"Megadeslizamiento" de Kupini deja lágrimas, dolor y miseria


La Paz, Abi
Peor que un terremoto, así fue calificado el deslizamiento de Kupini y de otros 7 barrios aledaños, por los desesperados vecinos que se quedaron en la calle por la violencia y rapidez del derrumbe de sus viviendas, que les dio sólo el tiempo suficiente para escapar con la ropa puesta, sintiendo como se desvanecían entre los escombros el fruto de su trabajo de muchos años.

Caras de espanto, de sorpresa, de impotencia, de incredulidad, pintaban un escenario devastado en minutos por la fuerza de la naturaleza, que arrastró a su paso casas y muchos vehículos que se precipitaron al vacío como frágiles hojas al viento.

Llorando inconsolablemente y con la mirada pérdida en el horizonte, Remedios Huanaco, intentaba romper el cerco de protección implementado por los militares, para tratar de recuperar al menos la ropa de sus hijos, pero no encontró la calle ni su casa en medio de fierros retorcidos, adobes y calaminas que la confundieron y la desorientaron.

"Se ha derrumbado mi casita, no hemos podido sacar nuestras cosas y no nos dejan entrar a sacar nada, he perdido todo, no tengo nada no sé a dónde ir, he salido así paradita, solo tengo con lo que estoy vestida", murmuraba con la esperanza de algún milagro.

Aún asustada por la violencia del derrumbe contó que su casa se cayó "de repente" la noche del domingo y que tuvo que escapar cuando sus hijos le alertaron que las paredes se "rajaban" y que los vidrios se rompían intempestivamente.

"Por el susto no he podido sacar nada", lamentó.

El movimiento de suelos se inició en la mañana del sábado y se agravó a las 19h00 horas aproximadamente debido a la intensa erosión de un río y por la inclemencia de las lluvias, que arrastró inmisericordemente desde humildes viviendas hasta edificios bien cimentados y casi de lujo, dejando desolación en siete barrios de la ladera este de La Paz y dejando en la calle al menos a 4.000 personas.

"El sábado hemos visto que las paredes de mi casita se estaban rajando y de susto nos hemos salido con mi hijito y de repente no más se ha caído mi casa y ahora me he quedado sin nada", contó por su parte y con la voz quebrada por el llanto Maruja Choque.

Sin familiares cercanos a quienes acudir, para un alojamiento temporal, dijo que se siente más sola que nunca, sin saber a dónde ir .

"Soy sola y ahora no sé que voy a hacer porque ahora no sé dónde voy a estar, no tengo nada, ni para comer, quería sacar mis ropitas pero mi hijito me ha dicho que todo estaba rajado y que nos iba a aplastar", rememoró mientras algunos vecinos buscaban entre los escombros sus pertenencias aplastadas por el derrumbe.

Como ella, cientos de damnificados no saben dónde pasarán la noche, aunque celebran "la suerte" de que, en medio de tanta destrucción, no se hayan reportado muertos ni heridos.

Por momentos se abría el cerco de protección y los desesperados vecinos trasladaban como hormigas humanas, sillas, catres, roperos, electrodomésticos, ropa y enseres que, a pesar de sufrir golpes, tenían la esperanza de que aún funcionen.

Casi entrada la noche y con una llovizna persistente, las familias damnificadas esperaban que el Ministerio de Defensa y Defensa Civil termine de armar un campamento de emergencia, con cientos de carpas para instalarse en una de ellas, todavía sin fuerzas ni decisión de comenzar de nuevo.

Según datos oficiales, un megadeslizamiento producto de la activación súbita de una falla geológica en un área de 80 a 100 hectáreas, dejó un saldo de 4 mil damnificados y 800 predios afectados.

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