Wikileaks: Pacto fallido entre EE UU y Japón para reducir la caza de ballenas
Madrid, El País
Japón y EE UU alcanzaron en 2009 un principio de pacto para reducir la captura de ballenas del supuesto programa científico japonés. Una de las condiciones que puso Tokio, y que EE UU aceptó, según los cables confidenciales de Wikileaks, fue actuar juntos contra Sea Shepherd, los piratas ecológicos, una ONG cuyo escudo es una calavera y cuyos barcos tan pronto liberan atunes de las granjas del Mediterráneo como acosan a los balleneros japoneses. El pacto no salió adelante en la Comisión Ballenera Internacional (CBI) en junio pasado por la oposición de Australia, pero los cables revelan la intención de la Administración de Obama por reducir la pesca de ballena.
El 4 de noviembre de 2009, la representante estadounidense ante la CBI, Mónica Medina, se reunió en Tokio con el jefe de la agencia pesquera japonesa, Katsuhiro Machida. Allí se fraguó buena parte del acuerdo. Medina expresó que "hay lugar para que Japón reduzca su cuota actual de capturas" y aseguró que trabajaría para que la UE y Australia no vetaran el pacto. La CBI trabajaba en un texto que reduciría el cupo japonés a la mitad y salvaría 14.000 ballenas en 10 años. El director de la agencia de pesca japonesa, Katsuhiro Machida, señaló que "las violentas protestas de Sea Shepherd, podrían limitar la flexibilidad negociadora de Japón". El representante nipón añadió, siempre según el cable (233769),que "Países Bajos debería actuar contra Sea Shepherd", ya que utiliza bandera holandesa, pero que "apreciaba la iniciativa del Gobierno de EE UU de afrontar el status de exención fiscal de la organización".
La exención fiscal es el sistema que permite desgravar las ayudas a ONG americanas. Sea Shepherd fue fundada en EE UU en 1981 por Paul Watson, que cuatro años antes había abandonado Greenpeace, y se beneficia de este sistema de financiación. Medina replicó que "creía que el Gobierno de EE UU era capaz de demostrar que el grupo no merece el status de exención fiscal debido a sus acciones agresivas y dañinas". La frase es relevante porque Sea Shepherd ha contado con el apoyo de famosos como Martin Sheen, Pierce Brosnan, Sean Penn o Brigitte Bardot, entre otros, según la web de la ONG. Sus barcos protagonizan la conocida como Whale Wars (Guerra de las ballenas, an alusión a la película Star Wars).
El 14 de noviembre, el Departamento de Estado envió un cable confidencial firmado por Hillary Clinton a sus Embajadas clave en el tema: las de Japón, Australia y Nueva Zelanda. En el documento señalaba que la existencia de nuevos Gobiernos en EE UU y Japón ?que en agosto eligió un Ejecutivo del Partido Demócrata? daba una "oportunidad única" para reformar la CBI.
Ambos países se habían comprometido, según ese texto, a trabajar para "conseguir una reducción significativa de la cuota ballenera actual de Japón". Además, Tokio aceptaría no pescar más ballenas jorobadas ni rorcuales comunes en el hemisferio sur, donde la presión de Australia y de los ecologistas es cada vez mayor. A cambio, EE UU apoyaría la legalización de "actividades balleneras de pequeña escala y sostenibles en la costa de Japón" y la ratificación de leyes que "garanticen la seguridad en el mar", lo que parece una alusión a la petición de tokio de actuar contra Sea Shepherd. El 5 de enero de 2010, un pesquero japonés chocó contra el barco ecologista Ady Gil, que acabó hundido en puerto.
El cable del Departamento de Estado admite: "Sabemos que hay un asunto importante relacionado con la seguridad de los barcos japoneses de investigación que hay que tratar". Es Sea Shepherd, un tema recurrente para los representantes japoneses. El viceministro de Exteriores de Japón, Shuji Yamada, trasladó a EE UU en otra reunión que estaban ante "la última oportunidad" para conseguir un pacto en la CBI e insistió en que Sea Shepherd "crea situaciones muy peligrosas en el mar". EE UU replicó que "da la máxima prioridad a la seguridad de los buques y de la vida en alta mar y añadió que, si descubrían cualquier violación de las leyes de EE UU, actuarían". Tokio respondió que eso era una condición relevante: "Sería más fácil para Japón avanzar en la negociación en la CBI si EE UU actuara contra Sea Shepherd". El director general adjunto de la agencia de pesca de Japón, Yamashita, señaló, según otro cable, que "el acoso de la Sea Shepherd Conservation Society había evitado que la flota japonesa cumpliera su cuota los últimos años".
