Bolivia está parcialmente paralizada por la huelga de chóferes del transporte
La Paz, Agencias
Bolivia está hoy parcialmente paralizada por una huelga del transporte convocada por la Confederación de Chóferes, para pedir aumentos de tarifas que compensen el alza del coste de vida que desató el "gasolinazo" que decretó y luego retiró en diciembre el presidente Evo Morales.
Los conductores del transporte colectivo dicen que las tarifas están congeladas desde hace cinco años y demandan subir el pasaje urbano de 1,50 a 1,80 bolivianos (de 20 a 25 centavos de dólar), petición que rechazan el Gobierno, juntas vecinales, autoridades municipales y muchos usuarios.
También piden ajustes de sus tarifas, en algunos casos hasta del 40 %, los transportistas de largas distancias, que han suspendido las salidas de La Paz de los autobuses interdepartamentales e internacionales, indicaron fuentes policiales.
El conflicto causó incidentes violentos en las últimas semanas en Cochabamba, Oruro y otras regiones, y este viernes grupos de chóferes formaron piquetes para bloquear el tráfico en puntos clave de varias ciudades con fogatas, troncos y otros obstáculos.
En La Paz y la vecina ciudad de El Alto (cerca de un millón de habitantes en cada una) fueron suspendidas las clases en muchos colegios y había escaso transporte colectivo en la mañana, pero algunos taxis y automóviles particulares circulaban con normalidad.
En la ciudad más próspera y poblada, la oriental Santa Cruz (millón y medio de habitantes), no hay huelga hoy porque las autoridades locales autorizaron el aumento del pasaje a 1,80 bolivianos, pero se han registrado muchos incidentes con usuarios que se resisten a pagar la nueva tarifa.
El secretario de conflictos de la Confederación de Chóferes, Néstor Garnica, aseguró a medios locales que el 90 % del transporte público acata el paro de 24 horas, excepto en Santa Cruz.
El ministro boliviano de Obras Públicas, Walter Delgadillo, envió a la confederación una invitación escrita para reanudar el diálogo sobre sus demandas, pero no se ha precisado fecha.
Morales retiró el alza de los precios de los combustibles hasta del 82% ante las protestas populares, incluidos algunos disturbios violentos, pero el "gasolinazo" desató una oleada inflacionista y de especulación con alzas de muchos productos básicos y escasez de alimentos esenciales.
En las protestas han participado sectores hasta ahora afines al presidente, incluida la Central Obrera Boliviana, la mayor confederación sindical del país, que protagonizó una huelga nacional de 24 horas el viernes pasado y hoy sigue negociando con ministros el incremento salarial de este año.
Tras el "gasolinazo" y el inmediato "reculazo", como dicen muchos bolivianos, la popularidad de Morales cayó al 32%, menos de la mitad del 70% que tenía al comenzar 2010, y ya lo reprueba el 63% de sus compatriotas, según la última encuesta de la empresa Ipsos, Opinión y Mercado.
El jueves, ante los vecinos de un apartado pueblo andino, Morales repitió su frecuente promesa de que no se rendirá ante las crisis y que solo saldrá "muerto" del Palacio Quemado, sede de la presidencia en La Paz.
Bolivia está hoy parcialmente paralizada por una huelga del transporte convocada por la Confederación de Chóferes, para pedir aumentos de tarifas que compensen el alza del coste de vida que desató el "gasolinazo" que decretó y luego retiró en diciembre el presidente Evo Morales.
Los conductores del transporte colectivo dicen que las tarifas están congeladas desde hace cinco años y demandan subir el pasaje urbano de 1,50 a 1,80 bolivianos (de 20 a 25 centavos de dólar), petición que rechazan el Gobierno, juntas vecinales, autoridades municipales y muchos usuarios.
También piden ajustes de sus tarifas, en algunos casos hasta del 40 %, los transportistas de largas distancias, que han suspendido las salidas de La Paz de los autobuses interdepartamentales e internacionales, indicaron fuentes policiales.
El conflicto causó incidentes violentos en las últimas semanas en Cochabamba, Oruro y otras regiones, y este viernes grupos de chóferes formaron piquetes para bloquear el tráfico en puntos clave de varias ciudades con fogatas, troncos y otros obstáculos.
En La Paz y la vecina ciudad de El Alto (cerca de un millón de habitantes en cada una) fueron suspendidas las clases en muchos colegios y había escaso transporte colectivo en la mañana, pero algunos taxis y automóviles particulares circulaban con normalidad.
En la ciudad más próspera y poblada, la oriental Santa Cruz (millón y medio de habitantes), no hay huelga hoy porque las autoridades locales autorizaron el aumento del pasaje a 1,80 bolivianos, pero se han registrado muchos incidentes con usuarios que se resisten a pagar la nueva tarifa.
El secretario de conflictos de la Confederación de Chóferes, Néstor Garnica, aseguró a medios locales que el 90 % del transporte público acata el paro de 24 horas, excepto en Santa Cruz.
El ministro boliviano de Obras Públicas, Walter Delgadillo, envió a la confederación una invitación escrita para reanudar el diálogo sobre sus demandas, pero no se ha precisado fecha.
Morales retiró el alza de los precios de los combustibles hasta del 82% ante las protestas populares, incluidos algunos disturbios violentos, pero el "gasolinazo" desató una oleada inflacionista y de especulación con alzas de muchos productos básicos y escasez de alimentos esenciales.
En las protestas han participado sectores hasta ahora afines al presidente, incluida la Central Obrera Boliviana, la mayor confederación sindical del país, que protagonizó una huelga nacional de 24 horas el viernes pasado y hoy sigue negociando con ministros el incremento salarial de este año.
Tras el "gasolinazo" y el inmediato "reculazo", como dicen muchos bolivianos, la popularidad de Morales cayó al 32%, menos de la mitad del 70% que tenía al comenzar 2010, y ya lo reprueba el 63% de sus compatriotas, según la última encuesta de la empresa Ipsos, Opinión y Mercado.
El jueves, ante los vecinos de un apartado pueblo andino, Morales repitió su frecuente promesa de que no se rendirá ante las crisis y que solo saldrá "muerto" del Palacio Quemado, sede de la presidencia en La Paz.