Partidarios y detractores de Mubarak se enfrentan en la plaza de la Liberación

La batalla deja al menos tres muertos y más de 600 heridos.- El régimen rechaza el llamamiento internacional a una transición inmediata y dice que no dialogará con la oposición hasta que cesen las protestas.- Suspendidas las sesiones del Parlamento para revisar los resultados de las legislativas de diciembre


El Cairo, El País

La protesta pacífica se ha extinguido este miércoles en Egipto. Al presidente Mubarak se le ha agotado la paciencia y ha lanzado a grupos de partidarios suyos, auténticos matones camuflados como manifestantes, a reventar la concentración pacífica en la plaza Tahrir (Liberación), epicentro desde hace nueve días de la revuelta contra un régimen que dura ya tres décadas. Con actitud muy violenta, grupos de seguidores del presidente han irrumpido en la céntrica plaza y se ha desencadenado una batalla campal con los manifestantes anti-Mubarak. Según el Gobierno, al menos tres personas han muerto y 639 han resultado heridas. El ministro de Sanidad, Ahmed Sameh Farid, ha explicado que la primera víctima fue un militar que cayó por un puente cercano.

Mientras tanto, el régimen ha rechazado dar paso de manera inmediata a una transición como ha pedido en los últimos días (y reiterado este miércoles) la comunidad internacional. El recién nombrado vicepresidente de Egipto, Omar Suleimán, ha pedido a los ciudadanos que regresen a sus casas y respeten el toque de queda, a la vez que ha vinculado la apertura del diálogo con la oposición a que esta detenga las protestas.

La pelea fue dura durante todo el día. Por la tarde, los partidarios del presidente se retiraron y hubo calma durante un par de horas, pero con la llegada de la noche la batalla volvió y se recrudeció por momentos con el lanzamiento de bengalas y cócteles molotov. Algunos impactaron contra el Museo Egipcio, aunque cayeron en la zona de jardines y el edificio "está a salvo", según informó a Reuters una persona que se encontraba en su interior.

Los grupos pro-Mubarak irrumpieron a última hora de la mañana en la plaza de la Liberación pese a los cordones del Ejército -que ha tratado de no involucrarse aunque ha disparado al aire en algunos momentos de máxima tensión, según Al Yazira- y de los propios manifestantes contra el régimen, que mantienen allí una concentración desde el pasado viernes que este martes alcanzó su punto culminante con cientos de miles de personas. El anuncio del presidente, tras esa masiva protesta, asegurando que no se volvería a presentar en septiembre no bastó para los grupos opositores. La multitud se quedó en la emblemática plaza cairota, que amaneció con unas 1.500 personas, a las que, como en días anteriores, se fueron sumando nuevos manifestantes. Pero mientras, desde primera hora pusieron también rumbo hacia allí los partidarios del Gobierno con el objetivo de desalojarlos.

Tras la entrada de los grupos que apoyan al rais, la protesta, ejemplarmente pacífica hasta ahora, se volvió violenta, ya que los anti-Mubarak no están dispuestos a retirarse de las calles antes de que el presidente deje el poder. Las imágenes de televisión han mostrado enfrentamientos a puñetazos, estampidas y carreras, lluvias de piedras (desde las azoteas hay gente lanzando piedras, sillas y otros objetos contundentes) y hasta cargas a caballo y camello -los opositores denuncian que eran policías de paisano, aunque el Ministerio de Interior lo niega-. Inicialmente se intentó apartar de la refriega a mujeres y niños (el martes había incluso bebés en la concentración ). Con la llegada de la noche, se vieron bengalas, se lanzaron cócteles molotov (al menos cuatro, según testigos de Reuters) y una parte de la plaza se cubrió de humo, procedente según Al Yazira de un edificio contiguo que se habría incendiado.

El lanzamiento de cócteles molotov provocó un gran susto cuando se vio que algunos impactaban contra el Museo Egipcio, que había sido acordonado por los militares cuando los disturbios se aproximaban a esa parte de la plaza. Un egiptólogo que se encontraba en el interior del edificio, que alberga la mayor colección mundial de arte faraónico, ha señalado a la agencia Reuters que estos impactaron en los jardines y que no han provocado daños. "Por el momento el edificio está a salvo, pero no sabemos lo que va a pasar porque los partidarios de Mubarak están fuera de control", ha dicho el testigo, que ha pedido mantener el anonimato. Otras fuentes han apuntado también a los seguidores del presidente egipcio como autores del ataque al museo.