Washington pide a sus delegaciones que negocien "al nivel más alto posible" para conseguir un acuerdo interino que reduzca la cuota ballenera y que permita reformar la CBI. Argumenta que "la CBI no ha funcionado durante muchos años debido a la polarización de sus miembros". En 1985 la CBI (en la que hay 88 países) acordó una moratoria a la caza comercial de ballenas. Islandia y Noruega no se sintieron vinculadas por el acuerdo y siguieron cazando ballenas. Japón sí firmó en un primer momento, pero luego siguió su ejemplo. Bajo un llamado programa científico, caza al año unos 850 ejemplares de rorcual aliblanco (Tokio insiste en que hay unos 100.000 ejemplares) y otras 100 ballenas de distintas especies.
El acuerdo supuso un gran avance a favor de las ballenas, pescadas hasta casi la extinción en la primera mitad del siglo XX: pero desde que se aprobó la moratoria, cada año la reunión de la CBI acaba en nada ?la comisión tiene que aprobar cualquier cambio por un 75% de los votos?. El 4 de febrero pasado, el ministro de Medio Ambiente australiano, Peter Garrett, comunicó a la Embajada en Canberra que la propuesta era "inaceptable" para el Ejecutivo australiano.
En junio de 2010, la CBI se reunió en Agadir (Marruecos). Era la cita clave para desbloquear la negociación después de 25 años de parón. Japón anunció que había puesto "sangre y sudor" para el pacto, aceptó reducir las capturas, pero no dejarlas a cero. Finalmente todas las espectativas quedaron en nada. Sea Shepherd prosiguió su lucha y el 31 de diciembre pasado anunció que había localizado la flota japonesa. Ayer mismo se produjo la primera escaramuza seria entre estos escologistas y tres arponeros nipones. Nada ha cambiado.
Japón y EE UU alcanzaron en 2009 un principio de pacto para reducir la captura de ballenas del supuesto programa científico japonés. Una de las condiciones que puso Tokio, y que EE UU aceptó, según los cables confidenciales de Wikileaks, fue actuar juntos contra Sea Shepherd, los piratas ecológicos, una ONG cuyo escudo es una calavera y cuyos barcos tan pronto liberan atunes de las granjas del Mediterráneo como acosan a los balleneros japoneses. El pacto no salió adelante en la Comisión Ballenera Internacional (CBI) en junio pasado por la oposición de Australia, pero los cables revelan la intención de la Administración de Obama por reducir la pesca de ballena.
El 4 de noviembre de 2009, la representante estadounidense ante la CBI, Mónica Medina, se reunió en Tokio con el jefe de la agencia pesquera japonesa, Katsuhiro Machida. Allí se fraguó buena parte del acuerdo. Medina expresó que "hay lugar para que Japón reduzca su cuota actual de capturas" y aseguró que trabajaría para que la UE y Australia no vetaran el pacto. La CBI trabajaba en un texto que reduciría el cupo japonés a la mitad y salvaría 14.000 ballenas en 10 años. El director de la agencia de pesca japonesa, Katsuhiro Machida, señaló que "las violentas protestas de Sea Shepherd, podrían limitar la flexibilidad negociadora de Japón". El representante nipón añadió, siempre según el cable (233769),que "Países Bajos debería actuar contra Sea Shepherd", ya que utiliza bandera holandesa, pero que "apreciaba la iniciativa del Gobierno de EE UU de afrontar el status de exención fiscal de la organización".
La exención fiscal es el sistema que permite desgravar las ayudas a ONG americanas. Sea Shepherd fue fundada en EE UU en 1981 por Paul Watson, que cuatro años antes había abandonado Greenpeace, y se beneficia de este sistema de financiación. Medina replicó que "creía que el Gobierno de EE UU era capaz de demostrar que el grupo no merece el status de exención fiscal debido a sus acciones agresivas y dañinas". La frase es relevante porque Sea Shepherd ha contado con el apoyo de famosos como Martin Sheen, Pierce Brosnan, Sean Penn o Brigitte Bardot, entre otros, según la web de la ONG. Sus barcos protagonizan la conocida como Whale Wars (Guerra de las ballenas, an alusión a la película Star Wars).
