Rousseff promete Internet para todos
Brasilia, El País
La nueva presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, pertenece a la generación de políticos enamorados de las nuevas técnicas de comunicación. Ella va a ser una presidenta de Internet. Este lunes, en su primera reunión de trabajo tras su toma de posesión, dedicó buena parte del tiempo a defender una tarifa barata de conexión a la Red para que la clase media baja que acaba de llegar al mundo del consumo pueda tener acceso a la banda ancha a precios populares.
El nuevo ministro de Comunicaciones, Paolo Bernardo, explicó al salir de la reunión que uno de los proyectos que Rousseff quiere llevar a cabo enseguida es el bautizado como Internet para todos, de manera similar al programa Luz para todos, que en los años de gobierno de su antecesor, el presidente Lula, llevó electricidad a millones de habitaciones rurales en todo el país. Según Bernardo, la nueva mandataria "quiere la inclusión de millones de brasileños en las nuevas tecnologías", lo que además de empujar la productividad "fortalecerá la enseñanza de los niños y jóvenes en las escuelas y mejorará la preparación pedagógica de los profesores".
El problema es que Telebras, la gran empresa de telecomunicaciones nacional, fue privatizada en 1998. ¿Cómo podrá el Gobierno intervenir para que las empresas privadas ofrezcan precios populares? En estudio está la posibilidad de que el Ejecutivo establezca las infraestructuras necesarias para que el cableado llegue en 4.000 municipios a 20 millones de usuarios. De esa forma, pequeños proveedores y empresarios locales podrían estar interesados en ofrecer conexiones baratas.
Brasil es uno de los países donde más cara resulta la banda ancha. Hoy la conexión cuesta alrededor de 120 reales mensuales (unos 60 euros), imposible de costear para un trabajador que gane incluso dos salarios base de 540 reales. "Dilma me ha dicho: llame a los productores nacionales de ordenadores y negocie con ellos para que ofrezcan servicios de internet a precios populares", explica el ministro Bernardo, que especifica que para la presidenta ese precio no debería superar los 30 reales mensuales (unos 12 euros).
Rousseff se sirvió masivamente de las nuevas tecnologias de Internet durante su campaña presidencial. Usó su cuenta de Twitter para promocionar sus actividades y colocó a miles de militantes en la Red para difundir su programa. Y le dio resultado.
La nueva presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, pertenece a la generación de políticos enamorados de las nuevas técnicas de comunicación. Ella va a ser una presidenta de Internet. Este lunes, en su primera reunión de trabajo tras su toma de posesión, dedicó buena parte del tiempo a defender una tarifa barata de conexión a la Red para que la clase media baja que acaba de llegar al mundo del consumo pueda tener acceso a la banda ancha a precios populares.
El nuevo ministro de Comunicaciones, Paolo Bernardo, explicó al salir de la reunión que uno de los proyectos que Rousseff quiere llevar a cabo enseguida es el bautizado como Internet para todos, de manera similar al programa Luz para todos, que en los años de gobierno de su antecesor, el presidente Lula, llevó electricidad a millones de habitaciones rurales en todo el país. Según Bernardo, la nueva mandataria "quiere la inclusión de millones de brasileños en las nuevas tecnologías", lo que además de empujar la productividad "fortalecerá la enseñanza de los niños y jóvenes en las escuelas y mejorará la preparación pedagógica de los profesores".
El problema es que Telebras, la gran empresa de telecomunicaciones nacional, fue privatizada en 1998. ¿Cómo podrá el Gobierno intervenir para que las empresas privadas ofrezcan precios populares? En estudio está la posibilidad de que el Ejecutivo establezca las infraestructuras necesarias para que el cableado llegue en 4.000 municipios a 20 millones de usuarios. De esa forma, pequeños proveedores y empresarios locales podrían estar interesados en ofrecer conexiones baratas.
Brasil es uno de los países donde más cara resulta la banda ancha. Hoy la conexión cuesta alrededor de 120 reales mensuales (unos 60 euros), imposible de costear para un trabajador que gane incluso dos salarios base de 540 reales. "Dilma me ha dicho: llame a los productores nacionales de ordenadores y negocie con ellos para que ofrezcan servicios de internet a precios populares", explica el ministro Bernardo, que especifica que para la presidenta ese precio no debería superar los 30 reales mensuales (unos 12 euros).
Rousseff se sirvió masivamente de las nuevas tecnologias de Internet durante su campaña presidencial. Usó su cuenta de Twitter para promocionar sus actividades y colocó a miles de militantes en la Red para difundir su programa. Y le dio resultado.