Condena de El Baradei y la comunidad internacional


A la vista de los disturbios, el líder opositor Mohamed El Baradei, premio Nobel de la Paz y ex director de la Organización Internacional de la Energía Atómica, ha culpado al régimen de Mubarak, al que acusa de "tácticas de terror". "Estoy muy preocupado, es un nuevo síntoma, una nueva indicación de un régimen criminal cometiendo actos criminales". "Mi temor es que esto devenga en un baño de sangre", ha dicho a la vez que calificaba a los partidarios de Mubarak de "panda de matones". Los opositores a Mubarak están convencidos de que tras los choques se encuentran grupos de policías de paisano, y han mostrado a las cámaras de televisión tarjetas supuestamente extraídas a sus agresores que les identifican como miembros de las Fuerzas de Seguridad. Numerosos periodistas han denunciado la agresividad con que han irrumpido en los acontecimientos las milicias pro-Gubernamentales.

También se han producido ya las primeras reacciones de la comunidad internacional. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, ha expresado su "profunda preocupación" por la violencia que se ha desatado. Durante una visita a Londres, Ban ha subrayado que los ataques contra manifestantes pacifistas son "inaceptables". A su lado, el primer ministro de Reino Unido, David Cameron, ha señalado que sería inaceptable que el régimen estuviera fomentando o tolerando esa violencia, en unas declaraciones recogidas por Reuters. EE UU ha llamado "a todas las partes a contenerse y evitar la violencia", según ha dicho el portavoz del Departamento de Estado. La Casa Blanca ha condenado los hechos al igual que la ministra de Exteriores de Francia, Michèle Alliot-Marie. El portavoz de la Presidencia de EE UU, Robert Gibbs, ha insistido en que Washington considera que Egipto debe hacer cambios inmediatamente -"ya mismo significa ya mismo" ha enfatizado- y ha recordado que el presidente Barack Obama ya pidió que la transición se inicie sin demora.

El único pronunciamiento de los dirigentes egipcios al respecto ha sido para negar la participación de policías de paisano o de cualquier otro tipo de milicias progubernamentales. Sí ha señalado el ministro de Exteriores, en cambio, que Egipto rechaza las peticiones de EE UU y de algunos países europeos para que inicie inmediatamente la transición y no posponga el proceso a septiembre. En un comunicado difundido por la agencia oficial MENA, el responsable egipcio de Exteriores ha dicho que los llamamientos de "partes extranjeras" son "rechazados" y que "tratan de influir en la situación interna" del país.

El Ejército pide el fin de las protestas


Mientras, el presidente egipcio, que se resiste a abandonar el poder, ha ordenado este miércoles la suspensión del Parlamento hasta que se revisen los resultados de las elecciones legislativas del pasado diciembre. La oposición denunció el fraude masivo en esos comicios en el que el partido de Mubarak se hizo con la casi totalidad de los escaños. El anuncio llegó apenas después de que el Ejército, actor clave en el país, tomara la palabra para pedir a los manifestantes contra el régimen que regresen a sus casas ya su mensaje ha sido escuchado y sus demandas conocidas. "Se ha escuchado vuestro mensaje y se van a atender vuestras demandas", dijo por televisión un portavoz del estamento militar, pieza fundamental en el país por el apoyo del que goza entre la población pero también como cuna del actual presidente y de los dos anteriores. "Las Fuerzas Armadas os llaman. Empezásteis saliendo a la calle para expresar vuestras demandas y sois los únicos capaces de recuperar la vida normal", añadió.

La suspensión parlamentaria y la llamada del Ejército no han servido para detener la afluencia de manifestantes a la plaza de la Liberación. "Nosotros no nos iremos, él [Mubarak] se irá", es el mensaje que coreaban los manifestantes. La oposición ha llamado a mantener las protestas y ha asegurado que solo negociará con el vicepresidente Omar Suleimán -designado por el presidente para dialogar con los partidos opositores- si Mubarak abandona, según ha anunciado el portavoz de la coalición que incluye, entre otros, al partido de Mohamed El Baradei, que ha vuelto al país para liderar la oposición, y los Hermanos Musulmanes. En unas declaraciones por televisión, El Baradei ha insistido en que Mubarak debe dejar el poder, que ejerce desde octubre de 1981, antes del 4 de febrero, conocido ya entre los opositores como el viernes de la partida.

El tambaleante régimen, por su parte, ha tomado otras medidas para aliviar el bloqueo que vive la población. Este miércoles por la mañana se restableció, aunque todavía de forma parcial, el servicio de Internet y se anunció una reducción del toque de queda. No se podrá permanecer en la calle entre las cinco de la tarde y las siete de la mañana. Hasta ahora, el toque de queda estaba vigente entre las tres de la tarde y las ocho de la mañana.

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