La Casa Blanca expresa su decepción con Mubarak y pide una democracia "inequívoca"
Washington, El País
La Casa Blanca advirtió anoche claramente que lo ofrecido por Hosni Mubarak no es suficiente para satisfacer las reclamaciones del pueblo egipcio y pidió al Gobierno de ese país "creíbles, concretas e inequívocas medidas hacia una auténtica democracia", medidas que, en opinión de Washington "no han sido tomadas todavía".
Un comunicado emitido por la presidencia norteamericana después de un reunión de Barack Obama con sus asesores de seguridad y de una jornada de enorme confusión en la que se pensó que Mubarak dejará el poder afirma que, tras el discurso de Mubarak, "no queda claro todavía que la transición es inmediata, verdadera o suficiente".
"Demasiados egipcios siguen sin creer que el gobierno está dispuesto seriamente a una transición auténtica, y es responsabilidad del gobierno hablarle claramente a su pueblo y al mundo", afirma el comunicado.
"Como hemos dicho desde el principio", añade, "el futuro de Egipto debe de ser decidido por el pueblo egipcio, pero Estados Unidos también deja claro que defiende una serie de principios, de derechos universales que le deben de ser respetados al pueblo egipcio. Creemos que esta transición tiene que demostrar inmediatamente un cambio político irreversible y negociar un camino hacia la democracia. Para ello, creemos que es necesario levantar el estado de emergencia y que hay que empezar negociaciones convincentes con una amplia oposición, para desarrollar juntos una ruta hacia unas elecciones libres y justas".
"Urgimos al gobierno de Egipto a explicar los cambios que ha hecho y evitar toda ambigüedad de lenguaje. La violencia debe de ser evitada. Es imperativo que el gobierno no responda a las aspiraciones del pueblo con represión o brutalidad. Los voces del pueblo egipcio deben de ser escuchadas", afirma el texto emitido por la Casa Blanca.
Poco antes de que Mubarak pronunciaras su enigmáticas y decepcionantes palabras, la Administración norteamericana se mostraba convencida de que el presidente egipcio, viejo aliado durante 30 años, anunciaría su dimisión. Obama dijo en un discurso que "estamos viviendo la historia en directo", lo que parecía una alusión a la trascendencia de que ocurriría luego en El Cairo. El director de la CIA, Leon Panetta, fue aún más lejos al declarar en el Congreso que "es altamente probable que renuncie esta noche".
Todo se frustró o se transformó en dudas unas horas más tarde, una vez que Mubarak dijo que se quedaba, no se sabe si incumpliendo lo que antes había prometido a Washington o disfrazando su declaración de tanta palabrería que consiguió confundir a todos. Cuando el embajador de Egipto en Washington apareció después en la CNN para asegurar, con la mayor rotundidad, que "Mubarak ha delegado todos los poderes, es solo el presidente formalmente, pero el presidente de hecho es Omar Suleiman", ya nadie sabía a quién creer.
La declaración del embajador añadió aún más incertidumbre a una situación en la que, durante todo el día, la Administración norteamericana había ofrecido numerosos signos de improvisación. Así como el estallido de las protestas, hace tres semanas, cogió de improviso a los responsables de la política exterior norteamericana, también el súbito anuncio hecho ayer por las fuerzas armadas egipcias pareció sorprender al Gobierno estadounidense.
Obama estaba a bordo del Air Force One camino de Michigan y siguió los acontecimientos desde la sala de conferencias instalada en el avión. A la misma hora del discurso del presidente sobre el desarrollo de Internet, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, tenía concertada una entrevista con el vicepresidente de Panamá. No hubo comentarios de su parte ni cambio del programa. Leon Panetta, comparecía por la mañana ante una comisión de la Cámara de Representantes, en sesión ya prevista, cuando fue preguntado por un congresista si Mubarak había renunciado. "Tengo la misma información que ustedes", contestó, "es altamente probable que renuncie esta noche". Posteriormente, aclaró que disponía de "informes generales" en ese sentido, no de "información precisa" obtenida por fuentes de la CIA. No quedó claro si Panetta poseía datos valiosos y estaba tratando de corregir una indiscreción o, simplemente, estaba improvisando sin más información que la de Al Jazeera. El Pentágono emitió una nota breve indicando que los principales mandos participaban en una videoconferencia para seguir los acontecimientos de Egipto, sin aportar más detalles.
Todo esto parece indicar que aquí no estaban al tanto de que ayer podía ser el día D de la crisis egipcia o tenían información vaga de lo que realmente podría ocurrir. Una cosa diferente es deducir de ahí que Estados Unidos no ha seguido de cerca los acontecimientos e incluso colaborado en su desarrollo.
