Tunecina, se está preparando para aumentar la capacidad del campamento al otro lado del paso de Ras el Ajdir para acoger a 20.000 personas (esta noche contaban con 500 tiendas que tienen espacio para 10 personas en cada una). Miles de personas esperan del lado libio para cruzar la frontera y gran parte de ellas llevan al menos tres días durmiendo a la intemperie.
Fleming ha advertido de que para evitar una crisis humanitaria se necesita transporte urgente para evacuar al interior de Túnez a los desplazados. "El acceso al agua y a servicios sanitarios son cuestiones muy serias, y los váteres públicos serán nuestro próximo quebradero de cabeza", ha comentado sobre el terreno Hovig Etyemezian, también de ACNUR.
El organismo de la ONU ha agradecido la disposición de las autoridades tunecinas y egipcias para ayudar a los desplazados con ayuda médica y psicosocial, y ha pedido que las fronteras permanezcan abiertas para todo aquel que quiera salir de Libia, sin discriminación por su raza o lugar de origen.
El puesto fronterizo de Ras Adjir, entre Libia y Túnez ha alcanzado la situación más crítica desde que empezó el conflicto. Unas 75.000 personas (14.000 solo ayer) han huido de la violencia que se vive en el lado oeste del país desde el 20 de febrero, según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados. Otras 69.000 personas habrían abandonado el país por el paso hacia Egipto, según la misma fuente, sumando un total de 140.000 desplazados. La Agencia de la ONU ha alertado sobre la situación especialmente vulnerable de los africanos subsaharianos en Libia, donde en los últimos días han muerto violentamente 10 somalíes.
La complicada situación de los residentes en el país norteafricano se agrava en el caso de los más de 8.000 refugiados y 3.000 demandantes de asilo, muchos procedentes de países subsaharianos como Chad, Eritrea, Somalia o Sudán, que ya estaban en Libia antes del estallido de las protestas y que no tienen los medios necesarios para salir del país. "No hay ni aviones ni barcos para evacuar a las personas procedentes de países pobres y en conflicto", ha alertado António Guterres, el Alto Comisario de ACNUR, que ha subrayado su preocupación por los africanos, que están "particularmente en peligro, porque se sospecha de ellos que son mercenarios " contratados por Gadafi para aplastar las revueltas.
Jefes tribales del este de Libia han confirmado a ACNUR que los africanos subsaharianos estaban siendo tratados con recelo y hostilidad por los rumores sobre los mercenarios. Según Guterres, se han comprometido a transmitir a sus comunidades la situación de vulnerabilidad e indefensión de los refugiados que ya vivían en Libia.
Crisis humanitaria en la frontera con Túnez
La tensión sigue aumentando a medida que pasan las horas. Los refugiados egipcios, los más nerviosos por la falta de información -ninguna autoridad del país se ha acercado para explicarles cómo podrá resolverse su situación- esperan en el lado libio a que les dejen cruzar la valla verde que da acceso a Túnez. Hoy había más militares tunecinos controlando la frontera y algunos han disparado al aire para tratar de contener a quienes intentaban saltar la tapia. Como estos últimos días, se han vivido escenas violentas. Los refugiados arrojan sus maletas por los aires para introducirlas en Túne pero a veces no consiguen escalar los muros que impiden el paso al país. Los que lo consiguen se encuentran con los jóvenes voluntarios que ayudan a los militares a controlar el borde. Estos les pegan con palos y barras de hierro y les hacen volver las lado libio.
Melisa Fleming, portavoz de ACNUR, ha descrito como crítica la situación que se vive allí, adonde se espera que hoy lleguen entre 10.000 y 15.000 personas. La organización, que trabaja conjuntamente con la Media Luna Tunecina, se está preparando para aumentar la capacidad del campamento al otro lado del paso de Ras el Ajdir para acoger a 20.000 personas (esta noche contaban con 500 tiendas que tienen espacio para 10 personas en cada una). Miles de personas esperan del lado libio para cruzar la frontera y gran parte de ellas llevan al menos tres días durmiendo a la intemperie.
Fleming ha advertido de que para evitar una crisis humanitaria se necesita transporte urgente para evacuar al interior de Túnez a los desplazados. "El acceso al agua y a servicios sanitarios son cuestiones muy serias, y los váteres públicos serán nuestro próximo quebradero de cabeza", ha comentado sobre el terreno Hovig Etyemezian, también de ACNUR.
El organismo de la ONU ha agradecido la disposición de las autoridades tunecinas y egipcias para ayudar a los desplazados con ayuda médica y psicosocial, y ha pedido que las fronteras permanezcan abiertas para todo aquel que quiera salir de Libia, sin discriminación por su raza o lugar de origen.