Natalie Portman se exige al máximo en “El cisne negro”

Cine
Si el actuar no se puede reducir al arte de recitar un texto es porque también es un arte al que hay ponerle el cuerpo, a cada segundo, y cuando un actor lo logra el espectador puede entender claramente por qué dicen que dejan la vida en el escenario (o en el set de filmación). Poner el cuerpo es algo que Natalie Portman vuelve a cumplir con creces en El cisne negro, película que mañana se estrena en Córdoba y por la que está nominada en el rubro Actriz protagónica, en los premios Oscars del domingo 27. En este segmento de la competencia, la joven nacida en Jerusalén llega como favorita, aunque competirá con Anette Benning, Nicole Kidman, Jennifer Lawrence y Michelle Williams.

Habituada a poner lo que hay que poner, Portman ya se afeitó la cabeza para V de Venganza (en 2006) y aceptó salir desnuda en el arranque de Viaje a Darjeeling (2007). Sobre este episodio, se supo que la actriz no quedó muy conforme con el tratamiento de la escena que le dio el director Wes Anderson, que la mostró excesivamente huesuda. Previamente, en 2004 se puso en la piel de una bailarina stripper, para la versión cinematográfica de la obra teatral Closer y por este rol obtuvo su primera nominación al Oscar como Actriz de reparto. Aquel premio se lo llevó Cate Blanchett por su brillante labor en El aviador. Ahora, en una nueva y arriesgada tarea ante la cámara, Portman se pone en las zapatillas de una bailarina de ballet, para lo cual tuvo que bajar de peso y entrenarse para moldear su cuerpo.

Como para completar el combo, la cosa viene de baile clásico, una disciplina que exige grandes sacrificios desde muy temprana edad y un tremendo esfuerzo físico, pero al final del camino sólo unos pocos pueden llegar, porque al talento y dedicación hay que sumarle el factor suerte para esquivar las muchas lesiones que acechan de modo permanente. Los que creen que Soñando por bailar es exigente, deberían darse una vuelta por las escuelas de ballet para ver lo que es esforzarse por bailar.

El lago agitado. En una película que se anticipa fuerte, intensa y sensual, Natalie interpreta a Nina Sayers, una bailarina destacada que se enfrenta a un proyecto ambicioso: interpretar el cisne negro o el blanco en la puesta de El lago de los cisnes, que prepara el exigente Thomas Leroy, personaje que interpreta el popular actor francés Vincent Cassel. Además, las cosas se ponen más complicadas, con la aparición de Lily (Mila Kunis), una joven que también quiere el rol protagónico en este ballet.

Pero Nina, como muchas otras bailarinas, no sólo enfrenta esta presión ya que por detrás tiene a una madre obsesiva (¡cuántos niños artistas y/o deportistas han tenido y tienen que soportar a sus padres!) que, para peor, es una bailarina retirada que proyecta en su hija sus propias frustraciones.

En este contexto, ambas bailarinas comenzarán un juego de tensiones en las que se mezclarán emociones ambiguas, en una contienda que parece absorberles las energías y sacar lo peor de ambas (es aquí donde la historia se tiñe de un color oscuro y algo siniestro). Y para sumar más leña al fuego, Nina y Thomas comienzan a rozar sus cuerpos de más, cuando este director le marca las rutinas en los ensayos.

Con cinco nominaciones, El cisne negro se anticipa como una de las grandes protagonistas en la noche de los Oscar de la Academia de Hollywood. Además de Portman, también compite en los rubros Mejor Director (Darren Aronofsky), Fotografía, Montaje y Mejor Película. ¿Será la ganadora?

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