El 14 de noviembre, el Departamento de Estado envió un cable confidencial firmado por Hillary Clinton a sus Embajadas clave en el tema: las de Japón, Australia y Nueva Zelanda. En el documento señalaba que la existencia de nuevos Gobiernos en EE UU y Japón ?que en agosto eligió un Ejecutivo del Partido Demócrata? daba una "oportunidad única" para reformar la CBI.
Ambos países se habían comprometido, según ese texto, a trabajar para "conseguir una reducción significativa de la cuota ballenera actual de Japón". Además, Tokio aceptaría no pescar más ballenas jorobadas ni rorcuales comunes en el hemisferio sur, donde la presión de Australia y de los ecologistas es cada vez mayor. A cambio, EE UU apoyaría la legalización de "actividades balleneras de pequeña escala y sostenibles en la costa de Japón" y la ratificación de leyes que "garanticen la seguridad en el mar", lo que parece una alusión a la petición de tokio de actuar contra Sea Shepherd. El 5 de enero de 2010, un pesquero japonés chocó contra el barco ecologista Ady Gil, que acabó hundido en puerto.
El cable del Departamento de Estado admite: "Sabemos que hay un asunto importante relacionado con la seguridad de los barcos japoneses de investigación que hay que tratar". Es Sea Shepherd, un tema recurrente para los representantes japoneses. El viceministro de Exteriores de Japón, Shuji Yamada, trasladó a EE UU en otra reunión que estaban ante "la última oportunidad" para conseguir un pacto en la CBI e insistió en que Sea Shepherd "crea situaciones muy peligrosas en el mar". EE UU replicó que "da la máxima prioridad a la seguridad de los buques y de la vida en alta mar y añadió que, si descubrían cualquier violación de las leyes de EE UU, actuarían". Tokio respondió que eso era una condición relevante: "Sería más fácil para Japón avanzar en la negociación en la CBI si EE UU actuara contra Sea Shepherd". El director general adjunto de la agencia de pesca de Japón, Yamashita, señaló, según otro cable, que "el acoso de la Sea Shepherd Conservation Society había evitado que la flota japonesa cumpliera su cuota los últimos años".
Washington pide a sus delegaciones que negocien "al nivel más alto posible" para conseguir un acuerdo interino que reduzca la cuota ballenera y que permita reformar la CBI. Argumenta que "la CBI no ha funcionado durante muchos años debido a la polarización de sus miembros". En 1985 la CBI (en la que hay 88 países) acordó una moratoria a la caza comercial de ballenas. Islandia y Noruega no se sintieron vinculadas por el acuerdo y siguieron cazando ballenas. Japón sí firmó en un primer momento, pero luego siguió su ejemplo. Bajo un llamado programa científico, caza al año unos 850 ejemplares de rorcual aliblanco (Tokio insiste en que hay unos 100.000 ejemplares) y otras 100 ballenas de distintas especies.
El acuerdo supuso un gran avance a favor de las ballenas, pescadas hasta casi la extinción en la primera mitad del siglo XX: pero desde que se aprobó la moratoria, cada año la reunión de la CBI acaba en nada ?la comisión tiene que aprobar cualquier cambio por un 75% de los votos?. El 4 de febrero pasado, el ministro de Medio Ambiente australiano, Peter Garrett, comunicó a la Embajada en Canberra que la propuesta era "inaceptable" para el Ejecutivo australiano.
En junio de 2010, la CBI se reunió en Agadir (Marruecos). Era la cita clave para desbloquear la negociación después de 25 años de parón. Japón anunció que había puesto "sangre y sudor" para el pacto, aceptó reducir las capturas, pero no dejarlas a cero. Finalmente todas las espectativas quedaron en nada. Sea Shepherd prosiguió su lucha y el 31 de diciembre pasado anunció que había localizado la flota japonesa. Ayer mismo se produjo la primera escaramuza seria entre estos escologistas y tres arponeros nipones. Nada ha cambiado.