La Casa Blanca advirtió anoche claramente que lo ofrecido por Hosni Mubarak no es suficiente para satisfacer las reclamaciones del pueblo egipcio y pidió al Gobierno de ese país "creíbles, concretas e inequívocas medidas hacia una auténtica democracia", medidas que, en opinión de Washington "no han sido tomadas todavía".
Un comunicado emitido por la presidencia norteamericana después de un reunión de Barack Obama con sus asesores de seguridad y de una jornada de enorme confusión en la que se pensó que Mubarak dejará el poder afirma que, tras el discurso de Mubarak, "no queda claro todavía que la transición es inmediata, verdadera o suficiente".
"Demasiados egipcios siguen sin creer que el gobierno está dispuesto seriamente a una transición auténtica, y es responsabilidad del gobierno hablarle claramente a su pueblo y al mundo", afirma el comunicado.
"Como hemos dicho desde el principio", añade, "el futuro de Egipto debe de ser decidido por el pueblo egipcio, pero Estados Unidos también deja claro que defiende una serie de principios, de derechos universales que le deben de ser respetados al pueblo egipcio. Creemos que esta transición tiene que demostrar inmediatamente un cambio político irreversible y negociar un camino hacia la democracia. Para ello, creemos que es necesario levantar el estado de emergencia y que hay que empezar negociaciones convincentes con una amplia oposición, para desarrollar juntos una ruta hacia unas elecciones libres y justas".
"Urgimos al gobierno de Egipto a explicar los cambios que ha hecho y evitar toda ambigüedad de lenguaje. La violencia debe de ser evitada. Es imperativo que el gobierno no responda a las aspiraciones del pueblo con represión o brutalidad. Los voces del pueblo egipcio deben de ser escuchadas", afirma el texto emitido por la Casa Blanca.
Poco antes de que Mubarak pronunciaras su enigmáticas y decepcionantes palabras, la Administración norteamericana se mostraba convencida de que el presidente egipcio, viejo aliado durante 30 años, anunciaría su dimisión. Obama dijo en un discurso que "estamos viviendo la historia en directo", lo que parecía una alusión a la trascendencia de que ocurriría luego en El Cairo. El director de la CIA, Leon Panetta, fue aún más lejos al declarar en el Congreso que "es altamente probable que renuncie esta noche".
Todo se frustró o se transformó en dudas unas horas más tarde, una vez que Mubarak dijo que se quedaba, no se sabe si incumpliendo lo que antes había prometido a Washington o disfrazando su declaración de tanta palabrería que consiguió confundir a todos. Cuando el embajador de Egipto en Washington apareció después en la CNN para asegurar, con la mayor rotundidad, que "Mubarak ha delegado todos los poderes, es solo el presidente formalmente, pero el presidente de hecho es Omar Suleiman", ya nadie sabía a quién creer.
La declaración del embajador añadió aún más incertidumbre a una situación en la que, durante todo el día, la Administración norteamericana había ofrecido numerosos signos de improvisación. Así como el estallido de las protestas, hace tres semanas, cogió de improviso a los responsables de la política exterior norteamericana, también el súbito anuncio hecho ayer por las fuerzas armadas egipcias pareció sorprender al Gobierno estadounidense.
Obama estaba a bordo del Air Force One camino de Michigan y siguió los acontecimientos desde la sala de conferencias instalada en el avión. A la misma hora del discurso del presidente sobre el desarrollo de Internet, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, tenía concertada una entrevista con el vicepresidente de Panamá. No hubo comentarios de su parte ni cambio del programa. Leon Panetta, comparecía por la mañana ante una comisión de la Cámara de Representantes, en sesión ya prevista, cuando fue preguntado por un congresista si Mubarak había renunciado. "Tengo la misma información que ustedes", contestó, "es altamente probable que renuncie esta noche". Posteriormente, aclaró que disponía de "informes generales" en ese sentido, no de "información precisa" obtenida por fuentes de la CIA. No quedó claro si Panetta poseía datos valiosos y estaba tratando de corregir una indiscreción o, simplemente, estaba improvisando sin más información que la de Al Jazeera. El Pentágono emitió una nota breve indicando que los principales mandos participaban en una videoconferencia para seguir los acontecimientos de Egipto, sin aportar más detalles.
Todo esto parece indicar que aquí no estaban al tanto de que ayer podía ser el día D de la crisis egipcia o tenían información vaga de lo que realmente podría ocurrir. Una cosa diferente es deducir de ahí que Estados Unidos no ha seguido de cerca los acontecimientos e incluso colaborado en su desarrollo.