Tenis femenino: Más éxito en las pasarelas que en las pistas

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Si quiere le concedo todo el día, ¿dígame cinco de las tenistas que ocupan esta semana el Top 10 del ranking de la WTA? Piénselo tanto rato como quiera y dele vueltas. No vale conectarse a Internet. Seguramente le viene a la cabeza Serena Williams, pues resulta que es hoy la número 12. A colación se acordará de Venus, su hermana, la doy por buena, es la número 7. ¿Alguien más? Es probable que no o tal vez una, dos con suerte.

Solamente los grandes aficionados al tenis están al día de los aconteceres del sector femenino de este deporte. ¿Cuál es el problema? No hay tenistas que marquen época. Tenistas invencibles. Cada día entran chicas nuevas en las fases finales de los grandes torneos. Nombres acabados de descubrir se meten en las rondas finales de los Grand Slams y después desaparecen del mapa. Suben y bajan del ranking con la misma facilidad con la que aparecen en las páginas de las revistas de moda o las que dedican sus páginas al glamour porque lucen un precioso vestido o se ponen un bikini luciendo sus esveltos cuerpazos. Al cabo de tres días ya nadie se acuerda de ellas.

Son tenistas de ‘maquillaje’. Interesan más cuando se pintan que cuando juegan al tenis que es, al fin y al cabo, su profesión. Entre ellas parece que compitan más por quién se pone los talones más altos o la falda más corta que para ganar posiciones en el ranking.

Las ganadoras de los torneos que se han disputado en 2011 son las siguientes: Petra Kvitova en Brisbane, Greta Arn en Auckland, Na Li en Sydney, Jamila Groth en Hobart y Kim Clijsters en el Open de Australia... Oh, Clijsters, esta sí que es conocida y hoy es la número dos. Su ejemplo es claro para darse uno cuenta de que en el tenis femenino hay un problema. Vuelve tras dos años retirada con maternidad incluida y gana el Open de Australia. No es normal.

Lejos quedaron los tiempos de auténticas ‘fieras’ en la pista como Chris Evert, Martina Navratilova, Steffi Graf, Monica Seles o Arantxa Sánchez Vicario por citar algunas.

Hoy la número uno del mundo es Caroline Wozniacki y anda por el mundo tranquilamente. Nadie la reconoce. O tal vez sí los lectores de revistas de moda. En el tenis femenino hay mucho ruido y pocas nueces, o ni siquiera mucho ruido, por lo menos en las pistas de tenis.

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